Del cielo a este lugar
Claudia Barrionuevo [email protected] | Lunes 11 mayo, 2009
Del cielo a este lugar
“¿Cómo fuimos a parar del cielo a este lugar en solo un segundo?” repite el estribillo de una canción. Evoca un amor perdido. Podría referirse a la caída de un helicóptero. O al desmoronamiento de una sociedad. La nuestra.
Los hechos son de sobra conocidos: casi 400 kilos de cocaína fueron encontrados en el Cerro de la Muerte.
El piloto: un joven tico muy experimentado y querido por sus colegas y ex compañeros de trabajo. Edgar Arguedas laboró durante 15 años en el Ministerio de Seguridad en Vigilancia Aérea. De los muertos no hay que hablar.
El helicóptero: días antes del accidente cambió de dueños. La gerente de Alterra en el aeropuerto Juan Santamaría y un mecánico de aviación, por medio de una no muy clara transacción con dineros provenientes de países remotos, son los actuales propietarios. Antes el helicóptero pertenecía a una sociedad anónima relacionada con el Hotel White House.
Para quienes no lo recuerden, el hotel White House se hizo tristemente célebre en octubre del año pasado cuando tres empleadas del casino fueron atacadas brutalmente y ajusticiadas. ¿La razón? Aparentemente realizar un paseo millonario que no pasó de los $200. Una de las muchachas murió y hoy su padre reclama justicia. Pero esa es otra historia. ¿O no?
Sobre el caso del helicóptero y la cocaína nuestra Ministra de Seguridad parece no saber nada. Da declaraciones contradictorias que luego se ve obligada a rectificar.
El conflicto entre el fiscal general y la señora Del Vecchio es cada vez más evidente. El señor Dall'Anese da declaraciones que tienden a contradecir lo dicho por doña Janina. Aunque ambos son descendientes de italianos no parecen estar de acuerdo en nada.
Y esa semana, al mismo tiempo que todos, ciudadanos y autoridades, nos enterábamos de la carga que transportaba el helicóptero siniestrado —y nos resultaba evidente por enésima vez que el narcotráfico internacional está establecido en Costa Rica—, conocimos las modificaciones que se hicieron en el proyecto de ley que pretende protegernos contra el crimen organizado.
Los cambios fueron realizados por dos de los pocos diputados que tiene el PUSC: Jorge Eduardo Sánchez y Bienvenido Venegas. Argumentaron conflictos constitucionales para presentar más de 100 mociones al expediente. Seguro que hay roces con la Constitución. Seguro que no quisieron favorecer a nadie.
Una de las organizaciones mafiosas que quedaron fuera del proyecto de ley es la de los ladrones de vehículos que sustraen más de 2 mil por año. Pocos días después de conocer los cambios que sufrió en la Comisión de Seguridad Ciudadana el texto original propuesto por el Poder Ejecutivo, el jefe de la Fuerza Pública de Tibás fue detenido por el OIJ, saliendo de una chatarrera en un carro robado. El policía alegó ser inocente. Todo es posible.
Hoy, en este país, todo es posible.
El fiscal general manifestó su molestia ante las modificaciones del plan que privilegia a los capo mafias. Incluso prefiere que el proyecto de ley —como está ahora— no sea aprobado.
Yo no puedo dejar de repetirme: ¿Cómo fuimos a parar del cielo a este lugar en solo un segundo?
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