Mujeres, Clima y Economía
Mónica Araya [email protected] | Miércoles 15 marzo, 2023
Mónica Araya
Director Ejecutivo, Internacional
Fundación Europea del Clima
Marzo nos invita a evaluar avances, brechas y acciones para cerrar brechas entre hombres y mujeres. Una pregunta que merece atención es ¿qué tanto influyen las mujeres en el debate sobre la economía y el clima? Las personas más vulnerables al cambio climático son las mujeres debido a que son una mayoría de la población global que vive en condiciones de pobreza y son altamente dependientes de recursos naturales que están amenazados por el clima extremo.
En un mundo ideal veríamos a más mujeres economistas liderando el debate nacional sobre como unir lo económico y lo climático.
La representación de las mujeres en la profesión de economía es una de las más bajas del mundo, comparado con otras profesiones, según un estudio publicado en Nature muestro que la brecha en esta disciplina es peor que en el ámbito tecnológico. No es casual que en toda la historia de los premios Nobel de Economía, solo dos veces lo han otorgado a mujeres. Elinor Ostrom fue la primera en la historia, en 2009 y Esther Duflo diez años después.
¿Cuántas economistas definen la agenda económica de Costa Rica? ¿Hemos visto alguna vez una economista a la cabeza del Banco Mundial o del Banco Interamericano de Desarrollo?
Lo justo es hacer un balance que no niegue esas grandes brechas pero que tampoco minimice los grandes avances. Han nacido liderazgos inspiradores que eran impensables en el pasado. Hay muchas más profesoras de economía hoy que cuando yo era estudiante de economía en los noventa. Hay economistas, como Irene Alvarado, analizando las cuentas macroeconómicas verdes en el Banco Central y economistas abordando temas climáticos en la Junta como Silvia Charpentier. Es más frecuente tener ministras a cargo de carteras económicas, como Laura Alfaro o Pilar Garrido en su momento. Hoy vemos a Silvia Hernández en la CEPAL y a Rebecca Grynspan liderando una de las agencias de desarrollo y comercio de las Naciones Unidas.
A nivel internacional, dos fenómenos están en curso. Por primera vez, la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo cuentan con economistas de larga trayectoria como Janet Yellen y Christine Lagarde, respectivamente. El Fondo Monetario Internacional cuenta con Kristalina Georgieva. La economista nigeriana, Ngozi Okonjo-Iweala está a la cabeza de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Lo segundo es que estas formidables mujeres han osado –porque en algunos círculos era osadía --reconocer que la economía y el ambiente sí se relacionan. Y vemos avances concretos en el abordaje de lo climático en estas instituciones que aun son insuficientes pero van en la dirección correcta.
Normalizar estos cambios es vital. Que lo normal sean los bancos centrales con mujeres a la cabeza. Que lo normal sea que el debate económico integre preguntas de descarbonización y resiliencia climática. Que las tasas de interés para lo limpio sean más bajas que para las actividades contaminantes. Que las nuevas generaciones en facultades de economía reciban educación apta para una economía compatible con el clima.
No hay que pedir recetas, pero sí más imaginación. La economista Marianna Mazzucato nos invita a pensar en nuevas colaboraciones entre el estado y las empresas. Kate Raworth inventó la ´economía de la rosquilla´ para entender como crecer dentro de los límites planetarios. La economista Laurence Tubiana (mi jefa) está dedicada a alinear la economía con el Acuerdo de París. Hay más ejemplos. Lo impostergable es repensar los debates económicos para que estén conectados en la realidad climática. Apoyemos los cambios y vayamos más rápido pues en temas de clima, mujeres y economía no hay tiempo que perder.