La netiqueta en el trabajo
Eric Briones Briones [email protected] | Viernes 14 febrero, 2025
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Dr. Eric Briones Briones
Doctor y Profesor en Derecho Laboral
Cuando se habla de la netiqueta dentro de las relaciones laborales, se debe entender las reglas básicas, que deben imperar, a la hora de la utilización de las tecnologías de la información y comunicación, durante el ejercicio diario del desempeño laboral; consecuencia de la aplicación del desarrollo científico al trabajo. En sí, el concepto de netiqueta, es aquel destinado, a la forma de expresarse y el lenguaje permitido a la hora de utilizar medios virtuales (Facebook, correos electrónicos, WhatsApp, Instagram, etc.), a fin de tener una sana convivencia y relación con los demás.
Esto, viene a darse en complemento con los principios generales del derecho laboral, en el ánimo de obtener -inter partes- relaciones óptimas, que permitan un transcurrir continuo y posible, tanto en el empleo público, como privado, en donde medie la comunicación oportuna, con lealtad y buena fe. Véase así, entonces, conforme algunas herramientas tecnológicas, su buen uso.
El correo electrónico oficial en el trabajo, en primer lugar -dentro de estas reglas de comportamiento, en donde deben prevalecer la etiqueta o cortesía tecnológica- debe ser utilizado a la hora de enviar un mensaje, con letras en minúscula, correcta ortografía, tipo de letra legible y solo poner colores, cuando se requiera resaltar algo, para que el receptor le ponga mayor atención. En segundo término, tratar de revisarlo en horas laborales, de manera constante, para gestionar respuestas de manera oportuna a los intereses del transmitente; asimismo, procurar tener dentro del entorno de la bandeja, un orden, a fin de no confundir los correos revisados, con los que no se han visto y ante todo priorizar los mismos, para eso existen diversas opciones que posibilitan dicho control, dentro de la bandeja. Utilizar la aplicación de la programación, para no importunar con envíos fuera de horario laboral o descansos de los colaboradores. Cuando se esté fuera del trabajo, informar al remitente mediante un mensaje automático programado, con el fin de que sepa, que se contestará cuando se regrese a laborar, esto evitará -incluso dentro de la función pública- un posible amparo constitucional, por falta de respuesta oportuna, dentro del término legal.
En cuanto, al uso del WhatsApp institucional u otra aplicación similar, recordar, ser prudente, ya que es para fines de trabajo exclusivamente, no para agobiar, con chistes u otros mensajes de manera que no correspondan a lo estrictamente laboral. A la hora de, enviar un texto, ser prudente, recordando que, ante una posible fuga de información, por parte de uno de los usuarios autorizados, podría utilizarse esa información válidamente, dentro de un proceso disciplinario, conforme lo ha venido reiterando la Sala Constitucional. Y, por otro lado, la información debe ser breve, concisa y precisa, evitando incurrir en el envío de cadenas de mensajes interminables, de allí que hay que pensar antes lo que se va a enviar, para optimizar la herramienta y la fluidez de la comunicación entre las partes del grupo.
En general, los expertos recomiendan primordialmente estar actualizándose en el uso de estas nuevas herramientas, respetar los códigos de etiqueta, ser resilientes ya que esta es la nueva realidad y en caso de sustraerse a las mismas, se podría quedar excluido del trabajo. Ante todo, respeto a los demás, teniendo presente que es como si se hablara con el otro interlocutor de manera personal, ya que estas son las nuevas formas de comunicación, que las generaciones han aceptado de manera valida y eficiente, para el desempeño funcional.
Como complemento de lo anterior, entonces se comprenderá, que se debe ser prudente con la forma de utilizar estas herramientas y ante todo evitar caer en provocaciones, que vayan a desencadenar insultos y agravios a la dignidad de los demás, ya que -por ejemplo- esto puede ser utilizado posteriormente en contra de uno mismo, en vista que realmente los perfiles, son muy difícil que sean totalmente privados o a prueba de fugaz de información; sin obviar -por supuesto- las consecuencias legales, que existen dentro del ámbito tanto laboral como penal, a la hora de una transgresión de la privacidad de la ciudadanía.