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Maíz se impone a petróleo en choque de industrias en Washington

Bloomberg | Miércoles 25 octubre, 2017




El choque surgió por el futuro del Estándar de Combustible Renovable, una ley sancionada hace 12 años que impone el uso de combustibles como el etanol a base de maíz y el biodiésel a base de soja.

Si bien el presidente había prometido en reiteradas oportunidades a los votantes del Midwest que “protegería” al etanol y apoyaría el programa, su Agencia de Protección Ambiental estaba analizando medidas para diluir ese mandato.

Los gobernadores y los senadores de los Estados agrícolas se rebelaron, desatando una pelea entre bastidores que enfrentó a dos pesos pesados con intereses especiales. Los lobistas de las refinerías petroleras alertaron sobre un aumento del precio de la gasolina si la administración se echaba atrás.

Los líderes de Iowa replicaron sosteniendo que Trump podía llegar a enfrentar una venganza política en 2020 en las primeras elecciones primarias del país que tienen lugar en ese Estado. Los senadores republicanos amenazaron con aplazar la confirmación de sus candidatos designados.

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“No me dio miedo ejercer presión, esto era muy importante, realmente tenemos 88.500 establecimientos rurales familiares aquí en Iowa y confían en esto”, dijo la senadora Joni Ernst, republicana por Iowa, en una entrevista.

Después de tres semanas de un cabildeo frenético de ambas partes, el presidente ordenó al administrador de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) que diera marcha atrás, otorgando una victoria absoluta al cinturón agrícola.

La capitulación formal del responsable de la EPA, Scott Pruitt, llegó días más tarde a través de una carta donde se detallaban las concesiones a los productores de biocombustible y quedaba de manifiesto que el maíz mantenía su influencia en la capital del país.

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El problema es políticamente riesgoso para cualquier presidente, pero especialmente para Trump, que visitó fábricas de etanol durante la campaña en Iowa y prometió a los electores del Estado que defendería el biocombustible desarrollado localmente si lo elegían para la Casa Blanca.

Pero las preocupaciones de los dirigentes del sector se intensificaron cuando Trump empezó a cubrir los cargos de su administración con aliados del sector petrolero, que consideran caros y gravosos los requisitos relativos al biocombustible.

La EPA presentó una solicitud formal de comentarios públicos relativos a la posibilidad de reducir los cupos de biodiésel. La “notificación de disponibilidad de datos” del 26 de setiembre que puso en movimiento estos posibles cambios planteaba unas 20 preguntas sobre formas de bajar los cupos. No había ninguna referida a aumentar el mandato. Invocaba explícitamente los argumentos del sector petrolero respecto del peligro de depender del biodiésel importado.







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