El país está dolarizado
Carlos Denton [email protected] | Miércoles 19 febrero, 2020
Hace aproximadamente 14 años se cambió la política cambiaria de “minidevaluaciones diarias” a lo que el entonces presidente del Banco Central, Francisco de Paula Gutierrez, llamó una de “flotación entre bandas.” Desde que se estableció este sistema el resultado ha sido el de convertir a Costa Rica en uno de los países más caros del mundo y donde se va desarrollando una tasa de desempleo y subempleo del 24 por ciento. De la forma más sencilla se puede decir que el país, por más “esencial” que se declara, no es competitivo.
Sus productos y servicios en general son sustancialmente más caros que los ofrecidos por otras naciones, y los costos de operación local son severamente más altos.
Existen varias permutaciones de esta situación, donde el colón costarricense es moneda más fuerte que la mayoría de las en curso en el mundo. La más importante es que deliberadamente se ha ido convirtiendo la deuda pública de una en colones a una de dólares con el argumento que las tasas de interés son más bajas y se ahorra con esta conversión. Este argumento lo dio la ministra de Hacienda anterior cuando argumentó a favor de una emisión de bonos denominados en dólares y lo esboza el ministro actual.
Tienen razón estos ministros mientras que el colón se mantenga estable, pero la contracción económica y la tasa alta de desempleo son productos de esta dolarización. El país está en recesión en un momento cuando su socio principal, los Estados Unidos, está creciendo rápidamente y que está en capacidad de comprar todo lo que se le ofrece; pero no al precio que tienen que cobrar los exportadores nacionales.
Otra permutación producida por está dolarización es que los que compran y venden inmuebles y vehículos usan dólares para la moneda de la transacción. No se sabe con certeza, pero la cantidad de personas que no pudieran pagar sus deudas si el colón perdiera su valor es elevada. Algunos de los bancos locales pudieran sufrir pérdidas al reposeer propiedades y vehículos cuando sus compradores no puedan pagar lo que deben.
Ya está la deuda pública cerca del 60 por ciento del Producto Interno Bruto PIB; el gobierno necesita que no llegue a esta cifra porque tendrá que limitar gastos severamente causando aún más desempleo y más zozobra económica.
La administración actual tiene un objetivo actualmente y ese es el de llegar a 2022 lo más pronto posible y pasar la batuta a alguien diferente. El presidente Carlos Alvarado está diciendo que “heredó la hipoteca” y que no es su culpa que está la situación en tal nivel de peligro. ¿Qué habló Alvarado con su predecesor? ¡Son del mismo partido político! ¿No le contó Luis Guillermo Solís del problema cuando le entregó las llaves de las oficinas en Zapote? Todos conocemos la respuesta a esa pregunta y es “no.”
Tarde o temprano en algún momento se tendrá que devaluar el colón; probablemente será cuando ya ninguna entidad está dispuesta a dar prestado a Costa Rica. ¡Y allí el diluvio!
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