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INVERSIONISTA


La administración de riesgo

| Sábado 19 julio, 2008




La administración de riesgo

Lic. Felipe Brenes P. MAE

Los efectos que se han observado sobre varios de los participantes más representativos del sector financiero global, durante el actual periodo de volatilidad, dejan clara la importancia de la adecuada administración de riesgo que debe llevar este tipo de entidades.
El nivel de competencia entre los distintos prestatarios ha provocado que el rigor con el que se deben aplicar las políticas de riesgo se haya reducido, lo que junto con el comportamiento de las tasas de interés, han generado una cartera de crédito de deudores que se “volvieron” aptos para un crédito por una situación coyuntural y que no fue bien valorada por algunas entidades.
Además, el desarrollo de los mercados de capitales ha incentivado la creación de instrumentos financieros, algunos sencillos y otros complejos, que han “empaquetado” a través de titularizaciones (securitizaciones) una porción significativa de estas carteras; y que han cubierto la demanda de recursos por parte de fondos de pensión, fondos mutuos y otros inversionistas institucionales a nivel global.
Según una revisión realizada por el Senior Supervisor Group, en la cual se aplicó un cuestionario a una muestra de 11 entidades financieras, se logró comprender que no se estaban aplicando correctamente los procedimientos establecidos por algunas entidades para la administración de riesgo, tanto a nivel de colocación de créditos como de inversiones, en algunos casos incentivado por una mala comunicación entre el área de riesgo y la ejecutiva, y en otra por no realizar los ejercicios adecuados para medir el riesgo.
Parte del resultado de dicha encuesta refleja como las entidades que sí aplicaron sus procedimientos en cuanto a la gestión de riesgo, lograron reducir o minimizar las pérdidas provenientes de las situaciones presentadas en el mercado hipotecario, caso contrario con las que no lo hicieron, y dejaron en manos de terceros los análisis correspondientes.
Es claro que la crisis en ese sector no se gestó de un día para otro, existen entidades que ajustaron sus inversiones y portafolios desde finales de 2006, cuando comenzaron a verse algunas alertas relacionadas.
Es irónico pensar cómo los efectos negativos de mayor impacto por el desarrollo de la crisis hipotecaria estadounidense han contagiado a las principales plazas (las más desarrolladas), en donde se esperaría por parte de los analistas e inversionistas una mayor profundidad del proceso de “due dilligence” de los instrumentos negociados.






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