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COLUMNISTAS


La calle prometida

Vilma Ibarra [email protected] | Miércoles 12 junio, 2013


La Región Huetar Norte es un emporio. Razón para entender la urgencia (e impaciencia) de sus habitantes, prometidos y engañados desde hace como 40 años con una carretera que potencie su desarrollo


Hablando Claro

La calle prometida

A un dirigente comunal sancarleño no le quedó otra que comparar lo que sucede en la carretera Sifón-La Abundancia, con los 40 años que tardó el éxodo del pueblo de Israel a la tierra prometida. Así explicó la circunstancia de extrema paciencia a la que ha sido sometido no solo el próspero cantón de San Carlos sino gran parte de la paradójicamente postrada zona norte del país, por la promesas incumplidas de asfaltar las esperanzas de una nueva y moderna vía que permita potenciar su competitividad.
La Región Huetar Norte es un emporio. Allí, en la quinta parte del territorio nacional, se produce el 40% de la energía hidroeléctrica del país, el 65% de la leche, el 55% de la carne; también el 55% de la fruta, el 80% de las raíces, el 67% de los frijoles, el 50% de la industria maderera y el 30% de toda la producción exportable de jugos concentrados y aceites.
Razones más que suficientes para entender el sentido de la urgencia (y de la impaciencia) que aqueja a los vecinos del norte, sin contar las enormes riquezas del Circuito Turístico Norte, que tiene como icono nacional al siempre majestuoso volcán Arenal.
Pero todo ello no ha sido suficiente para que se le haya podido entrar de lleno a “la solución definitiva” (así como rezaba un malogrado eslogan del MOPT) de la vieja vía de acceso a Ciudad Quesada; centro neurálgico de la región. Una ruta colapsada y deteriorada por donde transitan año con año las frustraciones de quienes la requieren como enlace productivo y cordón umbilical con la Meseta Central.
Imposible reseñar los 47 años de historia que rodean la expectativa de una nueva carretera entre San José y Ciudad Quesada. Baste decir que en los últimos 28, siete gobernantes han ido y venido asegurando la concreción de una porción de la carretera; porque de Sifón de San Ramón a La Abundancia de San Carlos, lo que tenemos hoy es el proyecto de una especie de gigantesca pista de aterrizaje, por el mal retrato que implica que la carretera se diseñó en un tramo y no en su totalidad. Ahora está a la vista lo que sabíamos desde que el exministro Francisco Jiménez anunciaba con bombos y platillos, la autorización contralora para aumentar de dos a cuatro carriles el vetusto diseño, pero sin decir nunca que la obra anunciada seguía sin tener (aun hoy) las puntas norte y sur, que permitirán unir La Abundancia con Florencia y Sifón con la Bernardo Soto.
Todo ello sin considerar la extraña “aparición” ahora de un humedal, una falla en el terreno, deficiencias en los taludes y muchas debilidades en los diseños originales, que harán indefectiblemente que esta obra no sea concluida en esta, sino en una próxima administración.
Y para cerrar con broche de oro este melodrama de la vida real, la carretera de San José a Ciudad Quesada saldrá costando, según los números que se han dado a conocer, como $7 millones por kilómetro. Mucho más cara que la cuestionada concesión de obra de San José a San Ramón. Solo que en la primera los recursos los pagamos por adelantado todos los costarricenses.

Vilma Ibarra

 

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