13 científicos de la Universidad de Costa Rica contribuyen en investigación internacional sobre cáncer
Redacción La República [email protected] | Lunes 18 abril, 2022 06:00 p. m.
13 científicos costarricenses de la Universidad de Costa Rica (UCR), destacan en una investigación internacional sobre cáncer, la cual fue publicada por la revista científica iScience.
La investigación, que ha se ha extendido por nueve años, ayuda a responder una de las preguntas sobre cáncer más desafiantes y que lleva décadas retando a la comunidad científica internacional: ¿cómo es posible que una célula cancerosa con más de 50 o 100 cromosomas logre proliferar si, en otros casos, un solo cromosoma extra puede matar una célula?
El estudio fue liderado por el Dr. Rodrigo Mora, microbiólogo de la UCR, y es la primera indagación del mundo en aportar un conocimiento invaluable que resuelve parte del misterio sobre el por qué, en medio de la gran inestabilidad de los cromosomas, las células de cáncer siguen desarrollándose.
La importancia de contestar esa incógnita se debe a que una célula humana sana tiene un total de 46 cromosomas: 23 provienen del padre y 23 de la madre. Pero a veces suceden alteraciones, ya sea la pérdida de un cromosoma (monosomía) o la ganancia de uno (trisomía). En la mayoría de los casos, estas alteraciones son letales y llevan a la muerte de la célula, incluso, a nivel embrionario (durante el embarazo).
La ciencia ha precedido que una célula cancerosa con tanta inestabilidad cromosómica debería morir; sin embargo, la realidad es que algunas veces no lo hace y, en cambio, prolifera más rápido. Para la comunidad científica eso no tenía mucho sentido y ameritaba una respuesta clara.
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El postulado de los científicos fue que, de alguna forma, la célula de cáncer tuvo que haber desarrollado algún mecanismo para lidiar con esos efectos de la aneuploidía (desorden en los cromosomas). La tarea era encontrar cuál era ese mecanismo y los científicos costarricenses lo lograron de forma destacada para el primer gen llamado MYC. En la investigación también participó una experta francesa, un alemán y un portugués/estadounidense.