Burlas de pocos, fracasos de muchos
Alejandra Esquivel [email protected] | Jueves 07 febrero, 2019
Las columnas de opinión enfocadas en criticar y no en proponer me resultan una pérdida de tiempo para el lector. En muchas columnas del pasado caí en la trampa porque para nadie es un secreto que en América Latina eso es “lo que vende”, pero concluí que la venta no pagaba la frustración de jugar ese juego, aunque hoy voy a caer a medias dado que me indigna la falta de congruencia y el juego político de cambiar posiciones que parecían demostrar compromiso para marcar puntos de quiebre en esfuerzos por hacer diferente las cosas en muchas materias, pero para efectos del tema que les propongo: afectando las tasas de desempleo del país.
Las iniciativas en educación dual han sonado mucho en esta administración y mi lectura llega hasta a sentir el tema como el “trapito de dominguear” del Primer Poder de la República (no oculto que quiero ver más avances tejiéndose) y ahora resulta que en lugar de avanzar estamos retrocediendo porque no se respetan consensos y ni siquiera se respeta el compromiso con la congruencia y la credibilidad que el mismo gobierno debería tener con sí mismo —desde la Asamblea y el Ejecutivo, principalmente—. No es necesario ser político o haber prestado atención a “House of Cards” para caer en razón de la “inocencia” que se demuestra al demandar congruencia y credibilidad cuando los hechos demuestran que se dirige un país en función del poder en sí mismo y no de deberes técnicos; planificación estratégica para avanzar en objetivos claros, transparentes, escalables en el tiempo —proyectos país serios y bien pensados… Prueba de que el papel aguanta lo que le pongan—.
De nuevo, poniendo punto final al juego de la crítica y las utopías, se precisa que en este país se materialicen acciones concretas para mejorar las condiciones de empleo de sus ciudadanos… A veces pareciera que el Gobierno no entiende las implicaciones sociales y económicas, principalmente, de no tener claridad y no comunicar la “hoja de ruta” (que permitan, por ejemplo, el impulso de alianzas público privadas) en cómo resolver los desafíos del país en materia de empleo… de seguro, jugar con iniciativas como Educación Dual: no es el camino… ¿Acaso no entienden eso? ¿O es que no entienden el planteamiento de Educación Dual en sí mismo? A este ritmo, la escala de la reactivación nos va a llevar una década.
Bien, en materia de propuestas:
En poco tiempo inicia el periodo de campaña para la elección de gobiernos locales en el que la definición de estrategias de desarrollo local que aporten conscientemente a la gestión del escenario de empleo de sus pobladores, debe demandarse en función de cómo harán posible lo que ponen en el papel. Los medios de comunicación (que no es un secreto que “muchos”, también ponen sobre la mesa su juego político y condicionan su enfoque en función de favores conseguidos y prometidos), tienen significativa responsabilidad en hacer un abordaje serio sobre los alcances e impactos de estas figuras locales, así como los resultados (traducidos en números) de mérito propio que hayan conseguido los que pretendan reelegirse y que hayan aportado los aspirantes en general.
Las figuras públicas serias, deben demostrar con hechos la credibilidad que dicen merecer, denunciando tráfico de influencias; nebulosas en contextos técnicos; desviaciones entre lo que se comunica públicamente que va a hacerse frente a lo que realmente se decide hacer; actos tras bambalinas en los que unos pocos prefieren el fracaso de muchos antes que perder un pulso de poder; corrupción en todos sus colores y sabores… Hoy, pareciera que es menor el compromiso con la sociedad costarricense, que la disposición a asumir el costo político de denunciar y no respaldar cambios que en materia de Educación Dual se traen abajo esfuerzos transversales; traducen esfuerzos en lo que pudiera derivarse en simple pérdida de tiempo; nos mandan atrás “nueve casillas” cual combinación de dados en el “monopoly” nos enoja con un retroceso en lugar de acercarnos a la línea de meta… En el camino de este tipo de resultados, se pone a prueba la materia de la que están hechas las figuras públicas que tuvieron conocimiento y/o participaron del proceso. Cuando estalla “la bomba” se pone a prueba la credibilidad de los que tienen influencia para enrumbar el tema y máxime, de los que tienen el poder de la toma de decisión.
