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La reforma al Reglamento Legislativo

Siany Villalobos [email protected] | Martes 26 febrero, 2019

Mucho se ha hablado referente a la reforma al Reglamento de la Asamblea Legislativa, quienes hemos tenido la oportunidad de conocerlo de cerca, ya sea desde la óptica de diputado (a) o de asesor (a) legislativo, tenemos claro que el mismo funciona si existe voluntad política, recuerdo claramente una reforma a la Ley de tránsito que se tramitó en 48 horas, en tiempo record, porque existía voluntad política, esa actitud demuestra que la herramienta de trabajo funcionaba a la perfección.

Sin embargo; es lamentable que tan apreciado componente como lo es la “voluntad política” se encuentre en vías de extinción y aún se empeora más cuando inician los fuegos electorales.

Así las cosas, no queda más que restringir los tiempos que históricamente se han proporcionado para el “terrorismo legislativo”, con evidencias insoslayables, muestra de ello, los recordados carretillos de mociones, o las interminables discusiones con transferencias de tiempo entre los diputados (as) en el Plenario Legislativo.

Es cierto que se requiere de un Parlamento más ágil, procesos más cortos y eficientes, pero sin atropellar la democracia y mucho menos a las minorías, importante recordar el refrán que dice “ despacio porque precisa”, correr a toda velocidad en la elaboración de la ley puede ser un error o mal consejero, los diputados y las diputadas deben discutir los proyectos, defender sus ideas y buscar la mejora en la creación de la ley, apresurarse puede ser un elemento detractor en la calidad de la Ley.

Con todo lo dicho anteriormente, no se oculta lo engorroso del proceso legislativo en la creación, modificación o interpretación auténtica de la ley, y que debe mejorar, así lo demandan los tiempos y la ciudadanía, sin perder de vista los equilibrios e irse a los extremos.

La reforma avanza a un buen ritmo y sin duda alguna pronto será aprobada en un único debate tal y como reza la constitución política en su artículo 124.

Esta reforma busca flexibilizar trámites reglamentarios abusivos, establecer plazos de asuntos legislativos y de control político.

Algunos de los cambios más relevantes en relación a la agilidad son: variación en los plazos para conocer y votar informes de las comisiones de consulta de constitucionalidad y de investigación, retrotraer un proyecto de segundo debate a primer debate, creación de un nuevo proceso abreviado para el conocimiento y votación de un proyecto de ley, establecer plazos perentorios a las comisiones para conocer y votar un proyecto de ley, entre otros.

Con respecto a eliminar prácticas abusivas, tenemos: se elimina la lectura de documentos en el Plenario, pero con la duda de que pasará con las respuestas de la Sala Constitucional referentes a consultas preceptivas, eliminación de votación secreta para levantamiento de inmunidades, adecuar plazos del uso de la palabra tanto en comisión como en el plenario, establecer término para presentación de mociones de forma y modificación en el plazo para mociones de reiteración, limitar la presentación de mociones de avocación y reducir a dos sesiones para la presentación de mociones de fondo en las Comisiones Legislativas Plenas.

En Control Político se busca el fortalecimiento al permitir que se discuta y vote los informes de las comisiones especiales de investigación, los informes de liquidación presupuestaria y por último se da la posibilidad al diputado (a) para que se excuse de votar un asunto que genere conflicto de intereses con sus parientes hasta tercer grado de consanguinidad o afinidad.

Esperando que se tomen las mejores decisiones por el bienestar de la población y el desarrollo del país, pese a que los actuales diputados aún no han pasado un año electoral en el recinto, faltando tan importante vivencia o experiencia y porque no se puede olvidar que es un poder eminentemente político.

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