Deporte rey
Marcello Pignataro [email protected] | Martes 25 marzo, 2008
Marcello Pignataro
La semana pasada Eduardo Baldares, en una de sus excelentes notas en LA REPUBLICA, nos mencionaba que nuestro deporte nacional —conocido en algunos lugares como fútbol—estaba dejando de ser buen negocio.
No deja de tener razón el informe en un campeonato en el que el líder le saca 15 puntos de ventaja a su más inmediato seguidor en la tabla acumulada y 11 en la tabla de grupo y está ganando sus partidos, como se dice popularmente, “caminando”. Aun así, Saprissa juega sobrado, les pasa por encima a sus rivales y ni siquiera puede llevar gente a su Estadio.
Es definitivo que en Costa Rica sobran equipos de fútbol y faltan canchas. Salvo la gramilla del Saprissa, el Morera Soto, el Lito Pérez, el Edgardo Baltodano (a veces) y el Rosabal Cordero, no creo que tengamos canchas de primer o segundo nivel en el país para jugar adecuadamente al fútbol.
Aquí tenemos un equipo de fútbol por cada 4.258 kilómetros cuadrados y por cada 334.681 habitantes. En España hay un equipo de fútbol por cada 25.230 kilómetros cuadrados y por cada 2.235.448 habitantes; en Italia es uno por cada 15.065 kilómetros cuadrados y por cada 2.907.386 habitantes. Si sacásemos la relación con respecto a nuestro país, posiblemente nos quedaríamos con solo dos equipos, y todos sabemos cuáles serían.
La propuesta de don Eduardo Li, presidente de la Fedefútbol, es una de las más razonables: hacer una clasificación de jugadores, tomando en cuenta ciertos parámetros, en A, B, C y D. A partir de ahí se haría una especie de draft de manera tal que todos los jugadores sean manejados por la misma Fedefútbol y se asignarían cantidades determinadas de jugadores A, B, C y D a todos los equipos —ojalá diez u ocho— de Primera División.
De esta forma se buscaría que los llamados equipos pequeños tengan la misma posibilidad de poseer jugadores de calidad en sus filas y la monotonía de los últimos cinco torneos cortos —todos de Saprissa— se rompiera. En los últimos años han sido muy pocos los equipos que se han atrevido a creerse grandes y que han estado muy cerca de campeonizar. Los casos de Pérez Zeledón y Santos son los más recientes.
Si se lograra esto del draft vendrían dos inconvenientes más. El primero sería en el tema de la infraestructura. Todos los equipos, dado que contarían con igualdad de condiciones en lo que a jugadores se refiere, deberían contar con estadios, canchas, vestidores y campos de entrenamiento similares. ¿Cómo se lograría eso?
El segundo tema vendría a ser cuáles equipos se quedan en Primera División y cuáles se van. Si se toma en cuenta el historial, se quedarían equipos como Carmelita —que ni siquiera tiene estadio propio— y se irían equipos de “lujo” como Brujas. Si se toman en cuenta los campeonatos obtenidos, mejor dejemos al Monstruo entrenando todo el año. Si se toma en cuenta cuál equipo está al día en sus obligaciones, tendríamos un campeonato jugado por San Carlos, Pérez Zeledón y la UCR.
El asunto se las trae, definitivamente.
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