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El derecho a disentir

María Luisa Avila [email protected] | Jueves 27 junio, 2013


Esperamos que la discusión (en campaña política) se centre en propuestas sobre temas trascendentales como la seguridad social, la educación, los derechos de las minorías, el desarrollo económico y nuestros valores como sociedad


Tricotomía

El derecho a disentir

El premio Nobel de Literatura José Saramago, reclamó y ejerció el derecho a disentir —del latín dissent?re: tener una opinión diferente. Decía que “el delito de opinión” no existe. En una sociedad democrática, el debate público debe nutrirse con la posibilidad de discrepar y de manifestar desacuerdo. Una sociedad que respete ese derecho es una sociedad que avanza hacia un mayor pluralismo. Disentir es un acto irrenunciable de conciencia, nos recuerda Saramago. El disidente no puede ser visto como enemigo.
Observo con preocupación como en nuestro país, algunos grupos y algunas personas consideran que pensar diferente o expresar una opinión contraria a sus intereses es ser un enemigo declarado.
En pocos meses dará inicio la campaña política camino a la elección del nuevo gobierno, muchos costarricenses esperamos que la discusión se centre en propuestas sobre temas trascendentales como la seguridad social, la educación, los derechos de las minorías, el desarrollo económico y nuestros valores como sociedad.
Un consenso nacional será necesario, donde antepongamos los intereses particulares por los intereses sociales. El oportunismo, la fácil descalificación del contrincante, el sembrar dudas sobre toda la clase política flaco favor le hacen a nuestra democracia. Parecen olvidar que lo que sembramos, es lo mismo que cosechamos. No le conviene a nuestro país caer en la desesperanza, polarizarnos, deshilachar nuestro tejido social.
Los males que como sociedad sufrimos no están relacionados con las ideologías políticas, están relacionados con nuestras prioridades, con nuestra participación ciudadana y con el compromiso que asumimos por y para con el país. “Una democracia que no se auto observa y examina está fatalmente condenada a anquilosarse”: vuelvo a citar a Saramago.
Requerimos por ende, evaluar nuestra democracia, reinventarla, hacerlo a nivel individual, pero sobre todo como una colectividad. Por otro lado, hay que ganarse el derecho a disentir, dando propuestas para la solución de los problemas y trabajando en esas soluciones. Disentir con respeto y respetar al disidente.

María Luisa Ávila

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