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Aduanas y competitividad

Leiner Vargas [email protected] | Martes 25 septiembre, 2012



Reflexiones
Aduanas y competitividad

El país ciertamente ha venido avanzando en sus indicadores de comercio exterior, han crecido las exportaciones y por supuesto, también se han acelerado las importaciones. Como resultado de lo anterior, se requiere cambiar la logística y sobre todo, la cultura del Estado para atender las demandas que de múltiples usuarios tiene nuestro sistema aduanero. Sin embargo, más allá de los discursos y de unas cuantas mejoras en los procesos electrónicos, el sistema aduanero costarricense no ha avanzado lo suficiente para enfrentar los retos de aumentar la productividad y la competitividad país.
Una muestra de lo ineficiente que resulta nuestro sistema de aduanas en 2012 es la existencia de una aduana central en Calle Blancos, donde no tenemos ni aeropuerto, ni puerto, ni siquiera cercanía con zonas francas que la justifiquen. El país lamentablemente paga el costo de, en lugar de desarrollar el puerto de Limón y de atender de allá los servicios de internalización de mercancías, estas se trasladen hasta el centro de San José, donde finalmente se les da un estatus aduanal correcto. Este absurdo sistema costarricense no solo le roba la oportunidad a Limón de tener múltiples puestos de trabajo para aquella provincia, sino que genera grandes aglomeraciones de tránsito y problemas de tráfico ilegal, en una ciudad colapsada ya en el tema vial.
Todo tiene su justificación, el escaso control aduanero y nuestro sistema de incentivos perversos, ocasiona todo tipo de anomalías en la mercancía que importamos y que exportamos. Se incrementan así los riesgos de contrabando, droga o dinero camuflado del narcotráfico y todo tipo de anomalías que afectan sin duda alguna al Estado, a los productores nacionales y a la visión país desde el resto del mundo.
Los sistemas de control aduaneros modernos tales como, scanners y con control electrónico, se han sustituido con esquemas de gestión privada que de una u otra forma se vuelven riesgosos y atentan contra un sano proceso de gestión aduanera. Lamentablemente, para las autoridades de Hacienda las aduanas siguen viéndose como una caja chica fiscal y su desarrollo y fortalecimiento se sigue postergando, entre licitaciones que no avanzan y procesos que nunca terminan de implementarse.
Lo cierto es que al final del día, la competitividad país se sigue poniendo en jaque, dado que no solamente hacemos pagar altos costos de transacción a nuestros usuarios, exportadores e importadores, sino que detrás de la no modernización de nuestro sistema aduanero escondemos un poco más de la corrupción, la inoperancia y por supuesto, la ineficiencia de nuestro Estado. Seguir negociando aperturas sin hacer las reformas de fondo a nuestro Estado en el tema aduanero será claramente un arma de doble filo para la competitividad y el desarrollo de nuestro país.

Leiner Vargas Alfaro
[email protected]


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