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El papá de los seleccionados

Cristian Williams [email protected] | Jueves 19 junio, 2014


Joel Campbell y Yeltsin Tejeda, una generación de la cual Jaime Perozzo, sociólogo de la Selección, espera grandes momentos. Ronaldo Schemidt-AFP/La República


El papá de los seleccionados

El colombiano Jaime Perozzo, sociólogo de la Selección, se ha convertido en el enlace entre jugadores y entrenador

Santos (Brasil). Su nombre es poco conocido, no es de salir a la prensa, le gusta el perfil bajo y hasta les mantiene distancia a los medios, pero por lo que comentan los jugadores, su labor a lo interno de la Selección es más que valiosa.

Jaime Perozzo, sociólogo de la Tricolor. Cristian Williams/La República

Es Jaime Perozzo, lo trajo Jorge Luis Pinto, con quien ya había trabajado en otros equipos para que le ayudase en la unión de grupo. Su integración no fue fácil, así lo cuenta, pero hoy es parte vital en la Tricolor.
Este devorador de libros, al menos uno por semana, se dio a la tarea de conocer el grupo, identificar a los líderes, limar asperezas y aumentar la confianza de quienes lo necesitaban, algo que redunda en mejorar el rendimiento.
Le molesta que le llamen motivar, es sociólogo, porque no es capaz de entender para qué se necesita motivar a una persona para hacer lo que le gusta, en este caso defender los colores de la Selección Nacional.
Su influencia ha sido tal, que se ha convertido en la primera puerta cuando el grupo quiere hablar con Jorge Luis Pinto, ya sea de manera colectiva o grupal, ya que él, quien también trabaja con el entrenador, sabe cómo llegar a un buen acuerdo.
“Mi trabajo específico es primero construir grupo, después hacer cohesión de grupo y luego cohesión de tarea, que es que trabajen juntos, que no hayan rasgos malos, que no hayan excluidos sino incluidos, y eso no es fácil”, dijo a la hora de definir sus funciones, en las que requiere tiempo y nunca acude si lo llaman como apaga incendios.
A esta Selección la considera un grupo maravilloso sobre todo por la calidad humana de sus integrantes, en el que asegura no hay bandidos de ningún tipo y por eso vislumbra, aunque no es su campo, que llegará hasta los octavos de final.

“Hemos podido trabajar muy bien con el grupo, son muy receptivos, permeables y doctrinales, en el sentido que lo que les sirve lo asumen, lo que no les sirve lo desechan. Este grupo está preparado para la adversidad y ahí fue donde más trabajé, porque es muy fácil trabajar un equipo en la victoria. Acuérdense el 2-0 en Panamá, cómo lo volteamos, el 1-0 en El Salvador, que anotamos como al minuto 37, el equipo lo aguantó. Este es un grupo que mentalmente es muy fuerte y, tenemos otra arma más grande, el grupo está convencido de que sí se puede llegar donde se quiere llegar. El partido contra Uruguay fue el del convencimiento, porque grande no hay nadie, solo Dios”, recalcó el colombiano.
En lo personal considera que el éxito de su gestión, al menos en la confianza que ha logrado con los futbolistas, se debe a que es un hombre paciente, ordenado en su cabeza, pero por encima de todo es un ser humano. “Me construyo constantemente, digo que es más fácil ser buena gente que mala gente, no se recoge mucho pero no importa. Mi mundo es el libro, el estudio, la investigación, y cuando hay alguien que me necesita ahí estoy”.
Siente y lamenta que el problema del deportista latinoamericano es que no se preocupa por el estudio, por lo que una de sus luchas es para que regresen a las aulas, tal como lo hacen, entre otros, Esteban Granados y Yeltsin Tejeda. “La táctica y la estrategia son difíciles de entender y el ejercicio académico abre la mente”.
Aunque ve a la Tricolor en la siguiente fase, visualiza muchos éxitos para esta generación y hasta se anima a ver la alineación de la otra eliminatoria, en la que tendría a Keylor Navas, Bryan Oviedo, Óscar Duarte, Giancarlo González y Cristian Gamboa. Yeltsin Tejeda y Celso en el medio; por fuera Marco Ureña y Bryan Ruiz; John Jairo Ruiz y Joel Campbell adelante.
“Ellos son como mis hijos. Me ven como el hombre que tiene la paciencia para oírlos, que les busco soluciones a los problemas, soy el intermediario con el maestro, les doy tranquilidad, paciencia, trabajo, disciplina, constancia”.

 

Cristian Williams
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