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Canciller Campbell

Luis Alejandro Álvarez [email protected] | Miércoles 31 octubre, 2018


Canciller Campbell 

El nombramiento de la Sra. Campbell como canciller de la República, la convirtió en la primera afroamericana en la historia de Costa Rica, en ejercer dicho cargo.

Pocos jerarcas han generado tantos titulares durante el breve tiempo de la Administración Alvarado, como la actual Canciller de la República.

No por cosas positivas, sino que estos se han dado en vista de nombramientos cuestionados a personas allegadas al PAC, a la administración que concluyó en mayo, así como a personas con vínculos personales, incluyendo a una ahijada suya y ahora hasta una hermana del autodenominado “ayatolá” de la ética, y fundador de su partido, que cómodamente calla.

La canciller Campbell, quien a su vez es primera vicepresidenta, en estos momentos se encuentra bajo tres sendas investigaciones, una de índole penal, iniciada de oficio por parte de la Fiscalía General, una ante la Procuraduría General, y la última, ante la Procuraduría de la Ética Pública.

Que estas investigaciones estén en curso, se dan por hechos que han sido cuestionados, y que deben investigarse.

No vale aplicar las cartas del racismo y la misoginia, que parecen utilizarse para distraer sobre estos nombramientos que se han cuestionado. Es temerario utilizarlas pues no existe la mínima señal que la fiscala Navas actúe bajo esos motivos.

No gratuitamente estamos en la “continuidad del cambio”, una prolongación de la antigua “Casa de Cristal”, que no fue más que una de las frases lindas que se caen bajo el peso de las acciones.

Quedaron atrás los días cuando a finales del siglo XX e inicios del siglo XXI, durante las administraciones Rodríguez Echeverría y Pacheco de la Espriella, cuando mediante los Concursos de Oposición hubo un esfuerzo para profesionalizar el Servicio Exterior.

Mediante dichos concursos en su momento se logró que ingresaran a la carrera diplomática 45 personas en el periodo 1998-2006, 47 en la subsiguiente 2002-2006, cayendo a 20 y 14 en las administraciones 2006 a 2014, y tocando fondo, a cero, durante la Administración Solís Rivera.

Estos números nos indican que quienes llegaron a ejercer el cargo que hoy ostenta la vicepresidenta Campbell, fueron dejando de lado la política de profesionalizar el Servicio Exterior, lo cual tenía por objetivo que ese Ministerio no se convirtiera en un botín político, y que a mediano y largo plazo estarían haciéndose nombramientos que recaerían en funcionarios con las capacidades para ostentar los cargos confiados.

Es un hecho público y notorio, incluso reconocido por ella misma, que la Canciller carece de la formación y la preparación para ejercer como la jerarca de las Relaciones Exteriores de Costa Rica.

Este hecho nos podría llevar a cuestionarnos el porqué aceptó tal nombramiento, e incluso el porqué se le ofreció por parte del Presidente de la República, a sabiendas de su falta de capacidades.

Hoy, pareciera que buscando curarse en salud, y en cierto modo para justificar los nombramientos de sus copartidarios, ya ha anunciado la Canciller que nombrará personas de otros partidos.

Su ahijada presentó la renuncia, aunque esto no vaya a borrar lo hecho.

Recordemos el principio de Peter, que resume en la frase: “En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia: la nata sube hasta cortarse”.




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