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Metal Gear Survive: la triste paradoja del dolor fantasma…

Pablo Vargas | Jueves 08 febrero, 2018


Directo y sin escalas: Metal Gear Survive no es la peor abominación del universo. Sí. Damas y caballeros. Tras probar a fondo lo nuevo de Konami en la era post Hideo Kojima, no podemos siquiera decir que Metal Gear Survive se encuentre cerca de entrar en uno de los peores títulos de la saga creada por el mítico desarrollador nipón. Al contrario, tiene todas las papeletas de ser uno de los títulos más adictivos y entretenidos que llegarán en el 2018 para los fans del género.

¿Y cómo podría no serlo? Todos los elementos que hicieron a Metal Gear Solid V: The Phantom Pain uno de los juegos más destacados de la actual generación están presentes en la nueva propuesta de Konami: la jugabilidad y sistema de combate endiabladamente adictivo diseñada por el propio Hideo Kojima, un apartado gráfico alucinante cortesía de la majestuosidad del Fox Engine -uno de los motores gráficos más poderosos de su generación-, la construcción de escenarios foto-realistas que nos robaron el aliento en MGS V y una amplia gama de enemigos con elevada inteligencia artificial que nos pondrán a sudar la gota fría en cada movimiento que demos en el escenario. Todo ello sigue ahí. Pulido y mejorado al cuadrado.

Sumen el elemento clásico de sigilo y sobre-vivencia que tanto gustó en 'How to survive' con el respectivo manejo de recursos en escenarios donde todo se puede destruir y re-utilizar para la construcción  de armas, herramientas, municiones y otros accesorios que serán vitales para sobrevivir a cada una de las oleadas de infectados que buscarán a toda costa una muerte lenta y dolorosa. Integren a eso la dosis extra de adrenalina que nos regala la imposibilidad de poder poner pausa al juego para gestionar nuestro inventario obligando a realizar todo en sitio y tiempo real, sin derecho a un respiro o descuidos, y tendrán un juego super interesante que será muy difícil dejar pasar para los amantes del survival.

¿Su único defecto? Qué Metal Gear Survive es a la saga principal de Hideo Kojima lo que el Hobbit es la trilogía original del Señor de los Anillos. Un bonito e innecesario agregado diseñado con el único fin de exprimir hasta la última gota de dinero de los fans de la saga, que por ese comprensible sentimiento de pérdida que dejó 'The Phantom Pain', se acerquen al título deseando reencontrarse nuevamente con una de las experiencias más gratificantes y agridulces por partes iguales que nos dejó la partida de Kojima.

Ese "dolor fantasma" que relataba tan magistralmente 'The Phantom Pain' entorno al sentimiento de perder algo que se ama profundamente, y sentirlo amargamente cercano aun cuando ya se ha ido, es irónicamente la mejor metáfora para describir la sensación de pérdida, falso re-encuentro y agridulce nostalgia que genera Metal Gear Survive. Cada paso sigiloso que se da, cada disparo, cada trampa y estrategia planteada termina desembocando en un mar de interrogantes: ¿Por qué Konami? ¿Por qué negarnos la misión 51? ¿Por qué nos brindaron un juego incompleto? ¿Por qué esto no un DLC para el Metal Gear Online? ¿Por qué se empeñan en vendernos un MOD como una experiencia nueva de juego?

Todas y cada una de esas preguntas, son las que hacen que resulte casi imposible juzgar con serenidad a Metal Gear Survive. No obstante, superada la etapa del duelo inicial, es fácil entender que en definitiva, "la guerra" ha cambiado. Hoy resulta crudo pensar que el monólogo inicial que Solid Snake nos regala en MGS4 se convertiría en una extraña paradoja de la saga en sí. "La guerra ha cambiado. Ya no se trata de naciones, ideologías o etnicidad. Es una serie interminable de batallas por poderes, luchadas por mercenarios y máquinas. La guerra y su consumo de vida se han convertido en una máquina bien engrasada".

Adiós Big Boss

Sí, la guerra ha cambiado. Metal Gear ya no se trata de historias complejas y personajes profundos. Es una constante lucha de batallas repetitivas entre mercenarios y cuerpos extraños. Sí. Metal Gear Survive es una máquina poderosa y perfectamente engranada. Lamentablemente, su señorío es vano. Al final, todo lo que ofrece no es más que un cascarón vacío. Una experiencia que no agrega valor al jugador de antaño. Porque al final de cuentas, Survive no es un mal juego. Es tan sólo un triste y vacío Metal Gear. Una agridulce ironía que retrata a la perfección la esencia del dolor fantasma y el oscuro destino que le depara a la legendaria saga: "Susurros en el aire cuentan las historias de los hermanos(as) desaparecidos. Desolación. Devastación. Que desastre hicimos, cuando todo salió mal".
 






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