El triunfo del FMLN
Arnoldo Mora [email protected] | Viernes 20 marzo, 2009
Arnoldo Mora
Desde julio de 1979 América Central no había escenificado un acontecimiento político que constituyera un cambio tan pletórico de expectativas como el que acaba de suceder en El Salvador. En ambos casos una organización guerrillera conquista el poder. Pero a nadie se le escapa se dan en circunstancias muy diferentes. En el caso de Nicaragua, el triunfo sandinista tuvo verificativo en medio de la Guerra Fría.
Este cambio de rumbo en la historia de nuestra región se logró mediante una victoria militar frente a una dinastía despótica que se había convertido en la columna vertebral del dominio imperial en una región considerada como su patio trasero. Con el ascenso a la Casa Blanca de Ronald Reagan se inició la guerra de los contras que desangró por diez años al hermano país del Norte. Luego de una década en el poder, los sandinistas fueron derrotados por la oposición conservadora no somocista. Hoy han vuelto al poder, pero configurando un gobierno de minoría y dentro de un contexto internacional menos hostil.
Por el contrario, el Frente Farabundo Martí de El Salvador, sin haber sido derrotado militarmente, firmó acuerdos de paz con sus adversarios poniendo con ello fin a la Guerra Fría en la región. La guerrilla salvadoreña se convertía en un partido electoral. Con ello lograba un indiscutible triunfo político, como era la instauración de una democracia formal por primera vez en la historia de ese sufrido y heroico pueblo. Su éxito fue enorme, pues se convirtieron en la segunda fuerza política del país (hoy son la primera) logrando ser la mayor en alguna ocasión en el parlamento y manteniendo siempre el dominio en innumerables municipios incluso de grandes ciudades.
Ahora ganan las elecciones gracias a una amplia alianza nacional con un candidato que no proviene de sus filas. Esta muestra de realismo político les ha permitido cosechar un éxito electoral que se basa en haber logrado atraer a fuerzas que hasta entonces les eran adversas. Tal es el caso de sectores de la Democracia Cristiana, de organizaciones provenientes de la socialdemocracia y disidentes de izquierda e, incluso, algunas figuras históricas de Conciliación Nacional, el partido de los militares.
Las fuerzas que hoy forman el nuevo gobierno provienen en, al menos, un 80% de la ex guerrilla de Frente Farabundo Martí, cuyo secretario general es el vicepresidente. El resto proviene de grupos que apoyan a Funes, sectores de la Democracia Cristiana encabezados por la familia de Napoleón Duarte y de otras figuras como Héctor Dada cuyo nombre se menciona como futuro Canciller. Un amplio abanico de grupos y personalidades independientes forman también parte de esa alianza nacional.
El triunfo de FMLN es considerado por la opinión pública mundial como la consolidación de la tendencia hacia la izquierda en América Latina. Se da en condiciones internacionalmente favorables desde el punto de vista político, pero muy desfavorables desde el punto de vista económico y social, dada la crisis del sistema capitalista. Sus repercusiones en el continente son mayores que el tamaño geográfico, económico y demográfico de ese minúsculo país. Por lo que no es exagerado decir que la geopolítica regional ha cambiado. ¿Cómo repercutirá esa situación en la política interna de Costa Rica?
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