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El comercio exterior costarricense (III)

Juan Manuel Villasuso [email protected] | Martes 25 agosto, 2009



Dialéctica
El comercio exterior costarricense (III)

La estrategia de apertura comercial de Costa Rica, en marcha desde mediados de la década de los años ochenta, ha traído consigo modificaciones significativas en el marco institucional y normativo y grandes variaciones en la política macroeconómica del país.
Pero las implicaciones de esos cambios no han sido solo en el ámbito económico, sino que han trascendido afectando otros aspectos de las relaciones sociales y políticas de la vida costarricense.
La “promoción de exportaciones”, la “liberalización financiera” y la “atracción de inversiones extranjeras”, que han acompañado durante estos años al proceso de apertura comercial, se han caracterizado por el otorgamiento de considerables incentivos y beneficios, especialmente fiscales, que han favorecido a grupos y sectores económicos que no solo han incrementado de manera sorprendente sus ganancias y riqueza sino también su influencia en la toma de decisiones, al tiempo que se han fortalecido como camarillas de presión y poder.
A la vez, la firma de acuerdos comerciales internacionales ha restringido el margen de maniobra del Estado para aplicar medidas que contribuyan al desarrollo con equidad y a mejorar la calidad de vida de los grupos más necesitados y vulnerables de la población, como lo son el impedimento para otorgar ciertos subsidios a los productores nacionales, subvenciones que sí conceden los países desarrollados a sus agricultores e industriales, o la imposibilidad de establecer “requisitos de desempeño” a la inversión extranjera.
Si bien desde la perspectiva de la política económica la estrategia de crecimiento basada en las exportaciones (export-led growth) muestra algunos resultados positivos para nuestro país, aunque reducidos desde el punto de vista cuantitativo, como señala el estudio de Emilio Medina publicado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), desde la óptica de la economía política los cambios que se han producido como consecuencia de la apertura comercial han tenido consecuencias más profundas en la sociedad costarricense.
Es por ello que las afirmaciones del profesor de Harvard, Dani Rodrik, resultan no solo pertinentes sino muy relevantes para el caso costarricense. Rodrik señala en su trabajo “Las reformas comerciales como reformas institucionales”:
“Lo que está en juego con las reformas que se realizan en el ámbito comercial (apertura comercial) es una profunda transformación de los patrones de conducta en el sector público y en las relaciones del gobierno con el sector privado y el resto del mundo”.
“Las reformas comerciales establecen nuevas reglas respecto a la toma de decisiones y ejecución de las política pública, imponen nuevas restricciones y preferencias para la política económica, crean nuevos ganadores y perdedores, y dan lugar a una nueva filosofía (junto con una nueva retórica) sobre el concepto mismo de desarrollo. Por lo tanto, las reformas comerciales terminan siendo mucho más que cambios en los precios relativos para convertirse en reformas institucionales de la mayor importancia”.
Es precisamente por estas modificaciones que se han producido en la institucionalidad, en las relaciones de poder y en la distribución social del ingreso nacional que el comercio exterior costarricense no puede valorarse únicamente examinando las cuentas de la balanza de pagos o los flujos de la inversiones extranjeras. Aunque esas estadísticas también las analizaremos.

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