Empeñando el futuro
Empeñando el futuro
“En cada linaje el deterioro ejerce su dominio”. Esta frase de Carlos Germán Belli se aplica a las finanzas públicas del país, las cuales han caído en una espiral de inexorable erosión durante los últimos gobiernos. En ese sentido, varios comentarios.
La Contraloría de la República concluyó en el estudio denominado
“Presupuestos públicos 2014” que la inversión en infraestructura por parte de las instituciones públicas ha disminuido de un 11% del PIB en 2010 a un 7,5% proyectado para 2014.
Por otra parte en 2013, el Gobierno central (agregado de ministerios que integran el Poder Ejecutivo) fue el que menos invirtió en obras públicas en toda Latinoamérica, lo anterior, según el estudio denominado “Balance de las economías de América Latina y el Caribe” de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Según la CEPAL, la inversión en infraestructura representó solo el 1,5% del PIB, la más baja de todos los países, y muy lejos de Bolivia (14,7%), Ecuador (11,5%) y Panamá (9,3%).
Por el contrario, los salarios del sector público han aumentado a pasos agigantados desde 2009, superando por mucho la inflación acumulada hasta la fecha. De hecho, hoy, los salarios del sector público superan en mucho los del privado para puestos equivalentes.
Teniendo presente que el déficit fiscal de 2013 fue del 5,4% del PIB y que para 2014 se estima será del 6,0% hay que cuestionarse a qué se destina el dinero del Estado.
Las autoridades del país se regocijaron por el éxito de la más reciente colocación de eurobonos. Estos títulos tendrán una tasa de rendimiento superior (7%) en relación con la colocación anterior (5,63%), en razón del riesgo que los inversionistas perciben en Costa Rica. Esto, derivado del alto déficit fiscal principalmente. De seguir aumentando el mismo, se hace muy sencillo concluir que el costo del financiamiento en el exterior se incrementará como respuesta al riesgo país.
Finalmente, el artículo 6 de la Ley de Administración Financiera y Presupuestos Públicos es claro y no deja espacios para interpretaciones: “Para los efectos de una adecuada gestión financiera, no podrán financiarse gastos corrientes con ingresos de capital”. Esta norma deriva de los artículos constitucionales 176 y 179 que establecen el principio de la estabilidad financiera del Estado.
Resulta claro que el dinero obtenido mediante la colocación de los eurobonos no se destinará a inversión en obras públicas sino para el pago de gastos corrientes entre ellos salarios, pensiones y atención de deuda pública. Esto en abierta violación de las normas arriba indicadas.
A las puertas de un nuevo Gobierno y Congreso hacemos un llamado a la reflexión. Reducir el tamaño del Estado mediante una reforma al régimen de empleo del mismo y establecer límites claros a las nuevas contrataciones son asignaciones que no deben dejarse de lado en esta encrucijada.
Si estas medidas no se toman habremos empeñado el futuro de nuestros hijos, como consecuencia de la ineficiente gestión de las finanzas públicas.
Randall Madriz
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