COP16 en Colombia: Biodiversidad, más allá de lo verde
Jaime García [email protected] | Jueves 24 octubre, 2024
Colombia se prepara para recibir la 16ª Conferencia de las Partes (COP16) del Convenio sobre la Diversidad Biológica, que se llevará a cabo en Cali del 21 de octubre al 1 de noviembre de 2024. Este evento es de gran relevancia para América Latina, especialmente en un momento en que los desafíos en torno a la biodiversidad son cada vez más urgentes.
La biodiversidad de América Latina es única: la región alberga una riqueza de especies, ecosistemas y paisajes que no solo tienen un valor ecológico inmenso, sino que también son esenciales para el desarrollo económico y el bienestar social. Los recientes resultados del Índice de Desempeño Ambiental (EPI) 2024 de Yale resaltan tanto los logros como los retos en materia de conservación en la región. Nicaragua y Costa Rica, por ejemplo, se han destacado en el índice de Biodiversidad y Hábitat (BDH) a nivel global, ubicándose entre los mejores 40 países con un enfoque sólido en la conservación de 180 evaluados.
No obstante, algunos países como Uruguay (posición 151), México (posición 142), El Salvador (posición 132) y Guatemala (posición 131) enfrentan grandes desafíos. Estos países ocupan posiciones bajas en el ranking global de biodiversidad, lo que subraya la urgencia de fortalecer sus políticas de conservación. En este sentido, la COP16 representa una oportunidad para que toda la región reflexione sobre las estrategias necesarias para revertir la pérdida de biodiversidad.
Mucho Más Que una Cuestión Ambiental
¿Por qué es tan importante la biodiversidad? Además de ser una maravilla natural, la biodiversidad es clave para el desarrollo sostenible y la estabilidad socioeconómica. Los ecosistemas ricos en biodiversidad proveen servicios cruciales, como la regulación del clima, la purificación del agua, la polinización y la protección frente a desastres naturales. La pérdida de biodiversidad pone en peligro estos servicios, lo que podría afectar negativamente a sectores como la agricultura, la salud y la economía de millones de personas en la región.
Más allá de los beneficios ambientales, la biodiversidad también es un motor económico. El ecoturismo, por ejemplo, se ha convertido en una fuente importante de ingresos en países como Costa Rica, donde representa una parte significativa del PIB. Además, el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales puede generar empleos e innovación, desde la bioprospección (la búsqueda de compuestos útiles en plantas y animales) hasta la creación de productos farmacéuticos.
La Oportunidad de la COP16
En ese sentido, la COP16 no es solo un evento diplomático; es una plataforma para que América Latina lidere la conversación global sobre biodiversidad. Entendiendo que el gran reto actual de la región es generar prosperidad económica mientras se protege y restaura su biodiversidad. Para lograrlo, se hace imprescindible repensar los modelos de negocio tradicionales y apostar por enfoques sostenibles y regenerativos que no solo minimicen el impacto ambiental, sino que también contribuyan positivamente a la recuperación de los ecosistemas. Las siguientes recomendaciones de buenas prácticas ayudan a guiar a las empresas y gobiernos en este esfuerzo, creando valor social, ambiental y económico a través de la sostenibilidad:
• Integración de la biodiversidad en la estrategia empresarial: Incorporar la protección de los ecosistemas en la planificación de las empresas ayuda a mitigar impactos negativos y generar beneficios ambientales.
• Fomento de modelos regenerativos: Los modelos de negocio que restauran ecosistemas, como la agricultura regenerativa y la reforestación, protegen la biodiversidad y crean valor económico.
• Innovación en productos sostenibles: Desarrollar productos ecológicos, como empaques biodegradables o energías renovables, genera ingresos y cuida el medio ambiente.
• Alianzas para la conservación: Colaborar con ONGs, gobiernos y comunidades locales es clave para conservar la biodiversidad a través de proyectos de restauración y educación.
• Medición del impacto ambiental: Evaluar y reportar el impacto ambiental de las empresas permite ajustar las estrategias y maximizar los beneficios ambientales.
• Educación y sensibilización: Formar a empleados y comunidades sobre la importancia de la biodiversidad promueve una cultura de sostenibilidad.
Modelos de negocio sostenibles, como la agricultura regenerativa, ya han demostrado ser exitosos en algunos países. Sin embargo, el desafío ahora es expandir estas iniciativas a otros sectores económicos y escalar su impacto. No se trata de sacrificar lo social por lo verde, sino de crear realmente modelos sostenibles que produzcan valor ecológico y social. La COP16 representa una oportunidad única para que los gobiernos, las empresas y la sociedad civil colaboren en la creación de estrategias innovadoras que integren la protección de la biodiversidad con la prosperidad económica y el progreso social.
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