Déficit será de unos ¢65 mil millones
Wilmer Murillo [email protected] | Miércoles 20 agosto, 2008
Tesorería sigue levantando la recaudación
Déficit será de unos ¢65 mil millones
• Pese a que Hacienda y el Banco Central tendrán ligero faltante este año, el resto del sector público mostraría un superávit
Wilmer Murillo
[email protected]
Las finanzas públicas atraviesan por un momento boyante, que se puso de manifiesto en los resultados del mes anterior.
De acuerdo al flujo de caja de los primeros siete meses del año, el Gobierno continúa con una situación fiscal saludable, pues los ingresos tributarios siguen creciendo de tal forma que le permiten cubrir los gastos totales, incluyendo el pago de intereses, y aún sobran recursos para sufragar compromisos prioritarios de la administración.
Producto de esta bonanza, el Banco Central cerraría el año con un déficit del 0,6% del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que el resto del sector público, con un superávit del mismo monto. El Gobierno Central reflejaría por su parte un déficit del 0,5% del PIB.
En el primer caso, las cifras se anulan, razón por la que el déficit combinado de todo el sector público, este año será de alrededor de ¢65 mil millones, o un 0,5% del PIB.
Precisamente, el superávit financiero del Gobierno Central, cerró en julio en ¢151 mil millones, cifra que es casi tres veces superior a la que se presentó en julio de 2007, informó ayer Guillermo Zúñiga, ministro de Hacienda.
El superávit financiero incluye el pago de intereses de la deuda pública, que a julio pasado contabilizaron ¢213 mil millones.
De lo anterior se infiere que este año el Gobierno, con ingresos de ¢1,4 billones y atendiendo todos sus compromisos, dispone de una suma apropiada para financiar obras de infraestructura y de corte social, sin comprometer los resultados fiscales.
Las robustas finanzas públicas son el resultado de un continuo crecimiento en la recaudación de los impuestos.
A julio, estos crecieron un 25%, aunque poco menos que el 30% alcanzado en julio de 2007.
El ministro Zúñiga dijo que este menor crecimiento no es malo y lo justificó en la caída de la actividad económica prevista este año del 3,8% al 3,3%.
El gasto, por otro lado, mostró un incremento al pasar en el mismo periodo del 26,5% al 30%.
El mayor incremento se dio en “otros gastos” (62%), pero este rubro no engloba el gasto inicial por salarios, intereses y otros rubros.
En ese sentido son pocos son los riesgos que a la sanidad fiscal se le asoman; sin embargo, estos existen.
Las tasas de interés tienen que subir, y cada punto de los intereses que aumente representa un costo para el erario de ¢6 mil millones.
Los analistas prevén que la Tasa Básica Pasiva (TBP) cerraría el año entre un 11% y un 12% (hoy es del 7,5%), y muchos gastos del Gobierno están asociados a ese indicador.
Hacia 2009 Hacienda ya prepara el presupuesto nacional para presentarlo al Congreso el 1° de setiembre. Este prevé un crecimiento del gasto del 6%, pues desde marzo pasado giró las directrices de crecimiento presupuestario basados en el programa del Banco Central.
Lo anterior significa que para el próximo año el presupuesto mostrará un decrecimiento en términos reales, pero manteniendo un “colchón” financiero para hacer obras sociales y de infraestructura.
Lo anterior se lograría sin comprometer las metas de endeudamiento del Gobierno con respecto al PIB, señaló Zúñiga.
Déficit será de unos ¢65 mil millones
• Pese a que Hacienda y el Banco Central tendrán ligero faltante este año, el resto del sector público mostraría un superávit
Wilmer Murillo
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Las finanzas públicas atraviesan por un momento boyante, que se puso de manifiesto en los resultados del mes anterior.
De acuerdo al flujo de caja de los primeros siete meses del año, el Gobierno continúa con una situación fiscal saludable, pues los ingresos tributarios siguen creciendo de tal forma que le permiten cubrir los gastos totales, incluyendo el pago de intereses, y aún sobran recursos para sufragar compromisos prioritarios de la administración.
Producto de esta bonanza, el Banco Central cerraría el año con un déficit del 0,6% del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que el resto del sector público, con un superávit del mismo monto. El Gobierno Central reflejaría por su parte un déficit del 0,5% del PIB.
En el primer caso, las cifras se anulan, razón por la que el déficit combinado de todo el sector público, este año será de alrededor de ¢65 mil millones, o un 0,5% del PIB.
Precisamente, el superávit financiero del Gobierno Central, cerró en julio en ¢151 mil millones, cifra que es casi tres veces superior a la que se presentó en julio de 2007, informó ayer Guillermo Zúñiga, ministro de Hacienda.
El superávit financiero incluye el pago de intereses de la deuda pública, que a julio pasado contabilizaron ¢213 mil millones.
De lo anterior se infiere que este año el Gobierno, con ingresos de ¢1,4 billones y atendiendo todos sus compromisos, dispone de una suma apropiada para financiar obras de infraestructura y de corte social, sin comprometer los resultados fiscales.
Las robustas finanzas públicas son el resultado de un continuo crecimiento en la recaudación de los impuestos.
A julio, estos crecieron un 25%, aunque poco menos que el 30% alcanzado en julio de 2007.
El ministro Zúñiga dijo que este menor crecimiento no es malo y lo justificó en la caída de la actividad económica prevista este año del 3,8% al 3,3%.
El gasto, por otro lado, mostró un incremento al pasar en el mismo periodo del 26,5% al 30%.
El mayor incremento se dio en “otros gastos” (62%), pero este rubro no engloba el gasto inicial por salarios, intereses y otros rubros.
En ese sentido son pocos son los riesgos que a la sanidad fiscal se le asoman; sin embargo, estos existen.
Las tasas de interés tienen que subir, y cada punto de los intereses que aumente representa un costo para el erario de ¢6 mil millones.
Los analistas prevén que la Tasa Básica Pasiva (TBP) cerraría el año entre un 11% y un 12% (hoy es del 7,5%), y muchos gastos del Gobierno están asociados a ese indicador.
Hacia 2009 Hacienda ya prepara el presupuesto nacional para presentarlo al Congreso el 1° de setiembre. Este prevé un crecimiento del gasto del 6%, pues desde marzo pasado giró las directrices de crecimiento presupuestario basados en el programa del Banco Central.
Lo anterior significa que para el próximo año el presupuesto mostrará un decrecimiento en términos reales, pero manteniendo un “colchón” financiero para hacer obras sociales y de infraestructura.
Lo anterior se lograría sin comprometer las metas de endeudamiento del Gobierno con respecto al PIB, señaló Zúñiga.