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La democracia es una prioridad

Miguel Angel Rodríguez [email protected] | Lunes 16 octubre, 2017


La democracia es una prioridad

Es realmente lamentable la devastación causada por la tormenta tropical Nate. Por supuesto nada se compara con el dolor que sufren los familiares afectados por la muerte de las víctimas de este fenómeno natural. Pero están además el sufrimiento y las congojas de las personas que han debido trasladarse a albergues, las carencias de quienes han perdido sus bienes y medios de sustentación y el impacto en infraestructura y vivienda que deja el paso de Nate. Todas estas calamidades son de grandes proporciones.

Es por ello necesario que todos colaboremos solidariamente para la atención de las personas damnificadas, y que se generen los recursos adicionales a los que de ordinario están a disposición del Gobierno para atender esta verdadera emergencia nacional.

Por eso es muy entendible que en las redes sociales muchas personas clamen por que se cancele para las próximas elecciones el financiamiento público a los partidos políticos, y se destinen esos recursos a la recuperación de la infraestructura perdida.

Pero, ¿sería eso conveniente? Creo que no.

La democracia es una prioridad, y para su mejor vigencia es muy importante que al menos una buena parte del costo de las campañas políticas y de los gastos de operación de los partidos políticos sea financiado por el Gobierno, es decir por toda la colectividad, y no solo por intereses privados con sus legítimos pero propios intereses.

Esto ha sido bien entendido a lo largo de las últimas décadas en nuestro país. Además, pero mejorar el uso de esos recursos se ha ido disminuyendo a lo largo de los años la proporción de los ingresos estatales destinada a ese fin, y se ha ido regulando de mejor manera su uso para asegurar que no se desvíen esos recursos, y se dé su empleo en la finalidad legítima. Para el proceso electoral en curso y las siguientes elecciones municipales ya se rebajó la contribución estatal de un 0,19 a un 0,11% del PIB.

Debemos recordar que la democracia es una prioridad fundamental en nuestra patria. Ella nos garantiza la paz en el cambio de autoridades, y la participación de los ciudadanos en su selección. Permite el debate de ideas y propuestas y así concita la búsqueda de mejores políticas públicas. Y es una institución frágil que debe permanentemente ser protegida para asegurar su vigencia.

Sería lamentable que solo quien pueda obtener un amplio financiamiento de grupos de interés, que legítimamente los defienden en los procesos electorales y en la operación de los partidos, sea quien pueda organizar y mantener un partido político, comunicar a los electores sus posiciones y pedir el voto.

Recuerdo que hace ya varias décadas don Pepe Figueres ante una de las instancias en las que se redujo la proporción de recursos destinados a financiamiento de la política manifestó que si se dejaba de pagar la orquesta se iba a acabar el baile.

Ya bastante hemos perdido de la fiesta electoral con la eliminación del embanderamiento en lo cual me tocó ser parte pues lo acordamos en una campaña en que fui candidato presidencial. Ese paso lo promovimos por influencia muy justificada de Lorena que nos hizo ver la cantidad de personas que en cada campaña perdían la vida por subir a los tejados a poner las banderas y ser electrocutadas, al accidentalmente contactar los cables de conducción eléctrica. Esa sí es una justificación válida para disminuir la fiesta electoral. Pero eliminar los recursos públicos para las campañas política no se justifica.

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