Otra cima más para Rojas
Dinia Vargas [email protected] | Viernes 15 abril, 2016
El escalador costarricense, Warner Rojas, sumó su sexta cumbre al alcanzar el volcán Llullaillaco (la montaña sagrada de los incas).
El tico tiene como objetivo escalar los diez volcanes más altos alrededor del mundo; ahora solo le faltan Boneten y El Muerto, de Argentina, y el Nevado Tres Cruces y el Tupungato, de Chile.
Rojas partió a finales de marzo rumbo a suelo suramericano en busca de conquistar el Llullaillaco, un estratovolcán (cónico de gran altura) ubicado en la cordillera de los Andes, dentro de la punta de Atacama, en la frontera entre la provincia de Salta (Argentina) y la región de Antofagasta (Chile).
Es considerado el segundo volcán activo más alto del mundo —6,739 m.s.n.m.— luego del Nevado Ojos del Salado, y su última erupción ocurrió en 1877.
Para iniciar su recorrido vivió un proceso de aclimatación en montañas de Salta en Argentina
“Estás montañas previas fueron claves para ir al Llullaillaco”, explicó.
El primer campamento lo ubicaron a 5.100 metros de altura para dormir la primera noche; sin embargo, al siguiente día “realizaron un reconocimiento para localizar un punto en donde montar nuestro siguiente campamento”.
“El tercer día subimos al punto donde estaría el siguiente campamento, en nuestras mochilas además del equipo especial que llevábamos tuvimos que cargar agua, pues no había en este campo nada de líquido y tampoco hielo o nieve para derretir”, describió Rojas.
Después de eso llegó el momento de subir al último campo, ubicado ya a 5.900 metros.
“La subida fue muy dura por la pendiente, la altura y el peso de la mochila que era de unos 25 kilos, llegamos y montamos nuestro último campamento, luego a descansar y prepararnos para el día siguiente que sería el día de cumbre”, añadió.
En el ascenso además de un camino difícil por ser un terreno de piedras y resbaladizo, no existía una ruta que seguir, mencionó.
Después de cruzar un plano y otra cumbre no tan empinada, Rojas cuenta que se encontró “con edificaciones de los incas” (esto debido a que fue el punto más alto del Imperio incaico para ceremonias de adoración).
Finalmente Warner siguió su camino, donde encontró más ruinas incas, hasta que llegó a la propia cumbre de la montaña sagrada de los incas, el Llullaillaco con 6.739 metros sobre el nivel del mar.
“Fue alegría el estar allí y poner nuestra bandera tica en este lugar mítico. Fueron 5 horas y 30 minutos lo que duré para llegar allí desde el último campamento que habíamos montado”, dijo.
Con el Llullaillaco conquistado, Rojas ya piensa en su siguiente objetivo, solo cuatro le quedan por cumplir.