Logo La República

Miércoles, 27 de noviembre de 2024



COLUMNISTAS


Es hora de amar, no de odiar

Miguel Angel Rodríguez [email protected] | Lunes 08 julio, 2019


Es hora de armonizar y construir, no de reclamar y recriminar

Nacimos signados por la fraternidad.

La independencia la recibimos declarada en Guatemala, pero fueron nuestros antepasados quienes empezaron a construir nuestros la República y lo hicieron con basamentos de fraternidad. En 48 días aquellos 50.000 aldeanos y campesinos fueron capaces de acordar nuestra primera constitución, a la que visionariamente dieron el sobrenombre de Pacto de Concordia.

Aquella sociedad, bastante igualitaria para inicios del siglo XIX, empezó a edificar su vida en libertad recurriendo a la fraternidad.

Nuestra historia debe ser guía para la actualidad.

Enfrentamos graves males que se han acumulado: desempleo e informalidad crecientes; pobreza estancada; una economía ralentizada; un estado pesado, ineficiente y deficitario; una inseguridad amenazante. Sabemos que el futuro nos amenaza con graves retos cuyas soluciones hoy debemos prever: calentamiento global; un acelerado y disruptivo cambio tecnológico; el envejecimiento de la población y el desfinanciamiento de la seguridad social y la atención de la salud. No podemos rehuir el desafío de adaptar nuestros servicios de educación, salud y seguridad ciudadana para enfrentar previsoramente los problemas actuales y los que amenazan nuestro porvenir.

Estas circunstancias las debemos enfrentar con la solución costarricense: uniéndonos para enfrentar racional y armoniosamente los problemas del presente, previendo las dificultades del futuro y actuando con gran solidaridad, con amor cristiano entre nosotros.

No queremos el odio para nuestra pacífica y fraterna Costa Rica El odio solo es capaz de destruir, hasta la propia vida. Con claridad lo enunció el Che Guevara: “Por encima de todo debemos mantener vivo nuestro odio y realizarlo hasta el paroxismo. El odio como factor de lucha. El odio Intransigente contra el enemigo, el odio puede impulsar a un ser humano más allá de sus limitaciones naturales y convertirlo en una máquina para matar, fría, violenta, selectiva y eficaz”.

El odio se impone cuando algunos de los grupos, justa o irrazonablemente enfurecidos, recurren a la violencia y atropellan los legítimos intereses y los derechos de otras personas a quienes se impide la libre circulación y el ejercicio de sus libertades que el estado debe garantizar.

Con odio se quebrantan nuestras instituciones democráticas y el estado de derecho y no se construyen soluciones. ¿Cuáles son las alternativas que los grupos que se sienten agredidos proponen? Tantas como los diversos grupos afectados, y ninguna que sea una solución para los diversos temas, ni que pueda configurar una “voluntad general” para orientar al país.

Erradiquemos la furia y el odio.

El gobierno también debe cambiar de rumbo. Debe enfocar su atención en los problemas de desaceleración económica, desempleo e informalidad. Los académicos debemos abandonar la torre de marfil y enfrentar con realismo y objetividad los problemas más serios que enfrenta la nación, deseosos de asumir nuestras responsabilidades. Los políticos debemos ser constructivos y no tratar de surgir destrozando a los demás. Los servidores públicos deben entender las demandas del bien común y no solo sus intereses sectoriales. Los productores deben responder a sus retos de ser eficientes y competitivos. Los ciudadanos debemos ser tolerantes y razonables, y dominar nuestras pasiones y toda violencia material y verbal. Y todos debemos respetar los derechos de los demás.

Para construir soluciones edifiquemos como nuestros antepasados, con cordialidad, fraternalmente, con amor.




NOTAS ANTERIORES


Liderar el cambio

Viernes 22 noviembre, 2024

Las empresas en Centroamérica están trabajando, cada vez más, en el liderazgo sostenible







© 2024 Republica Media Group todos los derechos reservados.