Carta abierta a Rodolfo Méndez Mata
David Gómez Murillo [email protected] | Martes 25 agosto, 2020
Señor Ministro,
En mayo de 2018 usted prometió renunciar a su cargo si no lograba reducir las presas. En aquel momento las presas nos costaban 3,8% del PIB. Veintisiete meses después las presas nos cuestan 4,3% del PIB. A menos que comience a bajar abruptamente la cantidad de carros en la calle, cosa que ni la restricción vehicular por la pandemia ha logrado en horas pico, su promesa no se cumplirá. Por el contrario, sumar una pérdida de 0,5% del PIB con la situación económica que atraviesa el país, es meternos más en el atolladero.
Don Rodolfo, respeto profundamente su destacable trayectoria. Los proyectos que usted lideró bajo la administración Carazo Odio son hoy la estructura arterial de la movilidad motorizada en Costa Rica. La concesión del Aeropuerto Juan Santamaría, que usted promovió bajo la administración Rodríguez Echeverría, es uno de los pocos casos de éxito entre las concesiones de obra pública vigentes.
Sus logros hablan por sí solos, pero es hora de avanzar al paradigma de la movilidad de las personas, no los carros. La evidencia global es contundente y ya no hay ni tiempo ni argumentos para el debate de si el carro debe permanecer como el mayor privilegiado. Urgen cambios profundos, que no son castillos en el aire; son intervenciones probadas y sistematizadas, con herramientas que solo requieren del edificante trabajo colectivo de contextualizarlas y darles acento tico.
Y esto no debe entenderse como un antagonismo; no es la guerra contra los carros. Es un reacomodo de prioridades para un uso inteligente y estratégico del espacio público. De más está decir que esta re estructuración es el principio rector de una Ley de la República que lleva su firma.
La única forma efectiva de reducir las presas es ofrecer alternativas viables al carro. Cada mañana todas las personas deberían poder escoger entre varias opciones de movilidad para llegar a su destino cotidiano. Estas opciones deben ser comparables y combinables, para optimizar el uso de las vías.
Muchísimas más personas irían al trabajo en bicicleta, por ejemplo, si tuviéramos redes urbanas de ciclovías conectadas por ciclopistas interurbanas y apoyadas con intermodalidad en buses, trenes y taxis. Debemos construir una red vial de capas múltiples, con tantas combinaciones como hay necesidades.
¿Cuánto cuesta migrar al paradigma de la movilidad y desarrollar un sistema de transporte multimodal? Ni un colón más de lo que el país invierte actualmente en la red vial. Es posible reorientar el presupuesto para la red vial nacional poniendo un techo a la capacidad máxima de cada autopista interurbana, abandonando la fútil práctica de la ampliación periódica. Así, varios proyectos de ampliación actualmente en consideración podrían posponerse o modularse para realizar mejoras sustanciales para peatones y ciclistas en vías existentes. Así podríamos terminar de una vez por todas, con la discusión sobre si se deben permitir o no ciclistas en zonas de alta velocidad vehicular.
A nivel cantonal ya hay muchas municipalidades formando a sus funcionarios de gestión vial en el uso de herramientas de pacificación vial, accesibilidad universal, cicloinclusión y desarrollo orientado al transporte. Ya hay capital humano invertido en esto. Ahora estas municipalidades necesitan margen de acción para intervenir todas las vías en su territorio; un reto que también está en manos de su cartera, don Rodolfo, debido al uso desmedido que ha hecho el MOPT del concepto de ruta de travesía, induciendo tráfico en centros urbanos y zonas residenciales a lo largo y ancho del país.
Señor ministro, usted ya transformó la vialidad de Costa Rica una vez, con verdaderas proezas de la ingeniería civil que conectaron regiones del país y un anillo circunvalar necesario para disminuir el tráfico motorizado en el centro urbano de San José. Ahora lo tiene todo para dejar su segundo gran legado: un paradigma de movilidad centrado en las personas.
David Gómez Murillo
Consultor en Movilidad
Consultor en movilidad