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Miércoles, 27 de noviembre de 2024



EDITORIAL


Capacitación evitaría fracaso de las micropymes

| Miércoles 22 octubre, 2014




Debería entrar en funcionamiento, junto con el SBD, otro sistema paralelo, integrado por instituciones con conocimientos para atender necesidades de diferentes sectores productivos del país, de modo que capacitaran y acompañaran permanentemente a las micropymes que soliciten crédito


Capacitación evitaría fracaso de las micropymes

El inicio del funcionamiento del Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD), creado por ley en 2008, aparentemente por fin ocurriría el año próximo.
Una serie de diferencias entre quienes deseaban la pronta entrada en operación del SBD y quienes no lo creían conveniente, mantuvo por seis años el asunto en un inconveniente impasse. Algo que en general debe dejar de ser una práctica en Costa Rica.
El Sistema nace para que el peaje pagado por los bancos que querían operar desde el sector privado, pudiera servir para impulsar las micro y pequeñas empresas.
En este país son muchas, generan empleo, pero no logran despegar y a veces quiebran por falta de acceso a un crédito de bajo interés, a condiciones de garantías adecuadas y a capacitación para ser competitivas.
No obstante que los sectores están de acuerdo con la conveniencia del inicio del SBD, hay quien plantea objeciones por el temor a que los bancos pierdan dinero.
En realidad pareciera que lo que debería entrar en funcionamiento, junto con el SBD, es otro sistema paralelo, integrado por instituciones con conocimientos para atender necesidades de diferentes sectores productivos del país, de modo que dieran un acompañamiento permanente a las empresas que soliciten crédito.
Un acompañamiento, por cierto, que vaya más allá de lo practicado hasta ahora y logre capacitar y volver competitivas realmente a esas empresas a fin de que puedan atender puntualmente su deuda con el banco además de desarrollarse.
Esto sí sería una forma eficiente de mover la economía, ayudar a los sectores menos favorecidos y hacer crecer el país en capacidad productiva en general, además de generar empleo formal con todas las ventajas que esto conlleva.
Ese acompañamiento, por otra parte, no tiene por qué estar a cargo únicamente de los bancos, ya que no son materia de estos muchas de las necesidades de capacitación técnica y administrativa que tienen las compañías, a fin de volverse eficientes en el mercado interno y en el actual entorno competitivo mundial.
Pero sí cuenta el Estado costarricense con instituciones capaces de realizar esa tarea en coordinación estrecha con los bancos.
Después de todo, para eso, entre muchas otras cosas, existen esas entidades, cuya misión al final es —mediante diferentes acciones— llegar a la misma meta de hacer progresar al país y mejorar la calidad de vida de su gente.







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