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El tsunami tico

Arturo Jofré [email protected] | Viernes 04 julio, 2014


Los pequeños solo tienen sueños. Están rodeados de tantas restricciones y pigmaliones negativos, que deciden blindarse de los malos espíritus


El tsunami tico

Es imposible no estar inmerso en el fenómeno que está removiendo al país en una forma jamás vista, por lo menos en los últimos 40 años de los que soy testigo. Lo curioso es que ningún experto (que alcanzan más o menos a 4,5 millones) se había acercado a predecir las verdaderas dimensiones de este fenómeno.
La meta era difusa, todavía lo es. Nunca se definió el propósito final, ni se levantó el trofeo como aspiración primera. Ese lujo es privativo de los grandes, de los que tienen historia de triunfos.
Los pequeños solo tienen sueños. Están rodeados de tantas restricciones y pigmaliones negativos, que de pronto deciden blindarse de los malos espíritus. Eso los hace mantener sus sueños en silencio, tal vez para evitar las ondas negativas que hacen tanto daño. Por eso van a luchar a muerte por el paso siguiente, por el desafío inmediato, tratando de subir de grada en grada. Es una forma de acercarse al sueño, sin especulaciones ni triunfalismos vacíos.
Lo importante es que este equipo de jóvenes se alza como un nuevo referente nacional y también internacional, ya que sobrepasa lo deportivo. Es un ejemplo de cómo avanzar en escenarios altamente desafiantes, de exterminar pretextos, de amalgamar el entusiasmo con el esfuerzo llevado a su máxima expresión.
El transformar este hecho en algo más que una coyuntura histórica, dependerá de cómo nos impregnamos de las lecciones recibidas, no importa cuál sea el tipo de cancha en que jugamos.
Este grupo de muchachos, su director técnico y ayudantes, las madres que están siempre iluminando, hicieron su tarea a la perfección, lo que significa que nos pusieron la marca muy alta. El turno ahora es nuestro.
La parte fea. Se dice que cuando pierde el Saprissa, las agresiones en los hogares aumentan considerablemente. Pero resulta que ahora las cifras de maltrato a niños y mujeres también ocurren cuando se gana.
A aquellos pocos que celebran con tan trágico ritual, destiñendo la sana alegría de todo el resto de la sociedad, Séneca —el estoicista que trató de desentrañar los enigmas de la felicidad— les diría que sin cordura nadie es feliz. Esperamos que mañana la fiesta siga y la cordura también.
Costa Rica está a la vista de todo el mundo por su garra, su espíritu de lucha, su trabajo bien planificado, su humildad. Gracias muchachos.

Arturo Jofré
[email protected]

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