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COLUMNISTAS


El "Pío Víquez" a Beto Cañas

Alvaro Madrigal [email protected] | Jueves 09 febrero, 2012



De cal y de arena
El “Pío Víquez” a Beto Cañas

Alberto F. Cañas ha recibido el Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez con la complacencia de la sociedad a la que ha dado sus luces por tantos años y con el aval del gremio mejor calificado para percibir el acierto de esta distinción.
El veredicto del Jurado justiprecia largas décadas dedicadas por el Lic. Cañas a trazar las líneas maestras de una profesión de aportes no siempre bien valorados a la calidad de nuestra sociedad. En la gestación de periódicos y revistas, en la dirección de diarios, en la instrucción del trabajo del reportero, en el ejercicio del periodismo de opinión, allí está la huella de don Alberto.
Quien se interne en este oficio debe auscultarla, para asentir o para disentir; no será tiempo perdido por provenir de una fuente de experiencia y cultura. Máxime en estos tiempos de bochornosa declinación de valores y de prostitución de la política en los que Costa Rica demanda un periodismo de sólido basamento e inoxidable estructura. Séame permitido soñar e imaginar a Alberto Cañas en sus mejores años, ahí en la dirección de un periódico respetable y respetado, independiente, con su implacable pluma denunciando sin dobleces, cálculos ni misericordias toda esa porquería que está arremetiendo contra el Estado Social de Derecho y los valores que lo inspiran, en cuyo esculpido participó.
Ante la conjura de esa runfla de intereses políticos y financieros ávidos de poder y ayunos de justicia social que está haciendo de esta una sociedad crispada, desigual e insolidaria, la prensa no debe ser indiferente pues de desencadenarse la violencia hija del hambre, la ignorancia, la enfermedad y la inequidad, ella puede resultar reprimida también.
Nos halagan los ímpetus depuradores del periodismo de investigación pero nos preocupan sus desviaciones. Compartimos las quejas de don Beto por la pobre calidad del periodismo, aquel de contenidos marcadamente sesgados a lo chabacano y puramente comercial, el que asigna más espacios a la farándula y al fútbol que a la marcha de la Asamblea Legislativa, el periodismo contaminado por los afanes de empresarios desvelados por defender sus intereses y por determinar la agenda nacional y la de los partidos políticos. Sus preocupaciones por la concentración de medios, por las distorsiones que en la cátedra que empobrecieron al periodismo, por la penosa incultura que se manifiesta en el gremio… Una prensa así, dijo una vez, algo tiene de enferma.
Con él pensamos en lo mucho que el periodismo ha aportado a la construcción de esta democracia. Mucho es, también, lo que puede perderse si se toman a la ligera los vientos de fronda que soplan sobre la profesión. No es de subestimar la vulnerabilidad de los medios concesionarios de una licencia estatal. O los que no pueden resistir el influjo perverso de una gruesa pauta publicitaria…. Hay que escarbar en los escritos de Alberto Cañas que tocan estos importantes detalles para encontrar que su paso por el periodismo no ha sido intrascendente.

Alvaro Madrigal

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