La propuesta de Polo y otros asuntos
Alberto Salom Echeverría [email protected] | Viernes 16 agosto, 2024
Alberto Salom Echeverría
Natalia y Polo, se dirigieron al parqueo, se montaron en el vehículo del padre de Natalia que se lo había prestado, para todo el fin de semana; ella manejando con destreza se dirigió por la circunvalación con rumbo noroeste, hacia las montañas de Heredia, las cuales lucían esplendorosas esa mañana de viernes feriado tan despejada.
Jean Paul y Olga, los padres de Natalia, habían comprado un lote de una hectárea, en estas serranías, hacía más de una década. Unos dos años después, se decidieron a edificar una acogedora cabaña de madera, que pintaron café oscuro con los bordes y puertecillas protectoras de las ventanas de color verde, lo mismo que la puerta de acceso; sobresale por entre el techo de teja, una chimenea hecha con mampuestos, en este caso ladrillos de arcilla de color rojo, asegurados con argamasa. Esta construcción permite que, cuando la chimenea se enciende y emana humo sea más fácil que la casa y los alrededores boscosos se divisen en lontananza cuando el día está despejado; así, desde las bajuras meseteñas en el oeste, se ofrece una vista de singular belleza. Partiendo de estas tierras bajas, los turistas nacionales o extranjeros acceden por un par de carreteras secundarias bastante bien edificadas, ascendiendo ya sea por el pueblo de Barva, o por Vara Blanca, hasta llegar al mismo Volcán Barva a 2.906 m.s.n.m.
Cuando por fin llegaron, cada uno se hizo cargo de bajar sus pertenencias del automóvil; entonces Natalia abrió la puerta e ingresaron a la cabaña, Leopoldo enmudeció sobrecogido por cada detalle conque estaba decorado el interior de la vivienda. Natalia enseguida le indicó el cuarto, donde había una cama matrimonial, para que dejara su maletín, la cama matrimonial estremeció a Polo; por fin, el muchacho, diligente como es, se dirigió al vehículo para bajar la mercadería que habían comprado en Heredia.
- Luego, en cuanto estuvieron más cómodos, Leopoldo tomó de la mano a Natalia de una manera que no lo había hecho antes, y continuaron haciendo un recorrido por el resto de la cabaña no muy grande, pero sí tenía varios aposentos. - Aquí se ve la mano femenina en cada rincón, -dijo Polo queriendo congraciarse con Natalia. -
- Pues vieras que no es así -respondió Natalia sin tapujos. - La verdad es que mi padre intervino de manera muy contundente en toda la decoración de este interior, en mayor medida que mi propia madre. La habilidad creativa de mi papá -quiso profundizar- proviene de mi abuelo, que fue un artesano de la construcción en el pueblo francés donde ellos vivieron y en sus alrededores. Mi padre desde pequeño -continuó diciendo- lo acompañó en muchas de las edificaciones que le correspondió hacer al viejo, y, allí fue aprendiendo muy joven, igual que su padre lo había hecho, desde las tareas más rústicas y pedestres, hasta los acabados más delicados y la fina decoración final de las viviendas.
Esta forma directa de hablar de Natalia, muy propia de su cultura familiar, algunas veces desconcertaba a Leopoldo; pero, es por otra parte, la que provocó que se fijara en ella, primero como una amiga sincera, muy especial, y, poco después es la que hizo que se fuera sintiendo cada vez más atraído por esta mujer tan peculiar, poseedora de una simpatía y belleza naturales, sin rebuscamientos de ningún orden.
- Ah, con razón no me termina de gustar -dijo entonces Leopoldo con evidente tono bromista, puesto que se contradecía-
- Mmm, estate pícaro -respondió Natalia-
Era común en ellos una manera de tratarse como discutiendo sin discutir realmente, era una destreza curiosa que habían encontrado de acercarse el uno al otro…Se abrazaron con delicadeza, se besaron con intensidad, sintieron el amor en ebullición en cada cuerpo, en cada partícula; cada uno se sintió parte del otro, de la otra, de los dos, sin que fuera necesario decirse nada, porque llega un momento en el que las palabras no pueden describir ni alcanzar el éxtasis que se experimenta, ¿acaso por primera vez? La comunicación se hizo rigurosamente sensorial, sensitiva, completa, los dos se hicieron uno…y durmieron después, abrazados, fundidos, plenos de placer y felicidad.
Los amantes despertaron creyendo que el sueño había sido solo un instante fugaz; no fue así, el tiempo se había hecho inexplicablemente elástico; en realidad se desconectaron cerca de dos horas del mundo, entrelazados, solo existiendo el uno para la otra y a la inversa, sin que nada ni nadie mediara entre ellos, a excepción de sus propias cavilaciones oníricas, que también, cuando se las contaron, les pareció que saltaban de una cabeza a la otra, como si hubiese ocurrido una simbiosis total en sus vidas. En realidad, lo único importante para ellos ahora, es que se amaron como si solo una pareja de amantes existiera en el mundo. Todo lo demás se había evaporado y se convirtió en la nada.
