Profesionales 20-30: Los buenos jefes son la fuerza que reduce el estrés de sus colaboradores, no al contrario
Álvaro Rojas [email protected] | Jueves 30 enero, 2020
La Cuarta Revolución Industrial asociada con la digitalización está por tomar mayor fuerza, y el Foro Económico Mundial proyectó que el 50 % de los puestos de trabajo actuales va a desaparecer o tendrá grandes modificaciones en la década que está por venir, por lo que los líderes y profesionales que deseen destacar en la próxima década van a tener que potenciar o desarrollar ciertas habilidades que se tornarán más relevantes y generarán mucho valor a las organizaciones.
En esta misma línea, hablamos anteriormente de la importancia que tendrá, para la próxima década, ser genuinos y vulnerables; en esta ocasión, se hablará de un mal que aqueja a los colaboradores de todas las empresas del mundo, algunos la llaman “la enfermedad del siglo” y otros “la enfermedad silenciosa”: estamos hablando del estrés. El estrés, según la RAE, se puede definir como ʽla tensión provocada por situaciones agobiantes y que origina reacciones psicosomáticasʼ; es decir, que se origina en la psiquis y luego se manifiesta en el cuerpo, pero ¿cómo se asocia el estrés a una habilidad profesional?
Mucho se ha escrito sobre este tema y sabemos de las consecuencias negativas que, inclusive, pueden llevar hasta la muerte pero, ¿qué pasaría si, como profesionales o líderes de organizaciones, lográramos desarrollar, como una de nuestras habilidades demostrables, que, por medio de nuestro liderazgo, logramos reducir el estrés del personal a nuestro cargo significativamente? ¿Cuánto valor generaría esto a las organizaciones que contaran con este tipo de personas? Sabemos que el liderazgo hace una gran diferencia en retener talento, en la productividad de este y, sobre todo, en la salud de los equipos y los colaboradores pero, ¿cuánto afecta positiva o negativamente en el estrés del personal?
Para entender el impacto tan valioso que adquiere una empresa al contratar talento reductor de esta “enfermedad”, se debe ir a la fuente del estrés en las organizaciones; según un estudio realizado hace unos años por Envisia Learning y dirigido por el psicólogo Ken Nowack, se logró determinar que el 75 % de los jefes en las empresas analizadas era la causa número uno de estrés entre los colaboradores. Como si la cifra no fuera por sí sola alarmante, la Universidad de Tulsa, después de varios estudios dirigidos por el psicólogo Robert Hogan, determinó que características negativas como incompetencia, irritabilidad, dominancia, explotación, poca confiabilidad, mínimas habilidades para tomar decisiones y para delegar estaban presentes en siete de cada diez jefes, gerentes o directores.
La consecuencia de lo anterior se ve reflejada en que, para más de 195,600 colaboradores encuestados en USA por un estudio de Gallup, la razón número uno por la cual los empleados renuncian a su trabajo es tener un jefe o supervisor inmediato que les genera estrés.
El estrés, según muchas de las empresas, es “culpa” de la carga de trabajo, de alta demanda, del entorno laboral, de los compañeros, entre otros, pero la realidad es que, en muchas ocasiones, el estrés es generado por una sola persona, el jefe.
Es normal que, al leer este artículo, analicemos si nuestro jefe es fuente de estrés, pero, en realidad, el enfoque es ¿qué debemos ajustar en nuestro liderazgo para convertirnos en jefes y supervisores que logren reducir el estrés del personal y, por consecuencia, mejorar su productividad? Y, de esa forma, más bien, inspirarlos a llegar a desarrollar mucho más su talento y lograr mejores profesionales. Los expertos recomiendan algunas consideraciones que se deben tomar para lograr mejorar nuestro liderazgo, reducir el estrés del personal y, así, poder desarrollar esta valiosa habilidad:
1 - Establezca expectativas claras, alineadas y con tiempos: cuando el personal sabe qué se espera de él, además de sentir la confianza de preguntar y conocer los tiempos de entrega de las asignaciones, se disminuye la incertidumbre y se reduce el estrés.
2 - Procure dar una dirección clara: Más allá de las asignaciones, el equipo debe saber para dónde va, cuáles son las metas globales y, lo más importante, bajo cuál criterio fueron establecidas. Fijar metas sin explicarlas es un alto generador de estrés.
3 - Deje de lado el “liderazgo” basado en temor e intimidación: Esta manera de dirigir está totalmente obsoleto; el miedo inhabilita al personal para dar lo mejor de sí mismo, su capacidad de percepción disminuye, su estrés aumenta y, como consecuencia, sus decisiones son poco acertadas.
4 - Reprima comentarios intimidantes o de incertidumbre: Elimine de su léxico y comunicación esos comentarios que le transmiten al personal que puede ser sustituido en cualquier momento, que hay “filas” de gente esperando por su trabajo, que la situación del país es contraria a la empresa y que no hay seguridad de trabajo para los próximos años. Este estilo de dirección autoritaria y déspota será sustituido rápidamente en la próxima década.
5 - Demuestre confianza en su equipo: Los líderes tratan de ganarse la confianza de su equipo, pero no intentan, activamente, demostrar que confían en ellos; cuando su equipo sabe que usted confía en él, se recorta la distancia entre usted, como líder, y su equipo; además, si logra que lo vean como un modelo a seguir y un desarrollador para el cumplimiento de sus objetivos, hará que se reduzca el estrés significativamente.
6 - Conozca las fortalezas de sus compañeros: Asignarles tareas contrarias a las fortalezas de sus colaboradores es un alto generador de estrés; si usted conoce las fortalezas de su equipo, la asignación de funciones será más efectiva.
7 – Demuestre estabilidad y ecuanimidad: Uno de los mayores generadores de estrés son los jefes que su personal no sabe con qué “humor” amaneció hoy, los jefes emocionales y cambiantes son altamente tóxicos para los equipos.
8 - Comparta sus valores y principios: Cuando su equipo conoce sus valores y principios, sabe qué esperar de sus decisiones; además, pueden valorar si están en una organización que cree en lo mismo que ellos. Poner al personal a realizar tareas en contra de sus valores y principios genera alto grado de estrés.
9 - No grite: Parece simple, pero en las empresas sobreabundan los jefes que no se controlan a sí mismos y gritan o suben el tono de voz para ganar sus argumentos. Domínese a usted mismo antes de querer inspirar a los demás. Si logramos tener un liderazgo reductor de estrés, se traducirá en equipos más saludables y personas más productivas. Nuestra sociedad y empresas están necesitados para la próxima década de este tipo de líderes.