El juicio de los estudiantes
Alberto Salom Echeverría [email protected] | Viernes 26 julio, 2024
Alberto Salom Echeverría.
Los amigos se volvieron a encontrar una semana después de haberle festejado el cumpleaños a Natalia, en un restaurante de la capital, en Barrio Escalante, que les gustaba frecuentar; llegaron todos puntuales, excepto Natalia, aunque siempre era de las más disciplinadas en este aspecto, por lo que se suscitaron comentarios entre sus compañeros.
Cuando ella apareció, unos diez minutos después de todos, los amigos se emocionaron al verla, ya que se mostraba exuberante, más bella de lo habitual. Natalia irradiaba un esplendor que logró aplacar la preocupación de los demás por su inusual tardanza. Ella venía con su pelo negro rizado, arreglada la cara moderadamente como le gustaba, pero resaltados con delineador los ojos azules de color intenso; todo el rostro de Natalia adquirió un aspecto muy hermoso y fresco, que provocó halagos de parte de sus contertulios.
Después de los halagos a Natalia, el primero en reaccionar con vehemencia fue Polo; pero quiso aparentar caballerosidad y no galantería; Polo, espontáneamente expresó: - ¡Caraaamba!, inmediatamente que la vio, poniendo énfasis en la segunda sílaba. Pero, se le zafó agregar ¡Qué belleza! …-una expresión no usual en él, porque Polo era algo reservado para hacer halagos seductores-. A Leopoldo se le notó en seguida que se había ruborizado; quedó delatado en la blancura de su tez. Como la mayoría lo conocía tímido con las mujeres, se sorprendieron con el halago que se le salió a Polo y algunos dibujaron una sonrisa.
Natalia, que pescó todo lo que ocurría al vuelo, quiso diligentemente, opacar la situación embarazosa, en especial para Leopoldo, tratando de restar importancia a la lisonja que, como una especie de lapsus se le salió a Polo. Entonces dijo: - ¡Ay no!, no sean exagerados ni me provoquen sonrojo…solo estaba con ganas de arreglarme un poco, lo que como ustedes saben casi nunca hago cuando voy a la U. Fernandino, que algunas veces se pasaba de “buleador”, en vez de disimular, le subió de nuevo el tono a la situación y dijo: - A ver, a ver, aquí la única persona que te pudo haber provocado rubor es Polo, puesto que es él quien te ha alabado Nati -insistió Fernandino. – Ah, no seas vos tan necio, -le respondió Natalia- y, volviendo a hacer un pase magistral de torera, como es habitual en ella, se apresuró a expresar, antes de que Nandi pudiera salir con otra de sus majaderías, -…Suave, suave que les tengo que contar algo.
Natalia iba a tomar la palabra, cuando en eso llegó el mesero para sondear si ya los jóvenes estaban listos para ordenar. Se hizo una pausa y cada uno fue comunicándole al mozo lo que deseaba.
Sin dilatarse más, Natalia se apresuró a contar aquello que traía entre pecho y espalda; casi como un exabrupto les dijo que, ella tiene una amiga que trabaja en el gabinete de Chaves Robles, quien le confesó ayer mismo -advirtiéndole que no podía transmitirlo a nadie- que el presidente estaba furioso tanto con los estudiantes universitarios, como con los rectores, porque juzgaba que los primeros habían incurrido en groserías e irrespeto en contra de la ministra de educación Anna Katharina Müller, cuando ésta se retiraba de la sesión del CONARE. En cuanto a las autoridades universitarias -agregó además que-, el presidente Chaves había dicho que los rectores eran unos pasmados sin autoridad alguna sobre esos malcriados, y que, uno de los ministros se permitió decir que, esa no era Costa Rica. Según mi amiga -agregó Natalia- Chaves ni siquiera reparó en la actitud irreverente de la ministra contra los rectores, a quienes irrespetó tras haberse levantado de la mesa de diálogo, dejando la negociación del FEES en vilo.
- ¡Qué clase de “caritas de barro más grandes”! -exclamó Fernandino-. De seguro -añadió- esa partida de charlatanes de Chaves y sus ministros, no se habían leído todavía a la Doctora María Eugenia Venegas; mediante su escrito, ya que -según su criterio- de la ministra de educación no quedó ni el “plumero”, con semejante pasada tan elegante que le metió la Dra. Venegas.
- Sí, así mismo es -señaló Ismael secundando a Fernandino.
- La situación de la educación en Costa Rica está realmente complicada -comentó Leopoldo-, del deterioro que experimenta la educación pública, no se escapa ninguno de los niveles, ni siquiera la educación superior pública, -dijo con mucha seriedad Leopoldo-. De ello tienen mucha responsabilidad los gobiernos que la han desfinanciado y, especialmente la actual administración, como lo estamos viendo. Pero, no es el único factor que cuenta. Enseguida añadió: -Si les parece, hablemos de esto después, pues tengo preocupación de que el cuestionamiento de Rodolfo acerca de por qué se mantiene, a pesar de los yerros, cierto prestigio en el gobierno, todavía está pendiente. Pensé que lo abordaríamos de primero en nuestra conversación.
-Es cierto, -dijo Natalia sintiéndose interpelada-.
