Formación de enfermeras, lo bueno y lo malo
Arturo Jofré [email protected] | Viernes 15 enero, 2016
El sello de calidad de los graduados de enfermería debería seguir los pasos de las escuelas de medicina y otras carreras de salud
Formación de enfermeras, lo bueno y lo malo
En las últimas décadas se ha producido un fenómeno interesante en varios países: la escasez de enfermeras. Esta es una excelente noticia para quienes tienen vocación, ya que el mercado ofrece buenas opciones de trabajo, de salario y de desarrollo profesional. No es fácil encontrar carreras que presenten un cuadro tan atractivo. Ejemplos: Estados Unidos, Chile, Costa Rica.
Hace varios años me reuní con autoridades de una importante universidad estadounidense que requería una gran cantidad de enfermeras para su hospital universitario. Se ofrecía un alto salario en dólares y becas para cursar alguna especialidad en la misma institución. El proyecto tuvo dos obstáculos: las graduadas tenían buenas oportunidades en Costa Rica y su inglés era débil.
En Costa Rica se gradúan un poco más de mil licenciadas en enfermería por año. El 93% de ellas se forma en universidades privadas, el 7% restante se gradúa en la Universidad de Costa Rica. De cada diez graduados, ocho son mujeres, es decir, se mantiene como una profesión mayoritariamente femenina.
A diferencia de otras carreras del área de salud, son muy pocas las carreras de enfermería que están acreditadas por el organismo oficial que evalúa la calidad de las carreras universitarias (Sinaes). Por ejemplo, en Costa Rica están acreditadas seis de las ocho escuelas de medicina; en cambio, en enfermería están acreditadas solo dos de las seis carreras existentes.
Lo anterior significa que solo dos carreras de enfermería han solicitado voluntariamente ser evaluadas por especialistas de acuerdo con criterios de calidad internacional. En buen romance, de 1.081 profesionales licenciados (año 2012), apenas 84 provenían de carreras acreditadas.
Cuando se pregunta a los profesionales en enfermería sobre los factores que más influyeron para ingresar a la universidad, el 56% le da una gran importancia a la cercanía geográfica de la casa de estudios y un 51% al costo de los estudios. Estos factores —no asociados a la calidad académica— son mucho menos citados por profesionales de otras carreras de salud. Lo anterior se basa en estudios realizados por el Consejo Nacional de Rectores (Conare).
La CCSS es el gran empleador, pero hay un auge de los servicios de salud privados, constituyéndose en fuentes de empleo cada vez más relevantes. En el estudio antes citado, el cual cubre ocho años de graduados universitarios, se determinó que quienes no han podido encontrar trabajo es menos del uno por ciento.
Enfermería sigue siendo una carrera con futuro desde la perspectiva del empleo. Si Costa Rica sigue constituyéndose en un centro de servicios de salud para norteamericanos y otros foráneos, las perspectivas tienden hacia un crecimiento del empleo profesional. Sin embargo, el sello de calidad de los graduados de enfermería debería seguir los pasos de las escuelas de medicina y otras carreras de salud. Salud sin calidad no tiene sentido. Hay que cambiar la tendencia.
Arturo Jofré
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