La cuestión política en Costa Rica. Historia
Alberto Salom Echeverría [email protected] | Martes 05 octubre, 2021
(Quinta entrega)
Durante lo que he denominado tercer subperiodo que se produjo entre 1982 y 1990, el Partido Liberación Nacional con una agenda completamente modificada accede al poder político nuevamente por un lapso de ocho años. Al final de estos, el Dr. Carlos Manuel Castillo Morales asume el liderato del partido tras haber ganado las elecciones internas. No obstante, saldría derrotado en las justas nacionales frente al Lic. Rafael A. Calderón Fournier, por la Coalición Unidad Social Cristiana. Liberación Nacional experimentó así un nuevo revés electoral. Podríamos decir que, con esta derrota del PLN se inicia un nuevo subperiodo, el cuarto, en el cual el partido político liderado en diferentes momentos por José Figueres Ferrer, Francisco Orlich Bolmarcich, Daniel Oduber Quirós, Luis A. Monge Álvarez y más recientemente por Oscar Arias Sánchez, pierde la hegemonía que había tenido en la palestra política. De hecho, en las próximas cuatro elecciones que se sucedieron a partir de 1990, solamente accede a la presidencia de la República en una ocasión: fue en el año 1994 con José María Figueres Olsen. Un acontecimiento sin duda inédito en la política costarricense. De este bache no se repondrá completamente el PLN, hasta el año 2006. En este artículo nos proponemos hablar acerca de los principales acontecimientos ocurridos en ese tiempo en la política costarricense.
A manera de introducción, dejemos que se exprese el propio Partido Liberación Nacional, mediante la resolución final del Congreso Daniel Oduber Quirós de mayo del 2005. Primero entran a caracterizar el momento que se vivía y lo catalogan como: “…momentos difíciles y de gran insatisfacción con el sistema político.” Enseguida afirman: “Demandas crecientes e insatisfechas, torcidos mecanismos de representación, falta de transparencia, insuficiente rendición de cuentas, bloqueo de los mecanismos de toma de decisión, y ausencia de políticas públicas coherentes y articuladas, con visión de largo plazo, afectan el apoyo al sistema político como un todo. Negarlo conduce a la confrontación y a la fragmentación de intereses sectoriales.” (Cfr. versión digital http://americo.usal.es IV Congreso Nacional Daniel Oduber Quirós. San José, mayo, 2005).
Evidentemente, no excluyeron de dicha caracterización al propio Liberación Nacional, se trataba de una mirada autocrítica, aunque se encontraban al final del segundo gobierno sucesivo de la Coalición Unidad, que les había arrebatado el poder en 1998, con Miguel A. Rodríguez Echeverría y luego en el 2002, con Abel Pacheco De la Espriella.
Adjunto a lo expresado, son variados e importantes los señalamientos que hacen los liberacionistas al sistema político en su conjunto, en este documento citado. Vale la pena puntualizar los más relevantes:
1.Corrupción como factor precipitante de una “honda crisis” de legitimidad del sistema político.
2. Pérdida de credibilidad de los partidos políticos como “organizaciones indispensables dentro de un marco democrático.” Expresamente advierten que Liberación Nacional no es una excepción.
3. En particular, atribuyeron como un elemento clave de la derrota electoral del 2002 de Rolando Araya frente a Abel Pacheco, a la división que había sufrido ese partido político. A mi entender, se refieren fundamentalmente al surgimiento del Partido Acción Ciudadana, encabezado por Ottón Solís, Alberto Cañas y otras figuras conspicuas del PLN. Aunque los líderes del PAC nunca plantearon que la nueva agrupación hubiese sido una escisión del liberacionismo. De hecho, hubo figuras que provenía de otras tiendas políticas, inclusive de la izquierda.
4. Pérdida de brío de la vida interna del PLN. Lo anterior lo concretan en la postergación de las tareas de reclutamiento y formación política.
5. Subvaloración en el partido de los lineamientos éticos “exigidos por la base liberacionista.”
6. Deterioro de la organización partidaria, la cual se vio sustituida por una “envejecida maquinaria electoral.” De ahí se desprende que el liderazgo partidario se convirtió en uno “…apartado de la vida del Partido y totalmente concentrado en los procesos electorales.”
Estos elementos de censura del sistema político en su conjunto por parte del liberacionismo contienen una visión autocrítica en nada desdeñable. Sin embargo, el Congreso del 2005 al que venimos aludiendo, en cambio estuvo lejos de haber elaborado una crítica integral y profunda, al mismo nivel que lo planteó con respecto del sistema político, del modelo económico de “exportación de nuevos productos a terceros mercados”, nacido a partir de 1982, después del gobierno de Rodrigo Carazo.
El Congreso del PLN, a la hora de visualizar la parte económica desde 1982 en adelante, hasta el 2005, plantea un análisis dicotómico bastante contradictorio, en el que, por un lado ensalza la dinámica de la economía, por el hecho de haber alcanzado combinadamente -dicen- una “relativa estabilidad, un crecimiento moderado, junto con la recuperación del gasto social”; pero por otra parte, el “Congreso” reconoce que estos logros “…son insuficientes y ocultan las graves y crecientes disparidades sociales y regionales que es urgente atender si aspiramos a un desarrollo que, además de dinámico, sea socialmente integrador y ambientalmente sostenible.” (Cfr. Ibidem.) El análisis dicotómico y contradictorio continúa, ya que mientras reconocía un “crecimiento moderado”, solamente unas líneas más abajo, en el acápite intitulado “La nueva apertura y los viejos desequilibrios”, más bien señala que: “En las últimas décadas hemos vivido un acelerado crecimiento (sic) y diversificación de las exportaciones …”
Empero, el IV Congreso también señala que “a pesar del éxito relativo de la estabilización y la apertura”, el país continuaba enfrentado en lo económico a dos brechas: 1. el desequilibrio de sus finanzas internacionales y 2. el desequilibrio en las finanzas públicas.
