El ICE está malgastando $350 millones en búnker y diésel
Ricardo Trujillo [email protected] | Miércoles 21 febrero, 2024
Ricardo Trujillo Molina
MScEE [email protected]
En esta ocasión me agradaría cederle mi columna de opinión a don Otto Guevara Guth quien ha publicado en su pagina FACEBOOK un revelador enfoque sobre la problemática enerética que hoy día enfrentamos por las decisiones festinadas del ICE
Por Otto Guevara Guth
Recientemente se informó que el ICE quemará 96 mil millones de colones en combustibles fósiles este año. El año pasado el monto por ese concepto fue de 86 mil millones de colones. Ambos montos son 182 mil millones de colones revaluados, el equivalente a 350 millones de dólares que se habrán gastado y se seguirán gastando en compra de combustibles fósiles importados por RECOPE. A esto habrá también que sumarle un monto multimillonario por arrendamiento de plantas térmicas.
Estamos acostumbrados a leer cifras astronómicas en lo que al gasto del Estado se refiere, pero hace años que no leíamos una cifra de esa magnitud en gasto de combustible para la generación de electricidad, pues el ICE se encargó de difundir mundialmente que su electricidad se generaba durante varios años en un 99% proveniente de fuentes de energía renovables y nacionales como son las fuentes hídricas, eólicas y geotérmicas. Una gran mayoría de costarricenses se tragó el cuento de que el ICE estaba tomando bien en serio el programa de la descarbonización de la matriz energética nacional, y que éramos el país líder en la transición energética mundial a partir de la firma del acuerdo de París en contra del cambio climático.
¿A qué se debe tan drástico retroceso de pasar en generación de fuentes renovables no contaminantes de un 99% a solo un 79%?
Según la información que he recibido hay múltiples causas que originaron ese retroceso, el cual se volvió público e innegable con la aparición del fenómeno climático de “El Niño” a mediados del 2023.
La primera y más importante fue la de suspender todo el plan de la expansión de la generación durante varios años, creyendo que la reducción en demanda a causa de las medidas económicas para combatir la pandemia del coronavirus se mantendría por varios años.
La segunda fue la de no renovar contratos con los generadores privados partiendo de la tesis que esa energía ya no era necesaria, pues en caso de urgencia se recurriría al mercado eléctrico regional (MER) para la compra spot de energía durante los días de alta demanda. Así consta en los reportes operativos del CENCE (Centro Nacional de Control de Energía) en los años de la pandemia y posteriores a ella.
La tercera causa fue la de romper contratos con plantas de generación privada pero con fuentes renovables ya en construcción o terminadas, como la de Valle Escondido y Tárcoles.
La cuarta causa fue la obstaculización y oposición a la aprobación de la ley 10.086 argumentando que sería en detrimento para el ICE, y luego la presión a la ARESEP para que aprobase un reglamento proclive a sus exigencias y en perjuicio a los abonados.
La quinta fue el error de vender al MER la energía almacenada en el agua de las represas estacionales como las del complejo ARDESA, a un bajísimo precio, agua que comenzó a hacer falta a mediados del 2023.
La sexta es la de tener al ICE como juez y parte al frente del CENCE, decidiendo a quién comprarle, a qué precio y cuánto, así como determinando qué se despacha primero.
Y por último está la suspensión del concurso para la contratación de 150 Megavatios de potencia privados con plantas eólicas y solares, a mediados del 2023.
Las consecuencias se han hecho sentir tan pronto se presentó “El Niño” y los días cálidos sin lluvias. No hubo suficiente potencia renovable para hacerle frente a la demanda y se recurrió de nuevo al encendido de la planta térmica de Garabito.
¿Cuál es la motivación subyacente en todo esto? Ni más ni menos que la oposición monopólica a la expansión de la generación eléctrica privada de gran rapidez para su puesta en operación y de menos costo que la del ICE, y la rotunda negativa a la apertura del mercado de la energía eléctrica.
Ahora sufrimos de las consecuencias por la implacable ley económica de la oferta y la demanda: fuertes alzas de tarifas ante la escasez de energía con fuentes renovables, cuando más creíamos que íbamos bien enrumbados hacia un mercado eléctrico con tarifas cada vez más bajas producto de la abundancia de plantas y recursos energéticos renovables como el del sol en todo nuestro territorio nacional, y con la posibilidad de exportar excedentes al MER por la línea del SIEPAC.
Hace 7 años, siendo candidato presidencial, propuse, basado en un estudio serio de simulación energética publicado por el BID y elaborado por consultoras alemanas y el mismo ICE, construir 3 plantas solares de 100 Megavatios cada una, a razón de una anual, con el fin de enfrentar la futura demanda y los costos marginales recurrentes de la electricidad del verano y de los días cálidos sin lluvias. Estimaba para ese proyecto, costos de US$ 100 millones por planta, $300 millones en total . Una suma inferior a los $350 millones que el ICE quemará en combustible fósiles e importados durante los años 2023 y 2024.
Lamentablemente nadie en el ICE pagará de su propio bolsillo las fuertes alzas en las tarifas para quemar ese búnker. Por otro lado, los ambientalistas radicales y ciertos grupos políticos no desean que se explore el subsuelo nacional para que por lo menos obtengamos ese petróleo crudo o de baja calidad para su quema en Garabito. Tampoco permiten la explotación de nuestro gas natural que permitiría inclusive la posibilidad de generar electricidad mediante turbinas instaladas a boca de pozo, reduciendo sustancialmente la factura petrolera, y contaminando mucho menos. La única receta que nos dan es pagar más por la importación de búnker gourmet de alta calidad para la planta térmica del ICE de Garabito. Ni siquiera el ICE incentiva a sus abonados a que reduzcan su pico de demanda del mediodía con plantas solares, como sí lo ha hecho correctamente el MINAE y la Presidencia de la República, todo lo contrario, los persiguen, amedrentan y amenazan con suspender el servicio si no desconectan los paneles solares o registran la planta para someterlos a una tarifa leonina diseñada a su conveniencia con la ARESEP.
Hoy en día esos $ 350 millones quemados o en proceso de quema, habrían mejor servido si se hubiesen invertido en 5 plantas solares centralizadas propiedad del ICE de 100 Megavatios de potencia cada una, construidas al costo actualizado de US $700 mil dólares por megavatio de potencia, para un total de 500 megavatios, el triple de la potencia de las plantas térmicas que ahora el ICE ha contratado en alquiler.
No hay duda alguna de que algo siniestro está ocurriendo en las altas esferas del ICE, entidad que hace rato dejó de representar los intereses nacionales, y menos los de sus abonados.