Llegó el cambio
Claudia Barrionuevo [email protected] | Lunes 03 febrero, 2014
No puedo hacer ninguna proyección sobre los resultados, me niego a elucubrar, temo equivocarme. Sin embargo tengo la certeza de que el cambio ya llegó
Llegó el cambio
No sé. No sé nada. Escribo esta columna el miércoles 29 de enero para revisarla mañana jueves. Será publicada el día siguiente de la jornada electoral. Para entonces sabremos los resultados definitivos de esta contienda. Lo único seguro, según los analistas políticos, es que habrá segunda ronda.
No puedo hacer ninguna proyección sobre los resultados, me niego a elucubrar, temo equivocarme.
Sin embargo tengo la certeza que el cambio ya llegó. Esa transformación política e ideológica que se ha ido gestando desde los inicios de este siglo ya se hizo evidente durante esta campaña.
Todavía existía el bipartidismo encabezado por el Partido Liberación Nacional (PLN) y Unidad Social Cristiana (PUSC) cuando por primera vez en nuestra historia electoral tuvimos una segunda ronda: fue en abril de 2002 y, curiosamente, el candidato que perdió era Rolando Araya, hermano de Johnny.
El partido que provocó este singular evento, logrando en febrero de ese año el 26,19% de los votos, fue Acción Ciudadana (PAC), con apenas dos años de existencia.
Cuatro años después el panorama era aún más incierto. Luego de los terribles escándalos de corrupción que involucraron a dos expresidentes del PUSC y del crecimiento del PAC (gracias a la exposición que tuvo en la Asamblea Legislativa), a un candidato que en 1986 había contado con gran popularidad y gozaba de poder político y económico, le costó muchísimo ganar las elecciones. Óscar Arias le ganó a Ottón Solís por menos de 20 mil votos, por menos de un 1,15 puntos porcentuales. El cambio ya se había gestado.
Mientras tanto la derecha pura y dura intentaba ganar terreno con un candidato inicialmente atractivo. El Movimiento Libertario (ML) surge en 1994 pero es hasta 2002 que llega a Cuesta de Moras. Inicia con menos de dos puntos porcentuales, alcanza casi los nueve en 2006 y obtiene su mayor éxito en las elecciones pasadas con más del 20%.
Paralelo a estos movimientos políticos, la izquierda tradicional costarricense pasó por varias organizaciones partidistas. Fundado en 2004, el Frente Amplio (FA) tanto en 2006 como cuatro años después logró una sola curul: primero con José Merino y luego con José María Villalta.
Con un único diputado, sin plata para publicidad o signos externos, atacados por una campaña que pretendió provocar miedo, recibiendo críticas por la juventud de su candidato e incluso (lo escuché un par de veces) señalándolo como extranjero, el FA ha mantenido su ascenso ganando adeptos en los más diversos y sorprendentes campos.
Los ciudadanos se cansaron de la corrupción, del robo y de los políticos tradicionales. El PUSC feneció; el PLN languidece; el ML no logró asidero; la social democracia no ha muerto pero tiene otra bandera y la izquierda ha renacido.
Para mí el panorama es idílico. Desde mi adolescencia no tenía tantas esperanzas. Soy más yo. No he vivido un siglo pero vuelvo a mis 17. Llegó el cambio.
Claudia Barrionuevo
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