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COLUMNISTAS


Buen tino del gobernante y desprendimiento de ciudadanos y políticos

Miguel Angel Rodríguez [email protected] | Lunes 11 abril, 2022


Costa Rica, la más antigua y consolidada democracia de América Latina, eligió pacífica y democráticamente como su cuadragésimo noveno Presidente al Dr. Rodrigo Chaves.

La noche de su elección el Presidente Electo no solo pidió bajar las banderas partidarias e izar la de Costa Rica, sino que con muy buen tino cambió radicalmente su mensaje confrontativo buscando la unidad nacional.

Ese es el camino que la historia nos señala, la solución costarricense de prever los problemas y forjar una unidad de miras capaz de enfrentarlos con éxito.

Costa Rica llegó a esta segunda ronda electoral sufriendo, al igual que muchos otros países, de pérdida de prestigio y estima por la democracia y el estado de derecho, de desconfianza con las élites, de fragilidad y fraccionamiento de los partidos políticos.

Diferentes factores han debilitado a los partidos de masas. Se ha generado un desarraigo de las personas por cambios tecnológicos, en la familia, en su lugar de residencia, en las condiciones laborales. Ese desarraigo crea desconfianza y acrecienta la incertidumbre, enoja a los pueblos. Ciertamente, además, la ineficacia de los gobiernos, la corrupción y el aumento de la desigualdad cuando se dan abonan esa desconfianza, el desencanto, la incertidumbre, el temor. En nuestro caso, también ayudan a generar esos sentimientos las acciones de algunos dirigentes políticos y medios de comunicación que para aumentar su poder vienen desde fines del siglo pasado atacando a políticos, partidos y gobernantes, acusándolos de corruptos de manera generalizada y sin concretar cargos. Todos esos factores agigantan la emotividad y el odio y debilitan la racionalidad y el amor. Se impone el hígado y no el corazón, tampoco la mente.

En esas condiciones priva la defensa y la promoción de los intereses más directos, más de pequeño grupo. Las uniones se dan en contra del otro. Se facilita el fraccionamiento de los partidos y su multiplicación.

A menos de que quienes son elegidos conciten una unidad en la que todos colaboremos para construir el bien común, esos cambios generan gobiernos con bajo apoyo popular y grandes dificultades para gobernar, lo que a su vez aumenta el descontento de los gobernados.

El mensaje de aceptación y las posteriores intervenciones del Presidente Electo buscando la unión del país son muy importantes para dar esperanza a un pueblo que se ha empobrecido, primero por los resultados del desequilibrio fiscal, después por la pandemia y ahora por la invasión de Rusia a Ucrania y el encarecimiento de los alimentos, los combustibles, los fertilizantes, los fletes.

Es imprescindible continuar un manejo hacendario que haga disminuir el peso de la deuda pública. Solo así se podrá generar mayores recursos para atender las funciones del estado en favor de los ciudadanos, y se podrá consolidar la estabilidad y acelerar el crecimiento. Justicia social, eficiencia productiva y estabilidad macroeconómica son indispensables para mejorar el bienestar de los costarricenses. Esto obliga a aplicar a rajatabla la regla fiscal.

Pero no conviene lograr ese objetivo disminuyendo las ayudas sociales a las familias en pobreza, que más bien demandan más ayuda inmediata para atender sus necesidades básicas ante la falta de empleo y el encarecimiento de los bienes más esenciales. Mientras se aprende a pescar y se tiene oportunidad de hacerlo hay que comer. Este último año familias pobres que me comparten sus graves dificultades económicas me dan indicios de la necesidad de aumentar la ayuda a los costarricenses más necesitados.

Tampoco puede lograrse la mejora fiscal disminuyendo la construcción de infraestructura. Su ampliación y mejora es esencial para aumentar la productividad y poder generar mayor crecimiento del ingreso nacional.

Como si el reto generado por esas circunstancias fuera poco, el aumento de la inflación en los mercados desarrollados y entre nosotros, significa que las tasas de interés aumentarán incrementando el peso del servicio de la deuda pública, dejando menos espacio para otras erogaciones. Claro, en compensación, la mejora de las condiciones fiscales irá reduciendo el riesgo país y eso ayudará a bajar la tasa de interés real. Pero este efecto no se dará de inmediato.

Por eso los tiempos en que va a gobernar el Sr. Presidente Chaves demandan cambios estructurales en el estado y priorizar el gasto, privilegiando los objetivos nacionales más urgentes.

Para poder mantener el límite global del crecimiento del gasto establecido por la regla fiscal sin afectar programas sociales ni infraestructura y enfrentando una tasa mayor de interés, es necesario hacer reformas más de fondo en el aparato estatal, a lo que hasta ahora han dado la espalda los últimos gobiernos.

Y hay intereses sectoriales y grupales que se oponen a cualquier reforma para hacer más eficiente el aparato gubernamental, de modo que con menos recursos se pueda atender incluso más servicios en favor de los ciudadanos.

Por eso para poder hacerlo, fraternalmente todos debemos limitar nuestros intereses egoístas y apoyar la opción preferencial por los pobres.

Sacar adelante la tarea demanda sabia y reflexiva conducción del gobierno y desprendimiento y visión de largo plazo de todos.

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