Hay aquí una cuestión medular desde el punto de vista de las políticas públicas, no puede hablarse de un “éxito relativo de la estabilización y la apertura”, como lo hizo el Congreso liberacionista, cuando el modelo de crecimiento (mas no de desarrollo, insisto), fue incapaz de resolver males endémicos y crónicos a la vez, acumulados desde el modelo anterior (el llamado “desarrollo” hacia adentro). Aún más, tanto el desequilibrio en las finanzas internacionales y en las finanzas públicas, así como la concentración de la riqueza y el crecimiento de la desigualdad social, continuaron siendo espoleados (al igual que ocurrió en el modelo anterior, en el que el PLN fue francamente predominante), por el siguiente modelo llamado de “desarrollo” hacia fuera desde 1982; año de inicio de la administración Monge Álvarez, hasta el 2006, cuando concluye la administración de Abel Pacheco al frente del PUSC. Fueron 24 largos años, durante los cuales gobernaron tres administraciones liberacionistas y otras tres del PUSC.
A partir de 1990, hasta el 2006, se inicia lo que llamaré un cuarto subperiodo, caracterizado entre otras cosas, por el predominio del PUSC en el sistema político costarricense. Ya se expresó supra que, en estos 16 años que excluyen el decenio ochenta, el PUSC gobernó en tres de los cuatro gobiernos, rompiendo una fuerte tendencia en la política costarricense de hegemonía liberacionista.
Me adelanto a señalar que, los gobiernos que se sucedieron a partir del 2006 hasta el presente, con importantes diferencias entre sí, dos del PLN (administraciones de Arias Sánchez y Chinchilla Miranda) y dos del Partido Acción Ciudadana (administraciones de Luis Guillermo Solías Rivera y Carlos Alvarado Quesada), tampoco lograron abatir el desequilibrio en las finanzas internacionales, en las finanzas públicas, ni la concentración de la riqueza y el crecimiento de la desigualdad social. Habrá ocasión en el próximo artículo de referirse a algunas importantes diferencias entre ellos.
Antes de adentrarnos en este último tema, concluiré esta quinta entrega puntualizando algunas características sobresalientes en el sistema político del tercer y cuarto subperiodos que, los sitúo respectivamente de 1982 a 1990 y el cuarto transcurre entre el año 1990 y 2006.
1. A partir de 1982, el PLN retoma el control del poder y extiende la hegemonía en el sistema político por un periodo de ocho años, pero como creemos haberlo dejado claro, con otra estrategia en cuanto al modelo de desarrollo. Esta nueva estrategia adoptada, hace que se aminoren las diferencias entre las dos coaliciones a las que hemos hecho referencia.
2. El propio partido Liberación Nacional, en 1982-1986 Administración Monge Álvarez y luego entre 1986-1990 Administración Arias Sánchez, impulsa sendos programas de Ajuste estructural con el Banco Mundial y de estabilización económica con el Fondo Monetario Internacional (PAE´s I y II respectivamente); con estos programas el propio PLN pone en práctica políticas públicas para echar abajo el modelo del llamado “desarrollo hacia adentro” y crea condiciones para estimular la apertura del mercado exterior, con lo que se buscaba como se ha dicho una diversificación de la producción para dirigirla hacia terceros mercados, más allá del mercado local y del centroamericano. Este subperiodo de ocho años se diferencia del subsiguiente en que se conserva la hegemonía liberacionista, con lo cual no se producen con tanto ahínco, las anunciadas políticas agresivas de desmantelamiento del Estado interventor, como lo demandaba la oposición consonantemente con las propuestas del BM y del FMI.
3. Sin embargo, estas políticas de estímulo a la apertura y apuntalamiento subsecuente del sector externo, sí fueron la puntilla que hacía falta para debilitar aún más el ya de por sí maltrecho Mercado Común Centroamericano. Desde entonces, o aún quizás desde antes, el Estado costarricense ha carecido de una estrategia de desarrollo regional.
4. Se resquebraja la alianza entre lo que Jorge Rovira Mas denominó como “la mediana burguesía y la pequeña burguesía”, debilitándose la base del apoyo probablemente más sólida del PLN.
5. En el cuarto subperiodo, cambia radicalmente la correlación de fuerzas políticas entre las coaliciones hegemónicas, ya que el PUSC le arrebata al PLN le hegemonía en la conducción del Estado, lo que fue notorio entre 1990 y 2006. Hipotéticamente planteo que, no poco ha de haber tenido que ver en ello la falta de apoyo de los últimos dos gobiernos del PLN en las capas medias de la población. (Cfr. léase al respecto lo planteado en el IV Congreso del PLN).
6. Hacia el final de este subperiodo, se rompe la estructura bipartidista en las elecciones del 2002, donde surge como tercera fuerza política el PAC, el cual elige una fracción parlamentaria de 14 diputados. El PLN eligió 17 diputados y el PUSC 19. Esta ruptura del bipartidismo da origen a una dinámica política a la que el país no estaba acostumbrado y muy difícil de manejar en un sistema presidencialista como el costarricense. (Continuará).