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NACIONALES


Frustrados

Daniel Chacón [email protected] | Jueves 15 noviembre, 2012


Para evitar enfrentamientos entre manifestantes y la policía, las autoridades enviarán solo oficiales mujeres.Marco Monge/La República


Análisis

Número récord de protestas contra gobierno y por calidad de vida

Frustrados

Manifestaciones apenas asoman algunas voces de la voluntad popular

El sentimiento de que nuestra calidad de vida desmejora, o que el Gobierno camina sin rumbo, entre otras quejas, traería una cantidad de gente a la calle esta mañana, dándole más razón aún para reconocer 2012 como el año con el número récord de protestas.
Mientras las personas molestas con lo que hace —o no hace— un gobierno, tienen varias opciones para quejarse, la cantidad de frustraciones las impulsa a irrumpir en las calles.
Tampoco está claro todavía, cuál es el mensaje que los manifestantes desean comunicar, ni tampoco lo que podrían ser las consecuencias de la marcha si el gobierno es sordo al mensaje.
En lo que al récord de la frustración se refiere, solo el año pasado hubo 632 protestas, cifra mayor a las 600 que se dieron en el año 2000, durante la oposición al llamado “Combo del ICE”, durante la administración de Miguel Angel Rodríguez.
Lo impresionante de la protesta de hoy, adicionalmente, tiene que ver con la variedad de los participantes, se trata de casi 20 diferentes grupos sociales, que representan los intereses de defensores de la Caja, estudiantes desilusionados por las pocas oportunidades laborales y hasta nicoyanos que reclamarán por el abandono, y marcharán en la mañana por diferentes puntos de San José.
Entre los factores que motivan la marcha, está que la brecha en el ingreso entre el grupo de personas ricas y pobres va en aumento constante, comprar casa propia es un reto cada vez más arduo para los jóvenes y la calidad de empleo viene en caída libre.
Aunque la inflación es moderada —y se supone que el costo de la vida también—, el sentir de que la capacidad de pago decae es tema recurrente entre las personas.
En este momento, los dueños de vehículos sufren por el pago del marchamo, por el alza de los servicios básicos, y porque los incrementos parecieran no cubrir esas obligaciones.
Además, estuvo la entrada en vigor la semana pasada de la llamada “ley mordaza”, que para mucha gente parece atacar la libertad de expresión.
Eso, sumado a la efervescencia tras la acción policial de la semana anterior contra las personas que se manifestaron frente a la Caja, conjuró la que quizá era el inicio de un movimiento social que busca respuestas —mientras que la Presidenta está en España.
El agrietamiento social es el resultado de un proceso que va más allá de este gobierno.
Además, el ciudadano costarricense por cierto cuenta con formas de quejarse de forma pacífica, desde una solicitud a la Defensoría de los Habitantes, hasta una petición a la Sala Constitucional.
Sin embargo, la cantidad de problemas acumulados parece haber llegado a una reacción en este momento, tal como es el caso cuando agregar una gota de agua a un vaso lleno, provoca un derrame.
Desde la perspectiva de los participantes, el problema para la marcha de hoy no es la convocatoria, sino la falta de un mensaje que los cohesione: unos pelearán por el costo del marchamo, otros por la salud de la Caja, unos cuantos por el abandono de sus pueblos y muchas otras causas más que dispersarán la atención.
En cuanto a los líderes, son los mismos de siempre que suelen ir a la calle: sindicatos, universitarios y empleados públicos.
Además, si bien muchas personas van conscientes de la consigna que defienden, siempre grupos minoritarios aprovechan el tumulto para provocar desorden y así, desprestigiar las causas que se tratan de defender.
Pero, a diferencia de otras ocasiones, la marcha de hoy parece ser la primera de varias que involucrarán cada vez más grupos sociales.
De hecho, si la protesta funcionara, es posible que el sábado se dé un nuevo movimiento para que quienes trabajen con la empresa privada participen.
El hecho es que la protesta no es un acto aislado ni caprichoso, sino que se da en un momento crítico, a un año de las elecciones y que auguran un viernes negro para el gobierno como lo tuvo el año pasado.
En esa ocasión, la Presidenta cedió y en lugar de dar un aumento de ¢5 mil a los empleados públicos autorizó un 3%; también aplicó una reducción significativa en el costo de marchamos para los motociclistas.
¿Existirá en esta ocasión alguna medicina para calmar este reclamo colectivo tan dispar?

Daniel Chacón
[email protected]
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