Turismo y desarrollo
Christian Rivera [email protected] | Jueves 24 octubre, 2024
Costa Rica y el turismo, un binomio que marca el desarrollo del país pero que tiene grandes desafíos. Nuestro país se ha caracterizado por la rigurosidad de los diagnósticos y los estudios, sin embargo, hay una extrema mezquindad por reconocer tratamientos y procedimientos prácticamente quirúrgicos, que permitirían potenciar el sector turismo y la economía nacional.
Los datos son contundentes y bien posicionados. Según el Banco Central de Costa Rica -BCCR-, el aporte del turismo al Producto Interno Bruto -PIB- de nuestro país es de 8,2% anual, del cual un 6,3 % es un aporte directo. El impacto del crecimiento de las pymes turísticas costarricenses demuestra la fortaleza de esta industria en la economía del país.
Con el lanzamiento del Centro de Estudios del Turismo-Costa Rica surge un gran desafío: pasar de las palabras a la acción. Siendo la primera organización sin fines de lucro enfocada en la investigación y generación de datos para el desarrollo sostenible del turismo en Costa Rica, el gran reto será, que no se convierta en espacio de gurúes autocomplaciéndose, sino en un Centro que promueva políticas públicas de desarrollo cultural, económico y social en torno al sector, que defina una estrategia prágmatica de corto, mediano y largo plazo y que oriente y exija a las autoridades de turno su implementación.
Los estudios pululan, tanto como los consultores y cómo médico me es difícil entender, cómo hay tantos diagnósticos y tan pocas acciones; cómo el sector turismo con el impacto social y económico que tiene para el país, no es capaz de impulsar una estrategia articulada que combine el turismo deportivo, cultural, de salud, de accesibilidad, entre otros.
Desde que funde Costa Rica Azul, hace casi 15 años, he promovido actividades deportivas y culturales en comunidades en todo el país y literalmente, corrí este país de frontera a frontera. Esos 500 Km por Costa Rica, que corrí desde la frontera de Nicaragua hasta Panamá, surgieron como un llamado a la solidaridad en momentos en donde la zona norte estaba inundada, y me permitieron visualizar un gran potencial turístico para el país, algo que sería como un pequeño “Camino de Santiago”.
En 15 días de esa travesía, conocí empresarios y empresarias turísticas, con quienes comentaba, en sus pequeños restaurantes, cabinas y hoteles, sobre el gran potencial que esas comunidades podrían ofrecer, si se creara y posicionara esa ruta turística deportiva. Obviamente la visión de las autoridades políticas es tan miope, que queda evidente en los únicos 8 km de acera que hay en ese trayecto.
El turismo deportivo genera anualmente, el 10% del turismo mundial. Más de US$700 millones de dólares anuales. Hace un mes, en la comunidad indígena de Amubri, Talamanca, celebramos la final del Campeonato de fútbol “La Voz de Talamanca” que generó la activación económica de la comunidad, con la visita de, aproximadamente 1500 personas, generando un gran impacto económico, social y cultural.
Y es que, a razón de turismo cultural, Costa Rica debe tener un inventario de actividades, fiestas locales de manera que el turista pueda disfrutar de una experiencia e inmersión comunitaria.
Por año en Perú, el turismo gastronómico genera más de US$200 millones de dólares y en Costa Rica, ni siquiera potenciamos la riqueza de la gastronomía costarricense y el talento de jóvenes como Esteban Rosis, chef del restaurante Namu, en Puerto Viejo, Limón o Freddy Espinoza chef del restaurante Sabor Porteño en Liberia, Guanacaste, quienes, orgullosos de nuestra cocina, deleitan a los comensales con hermosos platillos servidos con una combinación de sabores que son de competencia mundial.
Existen nuevas demandas en el mercado y quienes tenemos la dicha de compartir, conversar, aprender y construir de la mano de las comunidades y grupos vulnerables, estamos orientados a la acción. Por ejemplo, en materia de turismo accesible, hace dos años corrí la carrera de relevos de San José a Puntarenas, con el primer equipo de no videntes que competían en esta carrera. Esta provincia costera logró, en temporada “baja”, llenar sus habitaciones y movilizar a deportistas de todo el país a participar en este evento deportivo.
En este sentido, celebro la iniciativa del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) que ha impulsado el programa Turismo Social con Integridad, que busca garantizar el acceso de todas las personas a servicios turísticos, pero no es suficiente. Las personas merecen no solo tener acceso sino también ser protagonistas y vibrar con una experiencia turística cultural o deportiva y para eso es necesario innovar, como lo ha hecho Natalia Vindas con su liderazgo en el ámbito de Surf Adaptado.
Finalmente turismo de salud y bienestar. Costa Rica es el paraíso para promover el cambio que se requiere a nivel mundial: movimiento, alimentación orgánica y descanso. En este ámbito, es un hecho que, las pocas iniciativas privadas de posicionar al país como punto medular de atención médica fueron superadas por estrategias país, más agresivas y articuladas de países como Colombia.
Destacar casos de éxito, promover el mérito como una vacuna en contra de la mediocridad cuya infección ha llegado hasta la médula de nuestra sociedad, nos permitirá ver más allá de la inmediatez y el interés individual.
Es hora de reflexionar sobre las oportunidades que hemos tenido como país en materia de turismo, es hora de aprender de las experiencias que no hemos sabido potenciar, es hora de unir esfuerzos para impactar el desarrollo económico y social del país, pero sobre todo es hora de extirpar la mediocridad, dejar de lado las mezquindades y trabajar como sector pujante y capaz de generar bienestar y prosperidad para Costa Rica.