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Imbecilidad

Humberto Pacheco [email protected] | Martes 15 junio, 2010



TROTANDO MUNDOS
Imbecilidad

El Diccionario de la Real Academia Española la define, entre otras acepciones, como “alelamiento”. Dado que en la última semana se pusieron en evidencia muchos ejemplos, procedemos a listar algunos, junto con otros más viejos, y acompañarlos de algunos comentarios. No queremos plagiar al prominente autor latinoamericano ni a sus obras sobre el tema, sino resaltar la que en nuestro medio es una enfermedad sin vacuna. Ergo, he aquí algunos casos de alelamiento:
Con la experiencia de haber sufrido a través de muchos años decenas de derrumbes en la desastrosamente mal construida vía a Limón, hacer otra, que pretenden pasar por autopista, con los mismos exactos defectos de diseño y, para colmo, no detectarlos a lo largo de los 25 años que tomó su “construcción”.
Aceptar la concesión de obra pública de una muy defectuosa carretera, que no cumple con las más elementales características de seguridad para ser de peaje, sin parar mientes en los líos que eso podía traerles.
Legislar un requisito de tránsito para otorgamiento de licencias de conducir que, a diferencia del resto del mundo civilizado, se basa en el peso del vehículo, no en su carga útil; y por añadidura, colocar un vehículo deportivo de utilidad 4X4, como una Toyotona, en diferente categoría a la de un automóvil común y corriente, que podría ser hasta un enorme Mercedes Benz S, tan ó más pesado que la primera, ó a un Ferrari deportivo, tanto más peligroso de conducir.
Afirmar que es más complejo conducir el 4X4 que los otros vehículos solo para tratar de justificar los partes, sobretodo sí quien así se pronuncia es funcionario del COSEVI.
Multar al conductor de uno de esos 4X4 por no conducirlo con licencia B2, pero no permitirle hacer la prueba para obtenerla con el mismo vehículo pues no califica para obtener licencia B2! Una verdadera joyita.
Valerse de ese grueso error para, con eficiencia sadista- como fue el caso de la señora que reseñó la prensa- detener y emitirle partes a conductores que tienen licencia B1 y conducen un 4X4. Estos “repartepartes” se dividen en dos grupos, los amargados y- ay importante segmento- aquellos que buscan la chiza y hasta se enojan cuando les decimos que nos emitan el parte porque no compramos chorizo.
A los que digan que están cumpliendo con la ley hay que preguntarles porqué no tienen la misma diligencia para multar a los conductores que manejan por la izquierda; ni a los que, motivados por estos, tienen que “rayar” por la derecha; ni a los taxistas que constantemente se brincan los altos en San José; ni a los furgones que “rayan” en curva y “quítese, porque sí lo mato, me fallaron los frenos”.
Hacer a los conductores perder inadvertidamente su licencia B2 porque la encargada en el Banco de Costa Rica no sabe lo que está haciendo ni encuentra nuestro pago, en la misma institución, por renovación de licencia B2, por lo que decide unilateralmente que la que nos corresponde es B1 (por fortuna nos dimos cuenta a tiempo y le paramos el tiro, pero quien sabe cuantos perdieron la suya y ni cuenta se han dado).
Estar convencidos de que hay que conducir por la izquierda y “rayar” por la derecha (como sí fueran ingleses y contra lo que dice claramente la ley) y encima enojarse cuando les pitan para que se quiten del carril izquierdo.
Pintar en las carreteras rayas amarillas continuas interminables, en rectas interminables, con visibilidad interminable, como en la carretera Liberia-Esparza, obligando a los frustrados conductores a violar la ley para adelantar vehículos muy lentos.

Lic. Humberto Pacheco
[email protected]

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