Campeones en Inflación, pero a un costo enorme
Daniel Suchar Zomer [email protected] | Jueves 08 febrero, 2024
Daniel Suchar Zomer, PhD
Analista Financiero. Profesor Universitario.
Email: [email protected]
En los últimos 18 meses, Costa Rica ha experimentado un notable manejo de la inflación, caracterizado por una serie de decisiones del Banco Central que llevaron la tasa de política monetaria a un máximo del 9% entre noviembre de 2022 y abril de 2023, y que a la fecha, la misma se mantiene por el orden del 5,75%, siendo ajustada muy moderadamente a lo largo de ese período en cuestión.
Sin embargo, si bien este enfoque ha resultado en una inflación mantenida en terreno negativo durante ocho meses consecutivos, con enero de 2024 cerrando en -1,87%, las repercusiones de esta estrategia son diametralmente opuestas.
Por un lado, el hecho de mantener la inflación en negativo puede considerarse un logro en términos de estabilidad de precios. Esta tendencia ha sido impulsada en parte por la apreciación del colon costarricense (tipo de cambio), que ha disminuido su relación de hasta un 25% en comparación con periodos anteriores, pasando de ₡700 hasta ₡520 en las últimas horas.
Esta apreciación se ha atribuido a la atractiva tasa de interés en colones, impulsada por una Tasa de Política Monetaria que llegó a estar por el orden del 9% e impactando las Tasas de Interés del sistema financiero al alza (Certificados al 12% por citar un ejemplo), lo que ha llevado a una mayor inversión extranjera y especulativa en instrumentos financieros locales, como certificados de depósito a plazo y fondos de inversión.
Sin embargo, este panorama aparentemente positivo también presenta desafíos significativos. La abundancia de dólares en el mercado (Logrando sobrepasar en +66% las Reservas Internacionales de un año al otro, ubicándose por encima de los US$14.000 MM) ha generado una situación en la que el tipo de cambio se ha vuelto demasiado barato, lo que a su vez ha provocado una pérdida de competitividad para los bienes y servicios exportados desde Costa Rica.
Sectores clave de la economía, como el turismo, la agricultura y las zonas francas, han expresado preocupación por esta situación, ya que socava su capacidad para competir en los mercados internacionales como Colombia, México, Republica Dominicana o Panamá inclusive. La facturación empieza a mermarse mas que todo, en periodos de “vacas flacas” o de poca siembre o visitación.
Además, este fenómeno ha comenzado a tener un impacto tangible en el mercado laboral, con empresas que ya están experimentando pérdidas de empleo. Los costos y gastos en moneda local que no han parado de ajustarse al alza, citando a esto el ajuste de tarifas de electricidad hasta de un +17% versus al 2023 o el aumento del Salario Mínimo del 6,68% en 2023, son algunos ejemplos tangibles, conjuntamente a las alzas en Tasas de Interés del apalancamiento financiero en dichos periodos que impactan directamente la operación de una empresa mercantil. Esto subraya la complejidad de la gestión de la inflación y las interconexiones entre diferentes sectores de la economía.
También se debe recordar los encadenamientos productivos que estos sectores dinamizan solo por el hecho de existir en dichas zonas rurales (Turismo y Agropecuario) y ni que decir, de las Zonas Francas. Estos se ven dinamizados o amenazados por estas decisiones del Banco Central del país. En palabras mas llanas, un desempleo generado por temas del Tipo de Cambio lo podrán percibir duelos de pulperías, minisupers, barberías, gimnasios, ferias del agricultor o entretenimiento musical o deportivo, solo por el hecho de que sus pobladores no tendrán ingresos para consumir en su diario vivir.
Si bien mantener la inflación bajo control es fundamental para la estabilidad económica, centrarse únicamente en este indicador puede llevar a consecuencias no deseadas en otras áreas. En días pasados, el Banco Central del país ya había plasmado en su Informe de Política Monetaria con perspectivas macroeconómicas para 2024 con una inflación dentro de su rango meta (3% ± 1), si por la víspera se saca el día, tampoco llegará a situarse dentro del mismo mientras no se evalúen otras consecuencias.
Es importante reconocer que la inflación negativa durante ocho meses consecutivos también conlleva otros riesgos. Una caída sostenida de los precios puede desencadenar expectativas deflacionarias entre los consumidores y las empresas, lo que a su vez puede conducir a una disminución en el gasto y la inversión, perpetuando un ciclo económico muy comprometido. Y dentro de este, se puede conducir inevitablemente a menor recaudación fiscal por parte de la Tesorería Nacional, presionando aún más, a una mejora en la administración de los recursos recolectados a través de los tributos.
En última instancia, el manejo adecuado de la política monetaria debe equilibrar múltiples objetivos, incluida la estabilidad de precios, el crecimiento económico y el empleo. Si bien es alentador ver que Costa Rica ha logrado mantener la inflación bajo control, es importante reconocer que este logro no viene sin costos. La pérdida de competitividad, la disminución del empleo y el riesgo de deflación son recordatorios importantes de que ser "campeones en inflación" no garantiza necesariamente el bienestar económico general.
En este momento que atraviesa Costa Rica, ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de adoptar un enfoque equilibrado y holístico hacia la política monetaria. Si bien mantener la inflación bajo control es crucial, no debe lograrse a expensas de otros objetivos económicos igualmente importantes.
En última instancia, el verdadero éxito económico radica en encontrar el equilibrio adecuado entre diferentes prioridades y reconocer las complejas interconexiones dentro de la economía.