Con amor sí, con ira no
Candilejas [email protected] | Viernes 29 julio, 2016
Como tatuaje en relieve las púas marcaron la piel de sus rodillas a causa de los latigazos recibidos cuando niño, estigmatizándolo física y espiritualmente. Además, fue testigo de abusos contra su madre.
Hoy tiene 25 años y lleva tres encerrado en una cárcel del país, descontando una pena de 28 años por intento de homicidio.
Byron nació y se crió en un pueblo de San Ignacio de Acosta, caracterizado por gente noble y solidaria. Su padre no lo fue con él, tampoco con su progenitora; sino un verdugo. ¿Por qué? “Nunca es fácil decir con exactitud cuál es la causa de un determinado evento”, dice el psiquiatra estadounidense, especialista en neurociencia, Dr. Carl Fisher.
“Si hablamos de reproducción de conductas agresivas, Byron llegó a sufrir crueldad y maltrato”, explica la Dra. Elizabeth Ballestero, Gerente Técnica del Patronato Nacional de la Infancia, PANI.
La punición, según Ballestero, se diferencia del maltrato cruel porque se aplica para corregir una conducta incorrecta en el niño, no gratifica a quien la ejerce, al contrario, le produce sentimientos de culpabilidad que la hace volverle permitir al niño o niña repetir la conducta, produciendo confusión en el menor, pues éste no sabe si es bueno o malo aquello por lo que fue castigado inicialmente.
La neurociencia, especialidad médica que estudia el sistema nervioso central y las bases biológicas de la conducta, ha demostrado que en los infantes agredidos predomina el cerebro de sobrevivencia, dándose un “cambio en la epigénesis cerebral”, es decir, en su desarrollo y en el de la conducta.
A Byron “le faltó amor”, dice Ballestero y agrega: “quizá su madre lo amaba, pero si no podía defenderse ella misma de los ataques de su esposo, menos podía defender a su hijo. Byron aprendió que debía agredir para sobrevivir”.
La psicóloga especialista en modificación de la conducta, Dra. Marta Brenes, sostiene que “al nacer tenemos pocas conductas innatas, el resto son aprendidas. Según Bandura el aprendizaje se adquiere por observación, esto explicaría la repetición de patrones agresivos en niños o niñas”.
El castigo físico y el trato humillante son herramientas utilizadas ante la pérdida del control. “Es una forma dinámica de la necesidad que orienta la actividad de la persona, marcando la génesis de su conducta”, escribió el psicoanalista Sigmund Freud, citado por Gresle (1994). Según él, se trata del proceso psicológico de “identificación” del infante con quien lo cría, y que permite “la constitución de su conducta”.
Es por esto que el PANI desarrolla una campaña para educar con amor y no con ira. “El 60% de los costarricenses aún piensa en el castigo físico como método de disciplina, una cultura que debe cambiar…si yo le pego y le grito a un menor le estoy enseñando a hacer lo mismo”, dice Ballestero.
“El niño no debe ser obediente, sino autodisciplinado”, de esta forma, el PANI asegura que la persona fortalece su autoestima y controla sus impulsos cuando adulto. En cambio, la obediencia “es hacer lo que mamá y papá quieren, pero cuando no están, el niño tiende a quebrar los modelos”, explica Ballestero.
Los padres deben poner límites, y explicarlos con amor. Byron no tuvo esa oportunidad, solamente agresión. La ira que acumuló al ser cruelmente castigado y ver a su madre golpeada, la repitió al punto querer asesinar.
La campaña “Gracias por cuidarme” del PANI, pretende cambiar esta cultura en la dinámica familiar, para ello han constituido las “Academias de Crianza”, en donde los adultos son psicoeducados y están abiertas al público en general.
Hoy usted puede, quizá, evitar que sus hijos terminen en la cárcel. Tiene el poder de cambiar la agresión por amor, eliminando la ira como método de castigo. Está en sus manos.
Byron saldría de esa oscura y fría celda a la edad de 50 años, la carne exaltada por las púas morirá con él, pero se llevará a la tumba el dolor en su alma.
Carmen Juncos y Ricardo Sossa
Editores jefes y Directores de proyectos
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Fuentes: E. Ballestero, comunicación personal, 21 de julio 2016 (Instalaciones sede central del PANI, San José). / Gresle, Francois y otros. “Dictionnaire des sciences humaines”. Ed. Nathan, 1994. / Dr. Carl Fisher. Conferencia. Tomado de: http://www.amara.org/