Con la realidad de una población que está envejeciendo, las políticas de empleo deben alcanzar esfuerzos intersectoriales para abordar el reto del “envejecimiento activo” no solo en función de sostener a la persona dentro de la Población Económicamente Activa del país, sino también de cara a los objetivos de competitividad y desarrollo económico del país frente a los más altos niveles de capital humano del resto del mundo (sea o no, la población del resto del mundo, más longeva que la nuestra).
Reformas laborales en materia de empleo, representadas por iniciativas como el teletrabajo, suenan también muy bonito, pero a la hora de la verdad la “hoja de ruta” deja muchos componentes por fuera y lo que pudiera ser un incentivo para los patronos de contratar más personal, al no tener que ensanchar su infraestructura física (y los costos que ello implica), por ejemplo, se convierte en una demanda por mejor infraestructura y/o cobertura en telecomunicaciones (probablemente infraestructura sea lo que más peso tiene a nivel de contratar plazas bajo modalidad de teletrabajo).
La igualdad en condiciones sobre el ejercicio de las funciones laborales entre un hombre y una mujer, sigue marcando diferencias en oportunidades que inciden sobre las tasas de empleo analizadas en función de género, a pesar de que por su parte se ha demostrado el impacto positivo que tiene sobre la pobreza y la desigualdad, el que el sustento de la familia sea llevado a casa por la figura femenina… Las iniciativas en esta materia se espera cierren la brecha de desigualdad que contribuya a la participación equitativa de los ciudadanos en el empleo costarricense, sin importar su género, para ello las condiciones deben ser equitativas/inclusivas en su máximo espectro, incluyendo por hacer referencia a un factor de incidencia en la decisión de contratación: a los periodos de incapacidad por nacimiento de un hijo.
Hombres, mujeres, jóvenes, mayores, se enfrentan en Costa Rica a largos periodos de desempleo o inactividad (ejemplo, recién graduados que no han podido participar del mercado laboral) que justifican iniciativas/programas que faciliten la inserción y la reinserción laboral y con ello la mejora en su calidad de vida y la de sus familiares. Este tipo de acompañamientos suelen allanar el camino pedregoso de pretender conseguir un trabajo y que los potenciales patronos no tengan incentivo alguno para darle oportunidad laboral a una persona que haya estado inactiva, por ejemplo, 12 o más meses o que del todo no tenga experiencia laboral, sin recibir siquiera la oportunidad de probar sus capacidades y competencias.
El desarrollo de infraestructura aeroportuaria sigue siendo un pendiente significativo para el impulso del empleo en provincias o regiones con alta vulnerabilidad social y económica en la que el empleo es altamente deficitario. Esta deuda bloquea el desarrollo de proyectos como zonas francas que suelen ser focos importantes como generadores de empleos, o incluso limita la movilización de una empresa privada individual, principalmente importadora o exportadora de productos foráneos a la que se le hace muy costoso ofrecer fuentes de empleo en zonas alejadas, sin infraestructura aeroportuaria competitiva.
El impulso de emprendimientos y empresas de servicios podría ser un eje estratégico con un gran abanico de oportunidades en medio de carencias en desarrollo que podrían estar afectando especialmente a quienes comercializan productos en suelo local; de modo que incentivar la comercialización de servicios más allá de la instalación de un “centro compartido”, sino bajo una iniciativa seria de fortalecimiento del sector servicios, principalmente con potencial de exportación, puede no solo encarar un replanteamiento en la estructura productiva, sino abrir oportunidades de empleo congruentes también con retos que presenta la cuarta revolución industrial.
Para cerrar por hoy, a todos nos encanta hablar precisamente de la cuarta revolución industrial, pero yo no veo al gobierno y tampoco me resultan muy tangibles los esfuerzos de la empresa privada costarricense en la ejecución de acciones concretas para que en vuelta de dos-tres décadas no enfrentemos tasas de desempleo peores que las que estamos observando ahora y no podamos siquiera decir que es un efecto coyuntural, porque para entonces el que no se sumó a tiempo a la era de la industria 4.0: morirá en el intento y esta no tendrá compasión ni de los que hoy se burlan de los compromisos que asumen con el país al estar fuera de las estadísticas de desempleo de hoy, sin merecerlo.
No se vale que se burlen de la población en materia de empleo. Necesitamos propuestas traducidas en hechos.
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