Entonces Polo prosiguió con un breve análisis acerca de la inquietud de Rodolfo. Los niveles de apoyo altos, -comenzó diciendo- a contrapelo de lo que ha ocurrido en los últimos veinte años, fue solo en el primer año de la administración Chaves Robles. Mucha gente permanecía expectante respecto de un presidente que estaba decidido a forzar un enfrentamiento, especialmente contra todo el espectro político constituido por un tradicionalismo partidista bastante desprestigiado y desgastado. En verdad -enfatizó el joven filósofo- los altos niveles de apoyo se debieron durante este primer año, en gran parte, al acierto comunicacional del presidente, pues pletórico de egocentrismo, como es, logró exaltar su figura, en contra de los partidos políticos tradicionales y los medios de información que lo adversan. Chaves, ataca permanentemente a la mayoría de los partidos de oposición y la emprende con furia contra los demás poderes del Estado: la Asamblea Legislativa, el Poder Judicial, el Tribunal Supremo de Elecciones y la misma Contraloría General de La República. De esa manera se granjeó el apoyo de sectores manipulables, tales como las personas de bajo nivel educativo, a los cuales consiguió concitar en torno suyo. El presidente capitalizó ese apoyo en su beneficio, sin que la gente menesterosa que todavía lo seguía, pudiera darse cuenta de que no estaba cumpliendo casi nada de lo que les había prometido. En cambio, en el segundo año su prestigio se deterioró, merced al abuso de un poder personalista, el desbarajuste de la gestión pública y el desorden general en la conducción del gobierno, el cual no ha logrado concretar prácticamente nada de su programa, si es que a ese documento se le puede llamar así. En realidad, Chaves y su administración son parte del problema de nuestra sociedad política. -terminó argumentando. – Polo acababa de formular un juicio en contra de Rodrigo Chaves. El juicio de los estudiantes.
-Entiendo, dijo el venezolano. -Se notaba que todavía el relato de Polo, a pesar de su contundencia, no le convencía-. Lo que has expresado -continuó arguyendo- quiere decir que, entonces en poco tiempo el prestigio de Chaves se va a desvanecer. Hizo una pausa y luego inquirió: “¿Cierto chamos?” -Terminó empleando esa expresión muy común en Venezuela, que se usa ocasionalmente para referirse a los amigos.
-Me parece -irrumpió Fernandino, que no simpatizaba mucho con las opiniones de Rodolfo- que aún no estás convencido de lo expresado por Polo, por eso estás hablando con cierto sarcasmo que se te nota, cuando planteás las cosas, como si todo el edificio social se pudiera desvanecer de un momento a otro, como por arte de magia. La realidad -prosiguió- no funciona de esa manera, sobre todo porque los estratos que siempre han estado “por debajo” en la estructura social, no pueden tan fácilmente despojarse de su ignorancia y endeblez o inconsistencia cultural. La gente -concluyó el estudiante de políticas- sigue, con frecuencia ciegamente, a un líder que cree que es su salvador, especialmente en un medio como el costarricense, donde se nos ha acostumbrado a someternos a liderazgos personalistas, en los que llegamos a confiar irracionalmente. ¿Podés entenderlo por fin? -inquirió Nandi con sorna encarando al venezolano. Una actitud de Fernandino que demerita su, casi siempre, sólido razonamiento.
- “ah, ok”, -reaccionó Rodolfo finalmente, sintiéndose herido en su amor propio por las palabras punzantes de Nandi. – Es exactamente como ocurre con Maduro en Venezuela. Suponía que de ese modo mortificaba y zahería a Fernandino. Efectivamente, a esas alturas, Nandi, que era de “pocas pulgas”, estaba bastante irritado, a punto de “echar espuma por la boca”. “Oh fascista este” -Musitó como un energúmeno-.
Ismael Montoya, el matemático y parsimonioso estudiante de la UNA, quien estaba sentado a la derecha de Nandi, lo escuchó todo, rápidamente lo tomó del brazo y le dijo quedamente también: - “Ojo, mae, estate tranquilo, ¿o querés armar un alboroto aquí, en pleno restaurante?”
Ayudó a distender el ambiente, el hecho de que en ese momento llegaban por fin, dos meseros con todo lo que habían solicitado los estudiantes para desayunar.
El hambre abundaba y el deseo de la mayoría de cambiar el curso de la conversación era patente.
Leopoldo se dedicó a conversar con Natalia, Ismael continuó reprochando privadamente a Nandi su comportamiento. Rodolfo había pedido un emparedado y un fresco para llevar, aunque había sido invitado por Ismael; por lo tanto, ofreció disculpas agradeciendo a su amigo la invitación y se retiró, no sin antes explicitar que tenía un examen en el Instituto Tecnológico.
Todos, a excepción de Fernandino que se mantenía huraño, quedaron con un mal sabor de boca por el incidente. Natalia intervino pronto, temiendo una reacción explosiva de Nandi.
-Propongo -dijo- que por ahora conversemos de otras cosas y dejemos que la calma regrese a nuestros corazones, otro día podemos, si desean, comentar lo ocurrido.
Los amigos, a partir de ese momento, desayunaron y conversaron alrededor de temas personales, aunque se notaba el ambiente cargado de preocupación. Polo quería hacerles una propuesta que concernía a todos los integrantes del grupo, sin embargo, dada la circunstancia del incidente entre Rodolfo y Fernandino, decidió únicamente anunciar su intención de proponerles una iniciativa, empero expresó que lo haría cuando se volvieran a reunir los cinco.
Polo y Natalia se retiraron juntos estrechando con afecto las manos de los demás compañeros. Ismael y Fernandino tomaron otro rumbo, para ir a estudiar.
Esta vez el encuentro de los estudiantes, a pesar de un juicio severo contra Chaves Robles, no resultó todo lo auspicioso que esperaban, dado el incidente entre dos de los contertulios.
Volveré con este relato en otra ocasión…