El reto de la salud para todos
Ennio Rodríguez [email protected] | Martes 05 septiembre, 2017
El reto de la salud para todos
“La CCSS es el pilar de la democracia social costarricense”, le escuché decir a don Luis Alberto Monge. En efecto, contribuyen trabajadores, patrones y el Estado, los dos primeros de acuerdo con su capacidad contributiva, tanto a pensiones como al seguro de salud. Es así como la Caja no solo garantiza el derecho a la salud, sino que, a la vez, contribuye a la equidad por los montos de las contribuciones dependientes de los ingresos, mientras que el disfrute de sus servicios es idéntico para todos. En una columna anterior me referí al IVM. En esta ocasión, hablaremos de salud.
El cambio en la expectativa de vida y el final del llamado bono demográfico constituyen, por sí solos, un reto para los servicios de salud de la CCSS que, sería de esperar que la pongan en estrés financiero y en los servicios. Este se expresa, en parte, en las listas de espera. Mientras en los países de la OECD, en 2014, las listas de espera para las cirugías programadas eran de 121 días, en la Caja eran de 200 días. Algunos datos muestran otras dificultades: en cuanto a camas hospitalarias tenemos 1,2 por cada mil habitantes, mientras Latinoamérica tiene 2,0 en promedio y la OECD 4,9. En lo que se refiere a médicos por cada mil habitantes Costa Rica tiene 0,7, Latinoamérica 4,1 y la OECD 4,6. Es decir, no solo está cambiando aceleradamente la pirámide poblacional, sino que también hemos invertido menos en camas hospitalarias y médicos (a pesar del desempleo de estos) que el promedio latinoamericano. Ahora bien, el gasto por asegurado ha crecido en un 58% desde 2009 a 2016, lo cual nos coloca con un nivel de gasto por encima de Chile, México y Perú. En conclusión, tenemos problemas de falta de inversión y de gestión.
Para atender el problema de las listas de espera (lo cual no significa reducirlas a cero como muestra la OECD), se trata de gestionarlas más eficientemente. Para ello, se deberán revisar las políticas, prioridades y presupuesto para la compra de servicios (por ejemplo: ultrasonidos, colonoscopias, gastroscopias, cistoscopias, etc.). En este sentido, me parece importante impulsar la expansión del modelo cooperativo para la prestación de servicios de salud y, así, dar empleo a jóvenes médicos. También se pueden determinar los rendimientos de producción versus la capacidad instalada y equipos médicos y los costos de procedimientos e intervenciones, en los distintos hospitales, para iniciar un proceso de homologación de las mejores prácticas.
Una fuente de posibles mejoras en la gestión de la Caja puede provenir de impulsar los procesos de automatización. Entre ellos, se debe acelerar la implementación del Expediente Digital Único en Salud; el EDUS está implementado en todo el primer nivel de atención y, de manera parcial en algunos hospitales. También se pueden implementar apps para todas las interfaces paciente-institución (existen algunas apps para listas de espera de cirugías y aplicaciones por medio de la página institucional). Finalmente, se pueden revisar los procesos de toma de decisión y gestión institucional (tales como compra y distribución de medicamentos) con miras a hacerlos más eficientes y determinar nuevas posibilidades de automatización.
Mientras se implementan mejoras de gestión, tales como las mencionadas y otras más, se deben ir definiendo los criterios para las inversiones en los distintos niveles de atención (son tres niveles de atención principales), de acuerdo con criterios demográficos y otros, para definir los faltantes en cada nivel. En particular, en la base de la pirámide (primer nivel) se deben fortalecer las labores de prevención. A su vez, revisar las capacidades resolutivas por nivel de atención y las dotaciones óptimas de recursos humanos y equipo correspondiente. Esto resultaría en una propuesta de especialidades, equipos, procedimientos e intervenciones para los distintos niveles que integran el sistema; en este marco se podría incluir el establecimiento generalizado de segundos turnos en las salas de cirugía y procedimientos.
Finalmente, deben valorarse las tendencias del cambio técnico y su impacto en la prestación de servicios de salud, tal como las posibilidades de robotización, la telemedicina y de tratamientos y procedimientos ambulatorios, la especialización de hospitales o la construcción de nuevos hospitales especializados, entre otros. Por su parte, el cambio demográfico significa que, además de la necesidad del fortalecimiento del Hospital Blanco Cervantes (en un lugar menos congestionado), debe impulsarse el fortalecimiento del desarrollo de sistemas de atención para los adultos mayores de tal manera que los tratamientos tengan seguimientos más efectivos y se fortalezcan las actividades de prevención. El reto de la salud para todos es un reto para todos.
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