A Estados Unidos le llegó la hora de cobrar y a Ucrania la de pagar
Ricardo Trujillo [email protected] | Miércoles 19 marzo, 2025

Ricardo Trujillo Molina MScEE
Como en todas las guerras, dice un lector mío, las causantes y conclusiones son de índole económica. El final de la guerra que se libra en suelos rusos y ucranianos se vislumbra con un alto al fuego a corto plazo y con el inicio de las conversaciones de paz de larga duración y de mutua seguridad.
Como en todas las guerras, siempre hay vencedores y perdedores, aun cuando se crea que hubo un empate entre los bandos contendientes.
En el caso que nos ocupa, el gran vencedor ha sido la Federación rusa, su pueblo ejército y complejo militar industrial y el perdedor el actual régimen de Ucrania bajo la presidencia de Volodimir Zelensky, su juventud que por ahora esta o en el ejército y en el frente de batalla muriendo a diario y bajo un fuego de artillería ruso implacable , o viviendo temporalmente como refugiados en los países vecinos evitando ser reclutados para una guerra ya perdida.
Y por supuesto que entre los derrotados se encuentran la alianza militar del atlántico norte u OTAN, y los USA, específicamente los sectores belicistas que estuvieron detrás de la administración Biden y los grandes fabricantes de armas modernas que le fueron tanto vendidas como obsequiadas a Ucrania.
El asunto al que deseo referirme es que, en todo final de las guerras, los vencedores cobran a los vencidos, los costos de haber librado la guerra con ganancia, como lo fueron el final de la primera y segunda guerra mundial. En el primer caso podemos recordar la paz de Versalles y en el segundo, la repartición de Europa y Asia entre la Unión Soviética y los USA. Los grandes vencidos fueron la Alemania del Kaiser, y luego la de Hitler, así como los países que se le unieron en la invasión de rusia, como fueron Hungría, Rumania, Checoslovaquia, Bulgaria. Pero también salieron perdedores la corona e imperio británicos y la Francia colonialista de la preguerra.
La alianza entre perdedores llega a su fin.
En el caso de la actual guerra, tanto los USA como la OTAN y Ucrania, están dando por finalizada su alianza previa para la armamentización y apoyo al ejército ucraniano, tal y como lo estamos presenciando. Las discrepancias y recriminaciones entre ellos son ahora la noticia y la obligación del repago del armamento provisto y de paso destruido es también la noticia.
Los USA le están cobrando a Ucrania el pago de los 250 o 350 billones de dólares gastados inútilmente en armas de supuesta última tecnología e invencibilidad en el apoyo al ejército ucraniano, como fueron los HIMARS, JAVELINS, tanques Bradley y misiles de largo alcance.
Ese reclamo del pago por el armamento suplido lo esta llevando a cabo la Administración TRUMP, y hay una lógica en ello pues obedece a la urgente necesidad de reducir lo antes posible LA ESTRATOSFERICA DEUDA PUBLICA DEL GOBIERNO DE LOS USA, estimada en trillones de dólares.
La política económica de la administración TRUMP es diáfanamente clara. Es el mismo propósito que una vez se propuso la candidatura de Otto Guevara en Costa Rica allá por el ano 2010, y es la de reducir el costo de operación del estado en la economía nacional, y con ello reducir la tasa impositiva para mantenerlo.
En el caso norteamericano, ambos propósitos están siendo el eje central de la política TRUMP. Reducción de impuestos, que obligan al mismo estado a la reducción simultanea de gastos innecesarios como han sido considerados los de la USAID, regulaciones ambientalistas, empleos sin tareas específicas y costos de guerras sin propósito económico.
Este día las noticias sobre los resultados de esas políticas son la reducción del índice de inflación a solo un solo 2,8% anual después de varios años que estuvo en tendencia ascendente.
Con menos endeudamiento del estado a futuro, la tasa de interés del dinero baja y con ello se estimula la economía y la inversión, incrementando el empleo y manteniendo la inflación bajo control.
La política arancelaria también tiene ese propósito, el de estimular la producción nacional, como siempre lo ha sido la política de sustitución de importaciones por medio de barreras arancelarias como lo propuso la CEPAL para Latinoamérica hace mas de medio siglo, dando inicio al desarrollo brasileño y al del mercado común centroamericano.
La política TRUMP tiene como objetivo el cumplimiento de su promesa de campana, que no es otra que la de devolverle al pueblo norteamericano, el bienestar económico del que ha disfrutado desde el fin de la segunda guerra mundial, o fin confeso de su movimiento MAGA, que traducido al español es el de devolverle a los USA, la grandeza perdida de antaño.
Y para cumplir con ese fin, el gobierno de los USA se ha propuesto cobrar deudas, eliminar gastos y plazas innecesarias en los entes de gobierno y levantar barreras arancelarias a los productos de todos aquellos países cuyas industrias de menor costo le han ocasionado el cierre y quiebra de su propia producción nacional, como es el caso de la automotriz, acero, aluminio, etc.
Que ese objetivo se logre a corto plazo es tema de otro futuro artículo, y de gran especulación mundial.