El negocio de los títulos falsos
Arturo Jofré [email protected] | Viernes 02 noviembre, 2007
La proliferación de títulos y certificados falsos es un asunto al cual, a pesar de la gravedad, no le hemos dado suficiente atención. En la década de los 80 en Estados Unidos se logró disminuir considerablemente esta práctica gracias a los dispositivos del FBI, en que una comisión especial se dedicaba a investigar, denunciar y llevar a la justicia a los transgresores, los que en su mayoría eran condenados. Sin embargo, las nuevas tecnologías han puesto también a prueba el sistema y tanto en Estados Unidos como en Europa la lucha se centra en prepararse para enfrentar la arremetida de Internet como medio para facilitar la oferta de títulos y certificados falsos.
Este no es un fenómeno reciente, la diferencia es que los avances tecnológicos están creando una alarma mundial. Los métodos de enseñanza en línea, que están revolucionando la educación, lamentablemente también están siendo utilizados por falsas universidades que se crean en la web para otorgar títulos casi en el acto.
Las ofertas de la web no son improvisadas, es un negocio que se ha planificado sin descuidar detalles. Las páginas se presentan con excelente diseño, donde además la persona selecciona la universidad de la cual desea el título. Dice una de estas ofertas que cualquier título, hecho como si fueran auténticos, se obtiene solo por US$199.
Con el diploma en mano el nuevo profesional instala su consultorio, o bien postula con óptimas credenciales a alguna empresa. El fraude para la sociedad está consumado. El negocio, por su parte, hace una advertencia: “no asumimos ninguna responsabilidad si estos certificados o diplomas son utilizados de manera deshonesta o para perpetrar fraude”. Como se puede observar, hay que pagar ¢100 mil por un papel que solo servirá, en teoría, para hacer bromas a los amigos.
En estos días miles de estudiantes que están concluyendo la enseñanza media se preparan para los exámenes de bachillerato, después de un esfuerzo que iniciaron desde temprana edad. Otros comprarán su título de bachiller de secundaria y se sumarán a los cientos de títulos de bachilleres falsos que son detectados cada año en Costa Rica. Felizmente el sistema educativo ha creado buenos controles en este sentido.
Los centenares de títulos y certificados falsos que cada año ingresan a nuestro mercado son de todo tipo: de defunción, de matrimonio, de divorcio, de conducta, de licenciatura o doctorado. Unos los utilizarán para lograr trabajo, otros para ingresar al país, en fin. Lo cierto es que es hora de actuar, los tumores deben extirparse temprano y la impunidad está siendo una de sus causas. Tanto en Estados Unidos como en Europa se ha tomado conciencia de que esto debe ser enfrentado como país. En Costa Rica, el crear una comisión especial que analice desde distintos ángulos el tema y que haga propuestas concretas al respecto, es un buen inicio para comenzar la tarea.
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