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Defiendo la ley que limita las pensiones de lujo

Rodolfo Piza | Jueves 13 octubre, 2016


Las reformas legales para poner límites a las pensiones de lujo cuentan con el respaldo del Partido Unidad. He señalado, y reitero, que esa medida es parte de la necesaria contención del gasto público y del recorte de privilegios insostenibles

Defiendo la ley que limita las pensiones de lujo

El propósito de la Ley impulsada por la Unidad Social Cristiana que impuso límites a las pensiones de lujo es claro, es sano y es consecuente con la situación del país y con los principios socialcristianos en los que creo.
Esta ley fue un paso firme en la dirección correcta, que cuenta con mi respaldo, y con el de todos quienes estamos conscientes de la necesidad de obtener un equilibrio razonable entre el deber de contener el gasto público, disparado en los últimos diez años por quienes han tenido a su cargo la administración y el gobierno de los asuntos públicos, y los derechos que fueron concedidos en exceso.
Las reformas legales para poner límites a las pensiones de lujo cuentan con el respaldo del Partido Unidad. He señalado, y reitero, que esa medida es parte de la necesaria contención del gasto público y del recorte de privilegios insostenibles, que nuestro Partido ha sido el primero en impulsar.
Por respeto a nuestro Estado Social de Derecho, respeto también el derecho que asiste a todas las personas —partidarias o no, amigas o no—, de acudir a los Tribunales de Justicia a plantear sus posiciones —aunque no las compartamos, y aun en el caso en que nos parezcan injustas—. Habremos de enfrentar sus posiciones, pero nunca debe perseguirse a una persona por acudir a los tribunales.
Discrepo de los recursos presentados y confío en que la Sala Constitucional respaldará la constitucionalidad de las leyes. La seguridad jurídica y las reglas del Estado Social de Derecho descansan en el respeto a la independencia de la Asamblea Legislativa y del Poder Judicial.
La Sala Constitucional ha recordado que “nadie tiene un derecho a la inmutabilidad del ordenamiento”, es decir, ningún pensionado tiene derecho a que las reglas no cambien. El respeto a los “derechos adquiridos” no implica que el monto de una pensión no puedan ajustarse legal y proporcionalmente. Las “personas tienen derecho a la consecuencia, … no a la regla” (ver Sentencia número 2765-97, citado en mi libro sobre Principios Constitucionales, IJSA, 2009).
Creo firmemente que es necesario recortar mecanismos de privilegio que son insostenibles y no guardan relación con la realidad fiscal. Por eso, las actuaciones de la fracción Unidad para controlar el gasto público y recortar las pensiones de privilegio han contado con mi respaldo.
Esos son los principios que defiendo. De manera que NO deben pervertirse mis palabras: Comparto el propósito y los objetivos de la ley que limitó las pensiones de lujo, y confío en que salvará el examen al que le han sometido los interesados. Los juicios personales, las presiones, y las poses populistas en esta materia sobran, y ya le han hecho bastante daño al país. Nunca he practicado la demagogia ni el despotismo, y no comenzaré a hacerlo ahora.

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