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Alianzas y encuestas: Hablemos claro

Vilma Ibarra [email protected] | Viernes 22 enero, 2010


Alianzas y encuestas: Hablemos claro

En Hablando Claro (LA REPÚBLICA, 20/1/2010) doña Vilma Ibarra incurre en algunas inexactitudes, que por respeto a los lectores, me permito aclarar.
La “alianza de última hora” es una iniciativa de la sociedad civil. Fueron grupos organizados de empresarios, campesinos, sindicalistas, autoridades eclesiásticas y otros ciudadanos costarricenses, quienes plantearon a varios partidos políticos una propuesta programática atinente a diez áreas de acción política, que se resumen así:
Renegociar el TLC y revisar sus leyes de implementación; Fortalecer las garantías sociales, las instituciones y las empresas públicas; Impulsar y apoyar nuevas formas de organización y de participación ciudadana y a las organizaciones populares existentes; Defender de manera auténtica el medio ambiente, en particular el agua; Apoyar de manera auténtica la educación pública y la investigación científica y tecnológica estatales; Rescatar y fortalecer la inversión pública y el mercado interno; Mejorar la democracia costarricense a través de un nuevo código electoral; Impulsar el desarrollo democrático de las comunicaciones; Modernizar y ordenar el transporte público en todas sus modalidades; Reformar las leyes tributarias a favor de la clase media y baja.
En razón de que dicha propuesta, en lo esencial, es coincidente con nuestra visión país y con el programa de gobierno del PAC, resultó muy natural apoyarla.
Por un razonamiento similar, el partido Alianza Patriótica y el Partido Integración Nacional también decidieron darle su apoyo. Lo que sucede posteriormente a lo interno de los partidos para unificar la candidatura a la presidencia de la República, es un proceso democrático, natural, y por lo demás necesario para implementar la propuesta.
Es un irrespeto a los grupos que generaron la propuesta afirmar “que el acuerdo solo parece encontrar explicación en la profunda (aunque contenida) preocupación de la dirigencia del partido por los oscuros nubarrones que se ciernen sobre su inmediato horizonte, según lo que proyectan todos los sondeos de opinión”.
Queda claro que no son los partidos políticos los promotores de la iniciativa, pero sí son los destinatarios finales. De paso hay que señalar que otros dos partidos políticos decidieron no apoyar la propuesta.
No es mi deseo polemizar con doña Vilma acerca del tema de los sondeos de opinión, aun cuando a ella le preocupe el efecto que tengan sobre los dirigentes del PAC. Solo me permito recordar a los lectores (y a doña Vilma por supuesto) que los hechos nos indican discrepancias enormes entre los pronósticos y la realidad. A modo de ejemplo, el titular principal de La Nación, a solo una semana de las elecciones 2006, era este: “Respaldo a Arias duplica el de Solís” (http://www.nacion.com/ln_ee/2006/enero/29/home.html). La realidad es de sobra conocida. Después de lo que probablemente ha sido la más intensa y costosa campaña política en la historia del PLN, la diferencia de 18 mil votos no cubría ni siquiera el margen usual de error en una encuesta.
Espero que doña Vilma no se esté basando en los datos de alguna empresa encuestadora para medir el grado de preocupación que esas publicaciones provocan en la dirigencia del PAC.

Rafael Elías Madrigal Brenes
diputado PAC





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