“Negociamos con cuatro ministros de Turismo para ver el Centro de Convenciones”
Brandon Flores [email protected] | Jueves 26 abril, 2018
Tras muchos años de retraso, a inicios de abril se inauguró el Centro Nacional de Convenciones, diseñado por la firma arquitectónica Gensler.
Una vez que fue elegida para llevar a cabo la planificación, la compañía buscó que la obra fuera sostenible y resaltara la cultura costarricense.
Hoy están confirmadas más de 60 reuniones de aquí a 2021, lo cual presagia éxito para el nicho del turismo corporativo en Costa Rica.
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Para ampliar sobre el camino que llevó hasta la apertura del proyecto, LA REPÚBLICA conversó con Samuel Bermúdez, codirector de Gensler.
¿Qué evaluación hace de la apertura del Centro Nacional de Congresos y Convenciones?
Nosotros, el ICT y la firma constructora nos pusimos la camiseta para que este proyecto saliera a tiempo, según el presupuesto y con la mejor calidad posible; creo que el objetivo está cumplido y ahora tenemos un centro de clase mundial.
¿Por qué tardó tanto el país en hacer realidad este proyecto?
Nuestro país ha pecado de burocracia política excesiva y un pensamiento cortoplacista. Nosotros negociamos con cuatro ministros de Turismo hasta ver este proyecto terminado, pero lo más importante es que todos aportaron algo y nunca se perdieron el norte ni la necesidad de crearlo.
¿Lo más complicado del proyecto?
Mantener todos los requerimientos funcionales en un solo nivel de construcción, utilizar la pendiente del terreno de la mejor manera posible e incorporar la mayor cantidad de elementos sostenibles dentro de un presupuesto muy limitado.
¿Cómo fue el proceso para obtener la licitación de diseño del Centro de Convenciones?
Hace casi ocho años salió a concurso público la licitación para el diseño, planos constructivos e inspección del Centro. Cuando se nos asignó la adjudicación, trabajamos de la mano con Carlos Avendaño, el arquitecto del ICT, para darle forma junto con expertos internacionales. Tuvimos una relación muy estrecha y colaborativa con ellos a lo largo del camino.
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¿Qué requisitos pidió el ICT para diseñar su obra icónica?
El Centro tenía que ser muy flexible para adaptarnos a los eventos nacionales e internacionales que se desarrollen; segundo, que funcionara igual o mejor que en un país de primer mundo y, por último, tener una relación muy fuerte con la identidad costarricense, pensando en que si alguien viene al país y solo visita el Centro, en este debía estar lo mejor de Costa Rica.
El Centro tuvo un costo de $35 millones, ¿de ese monto cuánto se destinó al diseño?
En una obra pública, entre el diseño y la inspección, se invierte aproximadamente el 8,5% del presupuesto, eso se mide con los aranceles que da el Colegio de Ingenieros y de Arquitectos.
¿Tenía experiencia Gensler en proyectos de este tipo u otros de turismo?
Tenemos un área especializada en centros de convenciones y recintos de entretenimiento masivo, contamos con personal y consultores con muchísima experiencia en el tema; aunado a esto, nuestro rodaje en el sector hotelero nos hace entender al público meta.