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Navidad: época de reflexión y agradecimiento

Jonathan Prendas [email protected] | Lunes 23 diciembre, 2019

prendas

La Navidad es una de las celebraciones más bonitas del año. Es un tiempo de reflexión, de agradecimiento a Dios y de compartir, de colocar a los amigos y seres queridos en primer lugar, de olvidarse un poco de uno mismo. Es una época mágica, en la que todos buscamos eliminar los espejismos en nuestra vida para encontrar la verdadera felicidad.

Sin duda, la búsqueda de ese gozo se renueva cada diciembre al plantearnos metas, al demostrar mayor amor y empatía, al escuchar esos villancicos que inspiran a pensar en el Niño que hace más de 2 mil años nació en Belén.

La época navideña es la mejor ocasión del año para recordar el nacimiento del Salvador y separar, aunque sea por unos instantes, la compra de regalos, las carreras por la cena o el mismo arbolito de Navidad, de aquellos instantes íntimos para meditar en el verdadero significado del Nacimiento. Es una buena oportunidad para pensar en cómo mejorar nuestras vidas.

Pero ¿en qué consiste la felicidad en la que meditamos estos diciembres? Cuando pienso en ella recuerdo la adaptación de un relato de Russell Conwell que se titula “Acres de diamantes”. Es la historia de Alí Hafed, un anciano persa que poseía una gran fortuna y tierras.

En una oportunidad, un sacerdote de edad muy avanzada le explicó que si pudiera conseguir un diamante del tamaño de su pulgar, podría aumentar su riqueza e incluso comprarse una docena de haciendas. “Si encontraras un río que corre por arenas blancas, entre altas montañas, en estos ríos siempre encontrarás diamantes”.

Alí pareció obsesionarse con ese sueño, vendió sus propiedades y se marchó a recorrer el mundo en la búsqueda de esa piedra preciosa, pero con el pasar de los años solo gastó infructuosamente todo su dinero; nunca pudo encontrar lo que buscaba y murió en la absoluta miseria.

La persona que adquirió sus propiedades llevó a su camello a tomar un poco de agua y, al inclinarse, notó un extraño reflejo en el agua. Lleno de curiosidad, extendió su mano y sacó una piedra negra de un brillo muy particular. Lo limpió y comprobó que se trataba de un diamante.

Este relato bien puede compararse con nuestro propio modelo para buscar la felicidad. Muchas veces, las minas de la paz, la felicidad y la alegría están allí, justo en frente de nosotros, pero no las notamos. Pasan desapercibidas, ignoradas. Nuestra propia miopía nos lleva a pensar más en las cosas materiales que en compartir tiempo o en dedicarnos a enseñar, aprender, abrazar, reír, llorar, jugar, amar, comprender, perdonar, aceptar.

En este tiempo de reflexión, muy cerca ya del día de la Navidad, comparto la aspiración que alguna vez mencionó el estadista William Gladstone, quien ansiaba “la época en la que el poder del amor habrá de reemplazar al amor por el poder”.

En este día, comparto mis mejores deseos de ventura y felicidad para todos los costarricenses, y mi anhelo para que encontremos los diamantes que realmente importan. Mi gran esperanza también es que ese Niño de Belén ilumine a nuestros gobernantes y podamos juntos disfrutar de una nación más próspera y solidaria.

¡Feliz Navidad!

Jonathan Prendas

Diputado

Nueva República






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