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Dialéctica

El pleito con Nicaragua

Juan Manuel Villasuso [email protected] | Martes 16 noviembre, 2010


La frase atribuida a Ricardo Jiménez de que en Costa Rica hay tres estaciones: la seca, la lluviosa y la de los pleitos con Nicaragua, ha sido una constante en las relaciones de los dos países centroamericanos.

Durante la dictadura de los Somoza fueron muchos los incidentes limítrofes y las invasiones del territorio nacional; y en las tres últimas décadas de preponderancia sandinista las cosas no han cambiado. Ahora se intensifican las tensiones.

Se esperaba que la resolución del año pasado de la Corte Internacional de Justicia zanjaría definitivamente las disputas, pero no lo ha hecho. ¿La razón? El río San Juan, más que un accidente geográfico fronterizo, constituye un argumento de la política interna nicaragüense, utilizado a conveniencia para distraer la atención y obtener apoyo popular.

En el actual conflicto, suscitado a raíz del dragado que realiza el gobierno de Nicaragua del río San Juan y la presencia militar sandinista en suelo costarricense (isla Calero), surgen múltiples interrogantes acerca de las motivaciones reales del régimen de Daniel Ortega, las consecuencias de esas acciones para Costa Rica y para la región y los mecanismos más adecuados para enfrentar la violación del territorio nacional.

El dragado del río. ¿Quiénes son los actores? ¿Un ex comandante opositor a Ortega que ofreció vender su alma al diablo y una draga “hechiza” construida por un ruso que vive en Chinandega, o son otros los genuinos protagonistas? ¿Cuál es el verdadero propósito del dragado? ¿Facilitar la navegación o modificar el curso de las aguas abriendo un nuevo canal? ¿Cómo conocer las consecuencias ambientales si no hay estudios que valoren el impacto ecológico? ¿Cuál es la magnitud del daño causado hasta ahora por la tala de árboles y el vertido de desechos en la margen costarricense?

La isla Calero. La territorialidad de la isla nunca estuvo en discusión hasta ahora. ¿Por qué cuestionar en estos momentos la soberanía costarricense con base en erróneos mapas no oficiales de Google, ya corregidos, y en traducciones antojadizas de laudo Alexander, desechando la evidencia de los institutos geográficos de ambos países?

La intervención militar. De existir alguna pretensión nicaragüense respecto a la isla Calero ¿por qué no la plantearon en La Haya en su momento utilizando la jurisdicción internacional? ¿Por qué enviaron tropas sandinistas y establecieron campamentos en la isla de manera provocadora? ¿Qué intención tienen al agredir a una nación sin ejército? ¿Buscan intencionalmente involucrar a otros países para ideologizar la disputa, mostrar las debilidades del sistema interamericano y crispar a Centroamérica?

La situación es compleja. Conlleva violación del territorio nacional, cuestionamientos de soberanía y repercusiones ecológicas ignoradas que pueden ser muy severas. Cada uno de estos aspectos debe abordarse con prudencia, lucidez y firmeza.

Hasta ahora el gobierno costarricense ha enfrentado el conflicto con seriedad atendiendo lo más urgente: el retiro de las tropas nicaragüenses del territorio nacional. No obstante, será necesario pensar en otras instancias y fueros si el régimen de Managua no atiende la resolución de la OEA. Después vendrán los otros asuntos.

Mientras tanto hay que evitar el extremismo y el falso patrioterismo; porque más allá de los pleitos estacionales, los conflictos fronterizos y los exabruptos oficiales hay dos pueblos que conviven y no deben ser víctimas de la xenofobia y la violencia.

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