-Polo fue el primero que se atrevió a hablar con temor de romper el ensueño. – Nati -dijo- fijate que es la primera vez que experimento todo esto…- ¿Cómo -inquirió Natalia- no me vas a decir que nunca tuviste una experiencia amorosa con nadie?
- Pues sí, vida, te lo digo -repuso Leopoldo- mis padres me introdujeron muy adentro la idea de que la sexualidad solo se experimenta cuando hay amor. - ¿Y cómo podés estar seguro -volvió a interrogar Natalia- que hay amor entre nosotros? -Eso se siente Nati -respondió Leopoldo, muy seguro de sí mismo. La respuesta sorprendió y sacudió a Natalia respecto de la idiosincrasia de Polo…Pero, prefirió guardar silencio.
Era cerca de las tres de la tarde cuando llegó Prudencio a tocar la puerta de la cabaña, a pesar de que tenía llave. Así era de respetuoso el campesino que estaba a cargo de cuidar la finca y “hacer el pedacito”, para mantenerlo bien chapeado y sembrado. Le habían solicitado que los llevara, si el tiempo lo permitía, a recorrer la finca boscosa y más allá. Natalia ya había hecho el recorrido otras veces, pero nunca teniendo a Prudencio a disposición de tan solo dos personas. Estaba ilusionada de que el campesino que sabía tanto de toda la vegetación y la fauna de la zona, lo tuvieran a disposición de ella y de Polo.
Leopoldo lo saludó cortésmente y simpatizó con don Prudencio desde el primer momento, mejor dicho, desde que el señor se le presentó. - ¿Cómo está joven? -saludó Prudencio levantándose el sombrero que lo acompañaba siempre, igual que su machete al cinto. –
-Muy bien, muchas gracias. -respondió Polo-
Notaron que el cielo estaba despejado y, para Natalia y Leopoldo no había visos de que llovería. Pero cuando se lo preguntaron a Prudencio, el campesino conocedor como nadie de la zona dijo: - Aquí “de un pronto a otro”, en el leguaje de los campesinos, se cubre el cielo de nubes, se encapota todo y “dícese a llover”. -advirtió el hombre con harta experiencia. -
Tan pronto estuvieron listos cada uno con sombrero y con las botas puestas los dos jóvenes, echaron a andar. Iban en “fila india”, encabezaba don Prudencio porque es el que “iba abriendo trocha” con su machete y para divisar cualquier novedad que pudiera aparecer en el bosque y señalarla de inmediato a los jóvenes; después Natalia y de último Leopoldo. Prudencio se había convertido por sus conocimientos, en uno de los principales guías turísticos de la zona.
La caminata resultó interesantísima y se extendió por dos horas y media. Los dos jóvenes llevaban su cámara fotográfica y pudieron obtener fotos de todo cuanto Prudencio les fue señalando. De camino pudieron ver a un “Tamandú” u oso hormiguero colmenero. Don Prudencio como gran sabio les explicó lo que quería decir el vocablo huetar “BalWack”. “Bal” significa oso, y “wack” quiere decir hormiguero. En tiempo de la colonia el vocablo fue transformado por los españoles en Barva o “pueblo del oso hormiguero”. También fue conocido en tiempos precolombinos, junto al Poás, como “Chibuzú”, nombre de origen cabécar que significa “montaña de Sibú”; padre y héroe de los indígenas costarricenses. El sitio era un lugar sagrado de los pueblos indios huetares y botos. En lo concerniente al volcán Barva, que esa tarde solo lo pudieron observar a la distancia, les explicó que hay varias teorías: la más aceptada es que el macizo no parece haber estado activo durante diez mil años. Otra versión habla de una erupción hace 6.050 años aproximadamente. Hay al menos una tercera más, recientemente descartada, que sitúa una erupción volcánica del Barva en el siglo XVIII. Un dato curioso -les expresó Prudencio- es que el territorio del volcán Barva es el más extenso de todos los volcanes de Costa Rica y posee 1.100 Km2. Es un tipo volcánico, -les narró el “guía”- de esos que llaman “escudo volcánico complejo”, pues posee varios conos, todos inactivos al igual que el propio volcán Barva. El día de hoy, el cráter principal del volcán está ocupado por una laguna rodeada por el bosque nuboso.
En el parque nacional “Braulio Carrillo”, al que pertenece el volcán Barva y sus alrededores -les expresó Prudencio- hay unas seis mil especies de plantas. Esto equivale más o menos a la mitad de todas las especies de plantas del país. Lo que encontramos son plantas características del bosque nuboso. Por eso vieron árboles como el cipresillo, el roble blanco y el cedrillo. Los tres “expedicionarios” se encontraron además con numerosos aguacatillos, cuyo fruto es un delicioso alimento para el imponente quetzal. En los alrededores de este volcán hay unas cien especies, correspondientes a variedades de epífitas, en la caminata realizada por ellos se encontraron con miles de plantas con musgo, líquenes, las preciosas orquídeas, los helechos y las bromelias. Hay más de 80 especies de aves, en la ruta avistaron varias parejas de quetzales, colibríes de diferentes tipos, el pájaro campana y las reinitas. En cuanto a las veinte especies de mamíferos que tiene la extensión del volcán, se toparon con decenas de monos cariblancos, pero no pudieron divisar al cacomixtle, un ágil trepador de árboles de hábitos nocturnos; ni las dantas o tapires, que tienden a ser animales solitarios; tampoco vieron coyotes, los cuales son preferentemente depredadores nocturnales, mientras de día se esconden en madrigueras abandonadas por los tejones, las marmotas los zorros o los zorrinos. Asimismo, esta vez no tuvieron suerte para ver saínos, ni jaguares en el recorrido guiado por Prudencio, por ser animales que se les ocultan a los turistas que los visitan.
