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COLUMNISTAS


Abstencionismo

Emilio Bruce [email protected] | Viernes 11 febrero, 2022


Sinceramente

Al concluir el primer escrutinio de la pasada elección hemos caído en cuenta que el abstencionismo ocurrido es el más alto de nuestra historia. ¿Por qué ese enorme desinterés en la elección de nuestras autoridades? ¿Por qué dejar que otros decidan por nosotros? ¿Cómo reclamar y protestar por las acciones de los gobernantes si no participamos en su elección? La indiferencia ha asesinado a otras democracias latinoamericanas. El abstencionismo hace que las minorías que votan elijan.

A pesar de la enorme, anormal diría yo, cantidad de partidos y candidatos, de ofertas y de propuestas, cerca del 40% del padrón no votó ya que no encontró motivación ni derivó interés en emitir un sufragio. No parece obedecer este abultado abstencionismo a una falta de oferta electoral.

Está enferma la democracia de Costa Rica, muy enferma. Sin sentido de responsabilidad ni del deber de asistir a los comicios los electores dejaron de votar. Muy grave y muy ominoso.

Se han ensayado muchas excusas para explicar el fenómeno. El covid19 y la pandemia es la primera, la crisis económica y laboral ha sido la segunda. Lo cierto es que el abstencionismo ha venido consistentemente creciendo desde hace ya muchas elecciones y este es el más alto de todos los registrados hasta el momento.

Debemos buscar las causas de esta actitud de absoluto desinterés de más del 40% de la población votante. Debemos buscar el remedio para ella, para volver a entusiasmar a ese 40% y más de los electores para el ejercicio de la democracia y la libre expresión electoral de su parecer.

La elección de los diputados debe de variarse para lograr que exista una mayor representatividad de los diputados con todos los grupos. Para ello tendremos que aumentar el número de diputados, elegirlos en distritos electorales y a su vez elegir unos diputados nacionales. Votar por lista es frustrante y contraproducente para el interés de los electores. Los electores o votantes sienten que las listas son una verdadera imposición de personas, que votar por bandera es cohonestar un vicio electoral del que se valen los partidos para ejercer control de quienes llegan a la Asamblea Legislativa, que los votantes no elijen nada.

El financiamiento de las campañas electorales debe de variar sustancialmente, así como el mecanismo de asignación de ese financiamiento. Muchos candidatos y claro está muchos votantes se sienten a merced de los banqueros. Con extremo cuidado aspectos como estos deben de entrarse a modificar para mejor proveer de las campañas y de los grupos en competencia.

Los mini partidos que participaron y las dobles postulaciones virtualmente fracasaron en su totalidad. Este aspecto debe de ser también analizado y quizás la formación de partidos debe de ser más rigurosa, debería contar con muchos más adherentes y el número de votos para recibir deuda política debería ser mayor. Multitudes de partidos diminutos, partidos prestados y partidos alquilados no deberían ser lícitos. El país deberá abocarse a analizar estas situaciones con calma y con minuciosidad, así como las consecuencias de los cambios.

Debemos participar todos los electores en los procesos eleccionarios. Las causas del abstencionismo deben de ser descubiertas y ser eliminadas. Debemos trabajar más activamente en la modernización electoral y en la generación de atractivos para lograr la mayor participación ciudadana posible. El gran abstencionismo tiende a deslegitimar a quienes han sido electos. Este abstencionismo es una poderosa llamada de alerta democrática.

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