En el decurso de la montaña, descendiendo, se encontraron, como es usual, importantes fuentes de acuíferos de agua potable que abastece casi toda la superficie de la Gran Área Metropolitana del Valle Central, pero también -puntualizó Prudencio- de otras regiones del país. Ninguno de los dos jóvenes era conocedor de esta característica tan importante de la zona.
Polo, acostumbrado a pensar y permanecer concentrado durante largos momentos, por su aprendizaje de la filosofía en la UCR, se sorprendió a sí mismo, varias veces, distraído con imágenes de Natalia y todo lo que acababa de suceder con ella. Le asaltaba con cierta recurrencia, la inquietud acerca de qué habría querido decir Natalia, cuando le espetó la pregunta de cómo sabía él que ella estaba también enamorada, ya en ese momento. El joven se sentía poderosamente atraído, y a la vez un poco inquieto. Natalia lucía más tranquila, quizás por atesorar un poco más de experiencia que Leopoldo en las lides amorosas.
Por fin, llegaron a la casa, ya prácticamente cuando anochecía y comenzaba a caer una llovizna muy propia de la región. Ambos, de manera afectuosa agradecieron al campesino por su guía y preocupación constante y, por atenderlos durante la marcha. Se despidieron con un apretón de manos y quedaron de verse al día siguiente.
Los amantes entraron a la casa y antes de acometer cualquier tarea se fundieron en un abrazo y un largo beso apasionado…estaban ansiosos por darse amor. Polo creyó que era solo él quien sentía un deseo peregrino en su corazón, pero Natalia le transmitió en ese instante exactamente el mismo sentimiento.
Leopoldo, todavía con su corazón palpitante y sediento de más amor, decidió encender la chimenea, en tanto Natalia ordenaba la mercadería en la despensa de la cocina. Lo siguiente, después de que se dieron juntos una refrescante ducha que les renovó las fuerzas fue la preparación de una suculenta cena. Natalia desconocía las habilidades culinarias de Polo, las que adquirió en su hogar desde muy joven, donde cocinó tantas veces para sus padres y hermanos adquiriendo una destreza refinada. Esta vez, se pulió con una lasaña que era uno de los platos preferidos de Nati. Ella, por su parte accedió a preparar la ensalada con un exquisito aderezo a base de vinagre, sal y aceite de último, porque así se realzan y combinan los matices de todos los componentes. Abrieron un vino francés que su padre le obsequió para la ocasión, un vino blanco “Zorzal Terroir Único”, Sauvignon Blanc.
Se sentaron a la mesa. Brindaron por ellos, por sus padres y por esa relación que nacía entre los dos y parecía fulgurante y venturosa. Entonces Natalia le pidió a Leopoldo que le contara de su propuesta.
Leopoldo logró salir un rato de su estado emocional de embeleso y describió la idea que había venido acariciando para todo el grupo desde hacía algunas semanas. Lo central consistía en crear una organización de sociedad civil e inscribirla para adquirir personería jurídica. La organización se abocaría a formar gente joven, de las universidades y los colegios, así como, preferentemente de barrios populares para inculcarles una cultura de paz y un programa para un desarrollo sostenible y sustentable con la naturaleza, con la vida. Ello implicaba -agregó Polo- emprender iniciativas diversas contra el calentamiento global y el cambio climático. Insistió mucho en que, si bien hoy muchos pueblos y naciones ya están padeciendo los efectos de este flagelo que experimenta el planeta, los más afectados, si no actuamos, en lo que nos toca, decididamente, serán las futuras generaciones, para quienes la vida se tornará en una quimera. Allí será cuando como dice la leyenda griega, -agregó el joven filósofo- aparecerá un monstruo que lanzará fuego por la boca, con la parte delantera de un león, el vientre de una cabra y la parte trasera de un dragón. Y luego, -derrochando erudición, terminó diciendo- como dice la leyenda, era la hija de Tifón y de Equidna, y tenía tres cabezas, una de cada uno de los animales que la componían.
Uuuau -prorrumpió Natalia como hechizada por toda la propuesta, pero especialmente por la leyenda, no obstante que no era muy dada a dejarse hechizar así no más-, que hermoso relato, Polo. Yo te lo suscribo ya.
-Polo rio satisfecho y dijo- pues me tenés que ayudar a que los demás lo acepten. Lo aceptarán, ya verás -dijo Natalia.
La noche se hizo corta para los amantes, que volvieron al éxtasis y a la pasión.
Este relato continuará
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